La ubicación del reactor experimental de fusión nuclear en Francia siembra las discrepancias entre algunos ecologistas ecologistas y la industria del sector

Greenpace considera que el proyecto frenará las inversiones en energía renovables, las únicas que se contemplan en el protocolo de Kioto
Por EROSKI Consumer 30 de junio de 2005

La ubicación del reactor experimental de fusión nuclear (ITER) en la localidad francesa de Cadarache ha suscitado reacciones encontradas entre la industria nuclear española y los grupos ecologistas.

Greenpeace considera «aberrante» el presupuesto internacional a disposición del proyecto, unos 13.000 millones de euros, y la apuesta política de la Unión Europea por explorar la fusión nuclear como alternativa energética «limpia» e inagotable de futuro.

El responsable de la campaña nuclear de Greenpeace, Carlos Bravo, considera que la decisión del consorcio internacional, integrado por la UE, EE.UU., Rusia, Japón, China y Corea del Sur, frenará las inversiones en energías renovables y en tecnologías de eficiencia energética, únicas alternativas limpias y seguras contra el cambio climático, tal y como se contempla en el protocolo de Kioto.

Los ecologistas sostienen que las energías renovables tradicionales como la eólica, la solar o la biomasa son una realidad bien acreditada. La energía obtenida por fusión nuclear controlada y con perspectivas comerciales tan sólo es una hipótesis que lleva décadas rondando por la mente de científicos de todo el mundo.

Residuos

El ejemplo perfecto de reactor de fusión nuclear es el Sol pero, fuera del astro rey, Greenpeace duda de que un reactor de producción comercial sea tan limpio como lo pintan sus defensores. Según Bravo, generaría al año 200 toneladas de residuos radiactivos de media y baja actividad, e importantes cantidades de tritio. Se trata de un gas radiactivo peligroso para la salud.

Por el lado de la industria nuclear española, Eduardo González, presidente del Foro Nuclear, se congratuló del acuerdo y la designación de Cadarache como emplazamiento para el ITER. Recordó que el proyecto asigna a España la oficina europea que se encargará de su gestión, según el compromiso alcanzado con Francia y la UE para la retirada de la opción de Vandellós como posible enclave europeo.

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