El impacto de la crisis sobre las personas sin hogar influirá en el perfil de este colectivo para los próximos dos años. Por un lado, gente joven y con poco tiempo en la calle; por otro, personas que se habían insertado al conseguir trabajo y vivienda y que ahora vuelven a caer en la exclusión. Quien así se expresa es Sonia Olea, responsable de esa área en Cáritas, con motivo del Día de los Sin Techo 2009, que se celebra hoy bajo el lema «Su historia es parte de la nuestra. Todos contamos» para exigir otro modelo de sociedad. «Las personas sin hogar llevan muchísimos años en permanente crisis», asegura.
Si bien los efectos de la crisis aún no se han dejado sentir de lleno en este ámbito, la percepción de quienes trabajan con personas sin hogar y las crecientes peticiones de ayuda en los dispositivos de asistencia coinciden en anticipar un 2010 complicado. Ello se debe a que las actuales redes sociales y familiares de apoyo y los recursos y prestaciones no puedan sostener por más tiempo la situación de desempleo y sus consecuencias económicas. Los primeros avisos llegan ya en forma de bloqueo a la inserción sociolaboral de miembros del colectivo, para quienes, como remarca Olea, «no hay trabajo cuando completan su proceso de formación».
Además, «vuelve a la calle gente que había salido de ella y alcanzado cierta estabilidad», apunta la presidenta de la Federación de Asociaciones de Centros para Integración y Ayuda a Marginados (FACIAM), Rosalía Portela. Aunque el problema de raíz, apunta Hildegart Álvarez desde la Fundación Impulso Solidario, es que «todos los procesos de inserción son en precario», porque la integración se centra casi en exclusiva en el empleo y muchas veces no basta. «Sin una red social, con problemas de salud y de relación, esas personas son las primeras que caen cuando pierden su trabajo», agrega. La crisis no ha hecho más que acentuar esa vulnerabilidad, coinciden todos ellos.
Esta crisis «no ha nacido de la nada», sino «de un tipo de sociedad que se ha creado durante años» a golpe de manejos financieros descontrolados, aseguran desde estas organizaciones. Además, por primera vez en las últimas cuatro décadas, ni la desigualdad ni las situaciones de pobreza monetaria se han reducido en el ámbito español en un contexto de crecimiento económico prolongado durante varios lustros, tal como destaca el informe Foessa 2008.
La representante de Cáritas resume en dos los objetivos para la jornada de hoy. Uno, «hacer visible lo invisible», y más cuando «otras situaciones de exclusión ni siquiera tienen su día». Y otro, exigir el «acceso a los mismos derechos sociales» que el resto de la ciudadanía. Hay que «centrar la mirada» en el derecho a la diversidad, a partir de la previa igualdad, y en el derecho a la participación, clave para «sentirse parte de algo» y hacer realidad ese lema 2009 de que «Todos contamos», concluye.
