La técnica más empleada a la hora de realizar injertos en los árboles frutales es el injerto en corona.
Se trata de un método rápido y eficaz que no se suele emplear en jardinería por ser sus uniones más bastas y poco delicadas, lo que implica que no sea una técnica muy adecuada para las plantas. La mejor estación para realizar este tipo de injertos es a lo largo de la primavera, época en la que deberá podar la mayoría de las ramas de su árbol frutal, a excepción de una, que será la que injertará.
Realice un corte de unos 5 centímetros en la corteza de la rama seleccionada y escoja unas ramitas de un año y con el grosor de un lápiz y, al menos, tres yemas para injertarlas en la rama gruesa que no ha podado. Efectúe varios cortes levantando ligeramente la corteza de la rama e introduzca las ramitas que vaya a injertar, asegurándose de que entren en contacto con el cambium (la parte del árbol recubierta por la corteza).
Una el injerto con cinta de injertar, tapando todos los cortes para que no se deseque. Selle con pasta cicatrizante la parte superior y cuando llegue el invierno ya estarán formadas las nuevas ramas.
