El Consejo de Ministros de Medio Ambiente votó ayer en contra de autorizar la importación y el uso para piensos del maíz transgénico MON-863, desarrollado por la multinacional Monsanto. No obstante, no existió mayoría cualificada, sino sólo simple, en contra de esta autorización, por lo que la Comisión Europea puede todavía aprobarla.
Este producto, manipulado para resistir a un determinado gusano, es tan seguro como las variedades convencionales, según la Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria (EFSA, sus siglas en inglés). Sin embargo, este argumento no convenció a los ministros.
España, que se abstuvo en la votación, apoyó, sin embargo, una declaración planteada por Alemania para que el Ejecutivo comunitario tenga en cuenta un reciente informe de Monsanto que pone de manifiesto la aparición de efectos dañinos en ratas que fueron alimentadas con dicho maíz.
Los ministros de Medio Ambiente bloquearon además una propuesta de la Comisión para obligar a Austria, Luxemburgo, Grecia, Francia y Alemania a levantar diversas cláusulas de salvaguardia que les permiten prohibir la comercialización de maíz y colza genéticamente modificados.