El 47% de las familias con niños menores de 10 años afirma que sus hijos comen mal

Los problemas más comunes están relacionados con la poca variedad, la poca cantidad o que tardan mucho en comer
Por EROSKI Consumer 17 de diciembre de 2009

El I Estudio Nacional Pedisure sobre Niños Malcomedores, que acaba de publicar el Observatorio de la Nutrición Infantil Abbott, indica que un 47% de las familias españolas con niños de entre 1 y 10 años afirma que sus hijos comen mal: ingieren poca variedad, poca cantidad o tardan mucho en comer. El trabajo refleja que el 62% come despacio, que más de la mitad de los niños apenas comen verduras y frutas (52%) y que demuestran un gran rechazo a ciertos alimentos (50%). Estos comportamientos se agudizan en niños menores de tres años, se dan algo más en chicos que en chicas y también aparecen más en aquellos que son hijos únicos, según se observa en la encuesta.

Los niños comen muy poca variedad de alimentos y casi la mitad no llega a comer nunca determinados productos como son las verduras y legumbres (64%), el pescado (44%) y las frutas (40%). Los padres consultados señalan que sus hijos comen una media de casi nueve tipos de productos distintos, aunque la mayoría de ellos son lácteos y derivados, así como pastas, pan, patatas, etc. «Estos niños no tienen problemas a corto plazo, pero adquieren unos muy malos hábitos que no se van a solucionar en poco tiempo», advirtió el jefe de la unidad de Gastroenterología y Nutrición Infantil del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, el doctor Luis Ros. «Hemos observado que los niños que comen mal a los dos años, siguen igual a los siete, a los ocho y a los 10 años, y, casi con todo seguridad, seguirán igual cuando sean adultos», apuntó el doctor.

Realizada con 906 familias repartidas en Andalucía, Madrid, Galicia, Comunidad Valenciana, Cataluña y País Vasco, esta investigación tiene como objetivo detectar las causas del comportamiento del niño malcomedor y, en consecuencia, aportar una serie de medidas que ayuden a los padres a solucionar el problema. Por comunidades, son los niños de Cataluña los que peor comen (51%), seguida de Andalucía (47%), Comunidad Valenciana y Madrid (43%), Galicia (41%) y País Vasco (27%). Aunque, son los vascos y los catalanes los que más tiempo dedican a intentar que sus hijos coman, con 49 y 45 minutos de media. Por detrás se encuentran valencianos (44 minutos), andaluces (42), madrileños (41) y gallegos (33). No obstante, aunque la media se encuentra en los 40 minutos, un 31% come en menos de 30 minutos, mientras que un 22% tarda más de 50 minutos.

El psicólogo infantil Luis Torres Cardona señaló que «cuando transcurran los 20 ó 25 minutos que debe durar la comida, si el niño se ha negado a comer en ese tiempo, se le debe retirar el plato de la mesa sin provocar discusión o manifestar enfado». La encuesta indica que el 90% de los padres admite que se enfada con sus hijos ante el rechazo de la comida o si se prolonga en exceso el tiempo para comer, mientras que en el 40% de las ocasiones la hora de comer termina en enfrentamiento. Además, se observó que un 60% de los padres fuerza a sus hijos a comer, aunque comunidades como Andalucía (69%) y Madrid (64%) superan la media. Además, al menos un 43% los castiga cuando comen mal.

Los autores del estudio explicaron que esta situación se debe, en gran medida, a una falta de hábitos. Además, en muchas ocasiones está provocado por el continuo consentimiento a los caprichos y deseos de los niños, así como por la necesidad de llamar la atención en el niño y de la imitación de los hábitos alimentarios de los progenitores. Para solucionar este problema se recomienda a los padres acudir a un profesional (pediatra, pedagogo o psicólogo infantil) que «va a tratar de disminuir la angustia que el problema puede generar en la familia», explicó Torres. También indicaron que es necesario aplicar un proceso de reeducación alimentario en el que se instauren los buenos hábitos de comida, pero para ello «los padres deben de ser consistentes, pacientes y firmes». Otra de las medidas que se recomiendan es establecer unas normas y una disciplina en cuanto a las comidas, respetar unos horarios y unas costumbres en la mesa, así como tratar de felicitar al niño cuando come.

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