Por qué el exceso de sal puede aumentar el riesgo de tener diabetes tipo 2

Reducir el consumo de azúcar es vital para prevenir la diabetes tipo 2, pero controlar la ingesta de sodio también es crucial, según desvela un estudio reciente
Por Sonia Recio 10 de abril de 2024
exceso de sal y diabetes
La diabetes mellitus tipo 2 se caracteriza por tener niveles elevados de azúcar en sangre (hiperglucemia) y resistencia a la insulina. Aunque los factores que desencadenan esta enfermedad se desconocen, los especialistas han identificado ciertos hábitos que aumentan la predisposición a desarrollar esta patología. Y la dieta es uno de los más importantes. No solo supone evitar el consumo desmedido de azúcar, sino también moderar la ingesta de otros alimentos y compuestos como la sal. Un estudio realizado por la Universidad de Tulane en Nueva Orleans (EE. UU.) ha encontrado una relación directa entre el exceso de sodio y un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

¿Qué es la diabetes tipo 2?

La diabetes mellitus tipo 2 constituye la forma más común de diabetes, representa entre el 80 % y el 90 % de todos los casos reportados. Esta enfermedad se desarrolla principalmente en la edad adulta, aunque la incidencia en la infancia ha aumentado debido a la obesidad infantil

Esta patología crónica se caracteriza por niveles elevados de glucosa en la sangre debido a la incapacidad del organismo para producir o utilizar adecuadamente la insulina. Con el tiempo, estas cotas altas pueden derivar en trastornos del sistema circulatorio, nervioso e inmunitario.

Los factores de riesgo para desarrollar diabetes tipo 2 incluyen el sobrepeso u obesidad, la acumulación de grasa (principalmente en el abdomen en lugar de las caderas y los muslos), no realizar ejercicio físico, la herencia familiar (si uno de los padres o hermanos la padece), la edad (el riesgo aumenta a partir de los 35 años) y, en el caso de las mujeres, haber tenido diabetes gestacional o haber parido a un niño con un peso superior a 4 kilos.

¿Qué relación hay entre la diabetes y la sal?

El sodio es un mineral esencial para la salud humana, está presente en los alimentos. Cumple diversas funciones fisiológicas, como el mantenimiento del equilibrio de líquidos, la homeostasis celular y la absorción de nutrientes. La sal, compuesta por sodio y cloruro, es la forma más común de consumir sodio «añadido» en nuestra dieta; a veces, sin ser conscientes de ello.

Agregar demasiada sal a nuestras comidas no es recomendable. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 1,89 millones de muertes al año están relacionadas con una alta ingesta de este condimento. Por ello, la OMS recomienda limitar el consumo de sodio a menos de 2.000 miligramos, lo que equivale a aproximadamente 5 gramos de sal (menos de una cucharadita). 

Un exceso de sal en la dieta puede elevar la presión arterial, lo que aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Además, la hipertensión comparte numerosos factores de riesgo con la diabetes, como la obesidad, la falta de actividad física y una dieta poco saludable.

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Imagen: Getty Images

Quitar el salero de la mesa para prevenir la diabetes tipo 2

Hasta el momento, pocos estudios han logrado establecer una relación directa entre la ingesta de sal y el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, en parte debido a las dificultades para medir la cantidad diaria de consumo de este condimento. Sin embargo, una investigación llevada a cabo por la Universidad de Tulane en Nueva Orleans (EE. UU.), publicada en Mayo Clinic Proceedings, ha logrado demostrar esta conexión.

El estudio involucró a más de 400.000 adultos inscritos en el Biobanco del Reino Unido, quienes fueron encuestados sobre su consumo de sal. Durante un periodo de seguimiento medio de 11,8 años, se observaron más de 13.000 casos de diabetes tipo 2 entre los participantes.

🧂 Conclusiones del estudio sobre ingesta de sodio y riesgo de diabetes tipo 2

Estas son las principales conclusiones de la investigación:

  • La ingesta de sodio a largo plazo se asoció con un mayor riesgo de padecer diabetes tipo 2. Esta relación fue independiente de los factores de estilo de vida, socioeconómicos y de otras circunstancias de riesgo tradicionalmente vinculados a la diabetes mellitus. 
  • Comparado con aquellos que «nunca» o «rara vez» consumían sal, los participantes que la tomaban «a veces», «normalmente» o «siempre» tenían, respectivamente, un 13 %, 20 % y 39 % más de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
  • La sal promueve el consumo de porciones más grandes de alimentos, lo que aumenta las posibilidades de desarrollar factores de riesgo asociados con la diabetes tipo 2, como la obesidad y la inflamación. En particular, el estudio encontró una asociación directa entre la ingesta frecuente de sal, un índice de masa corporal (IMC) más alto y una mayor relación cintura-cadera.

Tal y como afirma el doctor Lu Qi, autor principal del estudio, presidente distinguido de HCA Regents y profesor de la Facultad de Salud Pública y Medicina Tropical de la Universidad de Tulane, «si bien ya conocemos que limitar la sal puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares e hipertensión, este estudio demuestra por primera vez que retirar el salero de la mesa también puede contribuir a prevenir la diabetes tipo 2».

consumo excesivo de sal y diabetes
Imagen: RitaE

Síntomas de la diabetes tipo 2

Uno de los mayores problemas de la diabetes tipo 2 es que en las etapas iniciales la enfermedad no presenta síntomas evidentes. El diagnóstico solo puede confirmarse a través de un análisis de glucosa en la sangre, lo que significa que muchas personas descubren que tienen esta patología únicamente durante un chequeo rutinario.

Los síntomas asociados con niveles elevados de azúcar en sangre son:

  • Poliuria (necesidad frecuente de orinar)
  • Polidipsia (sed excesiva)
  • Mayor sensación de hambre
  • Pérdida de peso
  • Cansancio o fatiga excesiva
  • Infecciones frecuentes
  • Entumecimiento u hormigueo en las manos o los pies

La diabetes tipo 2 no tiene cura. Sin embargo, llevar una alimentación adecuada, perder peso y realizar ejercicio físico regularmente pueden ayudar a controlar la enfermedad. En caso de que estas medidas no sean suficientes, pueden ser necesarios medicamentos para la diabetes o incluso tratamiento con insulina con el fin de mantener los niveles de glucosa en sangre en rangos adecuados.

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