Frutas: cuatro momentos para aumentar su consumo

Algunas frutas están indicadas como apoyo dietético para la mejora o curación del ácido úrico elevado y la litiasis renal, el estreñimiento, la salud coronaria y de los ojos
Por Maite Zudaire 13 de septiembre de 2012
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Hay momentos en la vida o circunstancias de enfermedad en las que los alimentos no solo interesan por su composición nutricional, sino también por su valor terapéutico. En estos casos, alguno de sus componentes hace una labor relevante en la mejora del malestar, acelera la curación de determinadas enfermedades o, cuando menos, limita su empeoramiento. La selección concreta de unas frutas frente a otras en determinadas situaciones es un claro ejemplo del apoyo de los alimentos en la curación y mejora de ciertos trastornos. A continuación se describen cuatro momentos concretos en los que conviene comer más fruta.

Cuatro momentos en los que conviene comer más fruta

Comer más fruta de lo acostumbrado es muy útil frente a dolencias como hiperuricemia, litiasis renal, hipertensión, estreñimiento o degeneración ocular

Comer más fruta de la cantidad que se acostumbra a consumir, hasta alcanzar las recomendaciones aceptadas y propuestas por la OMS (400 gramos de frutas y verduras diarios), está justificado en todos los casos y, en particular, ante ciertas dolencias.

  1. Frutas para el ácido úrico elevado y la litiasis renal (o piedras en el riñón). Las frutas contienen ácidos orgánicos (como el cítrico o el málico) que tienen la particularidad de alcalinizar el medio interno y también la orina.

    • Al consumir fruta se orina más cantidad y se expulsan sales disueltas, unas sales que, si se acumulan en exceso, resultan perjudiciales (uratos).
    • Quienes tienen dolencias articulares, como la artritis por acumulación de ácido úrico, también se benefician del consumo diario de fruta fresca y de temporada.
    • Entre todas ellas, las cerezas contienen un tipo de compuestos fenólicos, los hidroxicinamatos, con efectos antiinflamatorios comprobados y con acción depurativa, como la reducción significativa de la concentración de urato sérico. En consecuencia, comer cerezas durante la corta temporada de estas frutas estivales tiene un beneficio añadido en estos trastornos concretos.
  2. Frutas para el estreñimiento por falta de fibra. El estreñimiento se debe a múltiples causas, desde una intolerancia alimentaria hasta situaciones fisiológicas concretas como el embarazo, aunque la más común es una ingesta insuficiente de fibra. Las frutas contienen fibra soluble e insoluble. La primera, más concentrada en la pulpa y la última, más abundante en la cáscara o en la piel, con efecto laxante.

    • La fibra soluble tiene la funcionalidad de captar agua y aumentar el volumen del contenido fecal. Esta acción se ve reforzada porque este tipo de fibra es fermentada por las bacterias del colon que forman gases, provocan un mayor movimiento intestinal y favorecen la evacuación. Por medio del consumo justo de fruta como fuente de fibra es posible mejorar muchos casos de estreñimiento y se aligera la sensación de tripa hinchada.
    • Si se padece estreñimiento, puede ser más conveniente comer la fruta bien lavada y con piel para aportar al organismo los dos tipos de fibra y sumar el efecto laxante.
    • Unas frutas que no pueden faltar por su potente acción laxante son las ciruelas, ya sean frescas, secas, en compota, en forma de dulce natural o de mermelada. La sinergia de sus componentes (fibra, sorbitol y derivados de la hidroxifenilxantina) tiene un mayor efecto en la estimulación de la actividad de los músculos del colon y favorece de manera natural el proceso de evacuación.
    • Del conjunto de frutas, las de mayor contenido en fibra son las frutas del bosque, como grosellas, frambuesas y moras (unos 6-7 g de fibra/100 g), la naranja (8 g/100 g), la granada y el kiwi (3 g/100 g). La cantidad de fibra que aportan el resto de frutas ronda los 2 g/100 g.
  3. Frutas para la salud coronaria: control de la hipertensión y el colesterol. Potasio, magnesio, folatos y antioxidantes como antocianinas y carotenos (luteína y zeaxantina) son compuestos naturales presentes en las frutas, que tienen la cualidad de reportar grandes beneficios en la prevención y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares.

    • La mejor selección para estas situaciones son las frutas de colores más llamativos que responden a un mayor contenido de pigmentos colorantes antioxidantes: frambuesas, grosellas, fresas, moras, arándanos, sandía, etc.
    • El consumo de antocianinas se asocia a un menor riesgo de desarrollar hipertensión arterial. De igual modo, aunque por distintos mecanismos biológicos, se ha observado que la ingesta aumentada de magnesio y potasio se relaciona de forma inversa con la hipertensión arterial.
    • Los folatos se han revelado como protectores cardiovasculares en tanto que la deficiencia de esta vitamina se asocia con un aumento plasmático de homocisteína. Las investigaciones recientes asocian el incremento de este compuesto con un mayor riesgo de accidente cerebrovascular, infarto de miocardio y otras patologías cardiovasculares.
    • Las fresas y fresones, junto con frambuesas, naranjas, mango, melón y kiwi son las frutas más ricas en folatos, por lo que su consumo redunda en una mayor protección cardiovascular.
  4. Frutas para la salud de los ojos. Los carotenos de las frutas y hortalizas tienen capacidad antioxidante. Esto redunda en una mayor salud ocular, ya que protege la mácula o parte central de la retina y el cristalino de la acción oxidante de la luz.

    • La luteína es muy abundante en los frutos del bosque (moras, arándanos, frambuesas y fresas silvestres).
    • La zeaxantina sobresale en naranjas y melocotones en comparación con el resto de frutas. Estas serán las frutas elegidas si se sufre algún tipo de degeneración ocular o se tienen antecedentes de tales trastornos.
Frutas depurativas

El tabaco, el alcohol y otras drogas hacen que se sobrecargue la capacidad hepática y de otros órganos para depurar el cuerpo de desechos. Ciertos medicamentos, como el paracetamol, entre los más consumidos y conocidos, resultan también tóxicos para el hígado, por lo que su uso cotidiano o su abuso compromete la función hepática. En otros casos, por prescripción médica, se debe tomar una tanda importante de medicamentos… Por una u otra razón, con el tiempo, el cuerpo se siente intoxicado, una sensación que en ocasiones se identifica por síntomas como prurito o picor en la piel, dolor de cabeza, fatiga, malestar digestivo con pérdida de apetito, náuseas o vómitos. En estos casos, es aún más necesario aumentar el consumo de fruta fresca y de temporada.

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