Los conserveros españoles se enfrentan a una posible crisis por la pérdida de mercados y la disgregación del sector

El presidente de la patronal señala que "los problemas no son graves, pero si no actuamos ahora podemos lamentarlo"
Por EROSKI Consumer 16 de febrero de 2002

La inquietud vuelve al sector de la conserva vegetal ante la aparición de los primeros indicios de agotamiento tras la etapa boyante que registró en los últimos años del pasado siglo. El presidente de la Agrupación de Conserveros de Murcia, Alicante y Albacete, José García Gómez, resta gravedad a la situación, pero admite que el sector no da para más.

«Estamos en un buen momento, pero somos un sector maduro que ha tocado techo -comenta García Gómez-, y tal como está el mercado mundial de la conserva sólo podemos consolidar nuestras posiciones». «Este es el momento clave -añade-, o adoptamos medidas ahora, que aún estamos fuertes, o podemos lamentarlo en el futuro».

Posiciones que aún son de un claro liderazgo mundial, pero que están siendo amenazadas por la irrupción de nuevos países y la concentración cada vez mayor entre los proveedores, agricultores y distribuidores, lo que acentúa la debilidad de las conserveras debido a su disgregación.

Los problemas financieros han empezado a aflorar en algunas empresas, como consecuencia de las inversiones realizadas en los últimos años para modernizar las instalaciones y la coincidencia de unas malas campañas de mandarina y melocotón, dos de los productos estrella del sector.

De los más de 60 millones de euros que supuso la campaña de la mandarina en 1998, en la que la conserva murciana mantiene una hegemonía mundial, se bajó a los 44 millones en el 2000 y se espera un nueva caída del 25% en la última campaña, debido a la entrada de China en el mercado mundial, favorecida por el trato preferencial que le concede la Organización Mundial de Comercio.

En el caso del melocotón, han sido los bajos precios de las conserveras griegas los que han arrebatado a Murcia una parte del importante mercado alemán.

El presidente de la Agrupación de Conserveros se lamenta de que «nos hemos convertido en almacenistas y banqueros de los distribuidores, porque fabricamos en dos meses lo que vendemos en diez, y mientras tanto el almacenamiento corre de nuestra cuenta».

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