Efecto Ghibli: ¿estás poniendo en riesgo a tus hijos en las redes sociales?

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Desde su fundación en 1985 por Hayao Miyazaki, Isao Takahata y Toshio Suzuki, Studio Ghibli ha marcado la historia de la animación con un estilo visual único: fondos exuberantes pintados a mano, personajes expresivos y atmósferas envolventes que han dado vida a filmes clásicos como ‘Mi vecino Totoro’ y ‘El viaje de Chihiro’. 

Ese mismo encanto visual ha traspasado la pantalla y se ha convertido en tendencia en las redes sociales con el llamado “Efecto Ghibli”: una moda viral que utiliza inteligencia artificial para transformar fotografías en ilustraciones que replican el estilo del célebre estudio japonés. Herramientas como DALL·E, Midjourney, ChatGPT o filtros en plataformas como TikTok, Facebook e Instagram permiten convertir imágenes en retratos de trazos suaves, colores cálidos y una estética nostálgica que recuerda a una película animada.

Pero no todo es tan bonito como parece. ¿Qué pasa con las fotos que subimos? Aunque no se publiquen, muchas quedan guardadas en plataformas de inteligencia artificial, que procesan y retienen datos personales. Y la mayoría de las veces, los usuarios no saben cómo se usan esas imágenes ni quién puede acceder a ellas.

El fenómeno del sharenting —una combinación de share (compartir) y parenting (crianza)— consiste en la práctica de publicar fotos, vídeos e información sobre los hijos en redes sociales que ha cobrado relevancia en los últimos años, impulsada precisamente por las redes sociales. Aunque compartir estos momentos familiares puede parecer una actividad inofensiva, los expertos alertan sobre los riesgos que puede conllevar, sobre todo en términos de privacidad y seguridad para los menores.

Con el auge de herramientas como las que replican el estilo Ghibli, este peligro se amplifica. Muchas aplicaciones, sobre todo aquellas que no pertenecen a grandes tecnológicas y tienen políticas de privacidad más laxas, pueden compartir información con terceros, incluyendo los datos biométricos extraídos de las imágenes. Es decir, los rostros de los menores podrían alimentar algoritmos sin consentimiento explícito y quedar expuestos a usos desconocidos.

En un mundo donde los datos personales son cada vez más valiosos, la protección de la identidad de los menores es todo un reto que involucra a padres, educadores y plataformas digitales. Indudablemente, la IA abre un abanico de posibilidades creativas impresionantes, pero también plantea riesgos que a menudo pasan desapercibidos. 

Los expertos de Qustodio, aplicación multiplataforma de control parental, insisten en la importancia de un uso responsable de la tecnología. Dan estas recomendaciones para disfrutar de las últimas herramientas sin comprometer la privacidad:

Herramientas como ChatGPT, Midjourney o DALL·E pueden generar imágenes basándose solo en descripciones. En lugar de subir fotos personales, es mejor probar con indicaciones textuales para describir a la familia, el niño o la imagen que se desee en lugar de adjuntar fotos personales. De esta forma, se puede lograr un resultado similar sin exponer datos sensibles. 

Es fundamental informarse antes sobre cómo la IA almacena imágenes, si comparte información con terceros y cómo lo hace. Siempre que sea posible, conviene escoger no compartir datos y seleccionar las opciones que limiten el acceso a estos, para proteger la privacidad.

Es fundamental que los niños comprendan los riesgos asociados al compartir imágenes en Internet. Deben ser conscientes de que no pueden publicar fotos de amigos o conocidos sin su consentimiento, ya que esto podría poner en peligro sus identidades digitales.

Las redes sociales pueden ser espacios de aprendizaje y diversión, pero hay que utilizarlas con precaución. Estos son algunos consejos que los adultos podemos seguir para garantizar un entorno digital más seguro para los menores:

Es esencial que en las redes sociales los perfiles de los menores sean privados. Limitar quién puede ver sus publicaciones, etiquetarlos o comentar en sus fotos ayuda a reducir la exposición de su información personal.

No es recomendable subir imágenes en las que aparezca el rostro de los niños o detalles como su ubicación, uniforme escolar o actividades diarias, ya que esto puede poner en riesgo su privacidad.

Hay aplicaciones que permiten supervisar lo que los menores hacen en Internet, poner límites de tiempo y bloquear el contenido no adecuado. Resultan una buena opción para ayudarlos a navegar de forma segura.

Muchas apps añaden datos de ubicación a las imágenes, lo que facilita el rastreo digital. Conviene desactivar esta función.