Habilidades del bebé de cuatro meses

En esta etapa se desarrollan los primeros cambios importantes en la movilidad y el lenguaje del bebé
Por Marta Vázquez-Reina 18 de enero de 2012
Img manos
Imagen: Jeremy Brown

Levanta la cabeza, aprende a agarrar los objetos y emite sus primeros balbuceos. Cuando comienza el segundo trimestre de vida del bebé, los padres notan los primeros cambios importantes en el desarrollo psicomotor y lingüístico de su hijo. El bebé que antes se limitaba casi a comer y dormir, requiere ahora mayor atención y estímulo para potenciar todas sus capacidades, algo que los padres le pueden proporcionar tan solo con simples juegos, actividades rutinarias y un poco de tiempo.

Los cambios del segundo trimestre

Desde los tres meses, el bebé reacciona a determinados estímulos y realiza movimientos motores simples

En solo tres meses de vida, el recién nacido pasa de ser un pequeño lactante sin apenas movilidad, a tener capacidad de reacción a determinados estímulos y habilidad para realizar movimientos motores simples que le permiten interactuar por primera vez con las personas y los objetos.

Cada bebé tiene su propio ritmo, que nada tiene que ver con sus capacidades. Algunos consiguen antes que otros desarrollar determinados movimientos motrices o tienen mayor facilidad para desplegar sus destrezas lingüísticas. Los logros que se describen a continuación pueden alcanzarse a partir de los cuatro meses, pero algunos bebés tardan uno o dos meses más, es decir, los consiguen durante el segundo trimestre de vida.

¿Qué sabe hacer ahora el bebé?

Psicomotricidad y coordinación

  • Se puede mover tumbado de lado a lado sin ayuda y rodar sobre sí mismo para ponerse de bruces o de espalda.
  • La cabeza se sostiene ya con más firmeza, puede volverse y moverla en todas direcciones. Es capaz de mantenerla erguida, acostado sobre el vientre, casi durante un minuto.
  • Intenta agarrar los objetos próximos de forma deliberada, no como un acto reflejo. Agita en sus manos los juguetes pequeños y se los lleva a la boca.
  • Enfoca los objetos cercanos o lejanos de la misma forma que un adulto.
  • Desarrolla los propios reflejos y cierra los ojos de forma instintiva cuando se le acerca de súbito una mano o un objeto.

Aptitudes lingüísticas y aprendizaje

  • Distingue los sonidos diferenciados que le llegan de distintas direcciones y los escucha con interés.
  • Emite sonidos articulados y balbuceos para llamar la atención de los adultos.
  • Si algo le divierte, se ríe con claridad y muestra placer con movimientos corporales y expresiones faciales y ríe también si se le hacen cosquillas.
  • Se relaja cuando le cantan suavemente.
  • Es capaz de recordar cómo jugar con un juguete que ya ha utilizado antes.
  • Mira y observa los objetos con curiosidad, ve a más distancia y reconoce los objetos conocidos.
  • Empieza a distinguir a las personas conocidas de quienes no lo son y puede mostrar su desconfianza ante los desconocidos con llanto u otros gestos faciales.

Consejos para estimular su desarrollo

Durante esta etapa, los padres pueden empezar a estimular a sus hijos con actos cotidianos y sencillos que se introducen poco a poco en su rutina diaria. Para potenciar sus habilidades, los especialistas recomiendan las siguientes pautas:

  • Reconocer sus primeros logros: sus progresos con el lenguaje oral se limitan por ahora al balbuceo, pero estos evolucionarán más si los padres muestran su satisfacción cuando los oyen, con miradas de entusiasmo u otros gestos que manifiesten aprobación.
  • Leerle cuentos: además de crear un momento de intimidad único para el bebé, la lectura continuada de cuentos infantiles le ayuda a descubrir los distintos ritmos y entonaciones de la voz.
  • Juegos con sonidos: además de ponerle música variada y cantarle para que empiece a reconocer los sonidos musicales, se puede jugar con juguetes que emitan sonidos y hacerlos sonar en distintos puntos de la habitación para observar las reacciones del bebé y agudizar su capacidad de prestar atención.
  • Fortalecer los brazos: con una pequeña colchoneta o manta, los bebés colocados boca abajo pueden empezar a realizar sus primeros ejercicios, ya que al intentar incorporarse, comienzan a fortalecer los brazos, la espalda, las piernas y el cuello.
  • Ejercitar los movimientos: cuando comience a agarrar por sí solo los objetos, se puede fomentar esta habilidad si se colocan a su alcance con frecuencia pequeños juguetes que llamen su atención para que los coja.
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