Madrugar con niños: cinco claves para evitar el caos

La organización y la preparación con antelación resultan esenciales para evitar que las mañanas con hijos sean caóticas
Por Marta Vázquez-Reina 20 de octubre de 2016
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Imagen: Ed Wolstenholme

Suena el despertador. Vuelta a la rutina. Si a los adultos de por sí ya les cuesta madrugar, el tema se complica aún más cuando hay niños de por medio. Despertarlos, vestirlos, desayunos, mochilas… las tareas se multiplican y el tiempo siempre es limitado. ¿Se puede evitar el caos? La premisa principal es la organización. En este artículo se detallan cinco claves esenciales para lograr arrancar por las mañanas sin complicaciones: preparación el día anterior, acostarse pronto y levantarse temprano, despertar feliz, rutina y revisión final.

Premisa principal: organización

Por las mañanas el reloj es el peor enemigo de las familias con hijos. Se muestra implacable. Y esos minutos que resultan eternos en cualquier otro momento del día corren a la velocidad de la luz en las primeras horas de la jornada. Y es que despertarse con niños en casa y cumplir a la vez con el estricto horario laboral y escolar puede ser una misión imposible. La clave para lograrlo es una buena organización que permita ahorrar tiempo en las tareas básicas y evitar los imprevistos más habituales.

Una buena organización permite ahorrar tiempo en las tareas básicas y evitar los imprevistos más habituales

Crear un calendario o cuadrante semanal y ponerlo a la vista de toda la familia resulta de gran ayuda para conseguir esta organización. Esta sencilla herramienta se puede utilizar para señalar los detalles de la agenda básica de los pequeños que afectan a la rutina matutina, como los días que les toca deporte o música, si tienen alguna excursión, la merienda que deben llevar al colegio si está establecida o cualquier otra actividad o tarea extraordinaria que requiera algún tipo de preparación.

Cinco claves para arrancar por las mañanas

1. Preparación el día anterior

Como los minutos no se pueden estirar, la mejor opción es «robárselos» al día anterior y dejar listo el mayor número de tareas posibles antes de acostarse. Tres simples rituales como dejar puesta la mesa del desayuno, preparar la ropa de los niños (y de los padres) y organizar las mochilas no solo permiten ir más tranquilos por las mañanas, evitan también la pérdida de minutos valiosos en imprevistos habituales como la «búsqueda del calcetín perdido» o el «extraño caso del cuaderno rojo desaparecido».

2. Acostarse pronto y levantarse temprano

Levantarse temprano es mucho más difícil, si no se han dormido las horas necesarias para un correcto descanso. Para que el despertar de los pequeños no se haga eterno y no remoloneen de más en la cama, es imprescindible que se acuesten pronto. La Asociación Española de Pediatría (AEP) recomienda que «los niños en edad escolar deben dormir entre 9 y 11 horas como mínimo». Además de evitar las prisas matutinas, dormir el tiempo suficiente «favorece el aprendizaje, la asimilación de experiencias y el crecimiento», añaden los expertos de la AEP.

3. Despertar feliz

Un mal despertar en un niño es capaz de ralentizar una mañana completa. Un llanto inconsolable o un enfado o rabieta porque el pequeño se ha despertado de forma brusca es fácil de evitar, si se le da la bienvenida al nuevo día de una forma agradable y sosegada. Si se han llevado a cabo los pasos anteriores, el menor estará lo suficientemente descansado para que levantarse no sea un castigo y, entonces, el adulto tendrá tiempo para poder despertarlo sin gritos y sin prisas y con una buena dosis de besos y abrazos matutinos que lo harán ponerse en marcha feliz y dispuesto por las mañanas.

4. Hábitos y rutinas

Levantarse, asearse y vestirse, desayunar, lavarse los dientes, revisar la mochila y al cole. Si se logra inculcar en los hijos esta rutina y se favorece que la lleven a rajatabla cada día, las mañanas serán mucho más fáciles de superar. Es necesario empezar a establecer estos hábitos diarios a edad temprana para que se convierta en una costumbre y no suponga ningún esfuerzo para el pequeño. Esto favorecerá, además, en un futuro su autonomía y le ayudará a ganar seguridad y confianza en sí mismo.

5. Revisión final

Todo listo. Niños en el coche, cinturones puestos y al llegar al segundo semáforo una vocecita pregunta: «¿dónde está mi merienda?». Dar la vuelta para volver a casa muchas veces ni siquiera es una opción cuando el tiempo está muy ajustado. La única solución es intentar que la situación no se repita incluyendo siempre en la rutina matutina una revisión final. Antes de salir de casa es conveniente comprobar el calendario semanal para verificar que todas las tareas están completadas e inspeccionar a los pequeños para ver que van equipados con todo lo necesario para su jornada escolar.

Cuatro ideas básicas para sobrevivir a las mañanas
  • Despertarse siempre antes que los hijos para tener tiempo suficiente para vestirse, desayunar y preparar de forma sosegada las actividades del día.
  • Adelantar el reloj al menos cinco minutos para poder contar siempre con un “margen de error”, por si algo falla en la rutina matutina.
  • Delegar en los niños a medida que crecen las tareas que les correspondan por su edad para que aprendan a organizarse y prepararse por su cuenta.
  • En caso de llevar a los pequeños en coche al centro educativo, calcular con exactitud los tiempos de desplazamiento desde el hogar a la escuela para marcar así una hora límite de salida que se debe cumplir a toda costa.

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