Náuseas, vómitos, cansancio, tensión o irritabilidad son algunos de los síntomas típicos que sufre la mujer embarazada y, por qué no, también el futuro padre. Sí, esto es posible y tiene un nombre: síndrome de Couvade o embarazo por simpatía, una patología que padece un alto porcentaje de hombres cuando sus parejas esperan un bebé, una forma de vivir la gestación con aún mayor intensidad. En este artículo se detalla en qué consiste el embarazo por simpatía, cuáles son los síntomas más frecuentes y a quién le afecta con mayor frecuencia.
Embarazo por simpatía
Duerme mal, se levanta por la mañana y vomita, se pasa el día bostezando y mes a mes aumenta de peso. El diagnóstico es claro: embarazo. Lo raro es que no es María, Ana o Isabel. Puede llamarse Antonio, Manolo o Miguel. Y sí, esperan un bebé.
Estos hombres sufren el denominado síndrome de Couvade o embarazo por simpatía, una afección que se caracteriza por la presencia en el futuro padre de una serie de signos y síntomas físicos y psicológicos similares a los que padece la gestante.
Aunque resulte extraño, este trastorno lo sufre un alto porcentaje de varones durante el embarazo de sus mujeres, sobre todo si son primerizos. Los datos sobre el número de futuros padres afectados por el síndrome de Couvade son variables en función de la zona geográfica analizada. Una reciente investigación realizada en Montevideo (Uruguay) cifra su incidencia en un 43,5% de la población. Otros estudios llevados a cabo en el Reino Unido estiman el porcentaje de afectados entre el 11% y el 50%, en Suecia alcanza al 20% de los hombres y en Estados Unidos afecta a entre un 25% y un 52% de los futuros padres.
Síntomas de embarazo en los padres
Los signos y síntomas que padece un varón con síndrome de Couvade pueden ser tanto físicos como psicológicos, aunque estos últimos de forma predominante. Por lo general, se presentan con la misma cronología que en la mujer durante la gestación: aparecen en el primer trimestre, se mitigan de manera temporal en el segundo y reaparecen de nuevo en el tercero, en la recta final. Finalmente, desaparecen de inmediato después del parto o en los primeros días tras el nacimiento del bebé.
Arthur Brennan, especialista de la Universidad de Kingston (Reino Unido), señala en sus investigaciones los distintos tipos de trastornos que tienen los varones que sufren síndrome de Couvade en mayor o menor medida. Entre las afecciones físicas, destacan los típicos síntomas gastrointestinales, como náuseas, dolor abdominal, vómitos y cambios en el apetito o el peso, y otros, como los problemas respiratorios, dolor de cabeza, pesadez en las piernas o incluso irritación genital. En cuanto a los síntomas psicológicos, los más habituales son ansiedad, irritabilidad, dificultad para concentrarse y reducción de la libido.
¿A quién le afecta?
La aparición del síndrome de Couvade tiene una importante base psicológica. Algunos trabajos científicos apuntan que es más frecuente en padres primerizos, que habían planificado el embarazo y que se implican bastante en la gestación. En resumen: hombres que viven con intensidad su futura paternidad. «Estuve en estado de excitación durante cuatro semanas después de saber que iba a ser padre», explica uno de los participantes en un estudio de Brennan. Algunos varones que padecen el embarazo por simpatía se caracterizan también por mostrar un estado emocional de temor e inquietud por la salud y el bienestar de su futuro hijo, mientras que otros se sienten inquietos ante la responsabilidad que implicará el próximo nacimiento del niño.
Por otra parte, otros estudios apuntan que el factor biológico también es responsable del síndrome de Couvade. Una investigación dirigida por la psicóloga Anne Storey, de la Universidad de Newfoundland (Canadá), señala que los hombres también sufren cambios hormonales durante la gestación de sus parejas. Tras hacer un seguimiento de 34 parejas, Storey concluye que los afectados por este síndrome presentan mayor concentración de prolactina (hormona responsable de la lactancia) y cortisol (hormona relacionada con el estrés) y un nivel más bajo de testosterona (hormona sexual masculina).
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