En la mayoría de las ocasiones las fachadas de una vivienda están decoradas con pintura, o muestran el material con el que fueron confeccionadas, ladrillo, piedra, sin ningún tipo de decoración. Este tipo de materiales cuentan con la desventaja de ser alterados por factores climatológicos adversos como la lluvia, hielo, viento, o la combinación de todos ellos, que llegan a provocar un desgaste de la misma con el paso del tiempo.
Los azulejos, por el contrario, son un material que está fabricado especialmente para entrar en contacto con el agua, por lo que éste elemento no produce un desgaste importante sobre ellos. También cuentan con la ventaja de que pueden ser lavados con simple agua y jabón, por lo que deshacernos de una pintada será un proceso mucho más sencillo, lo mismo sucedería si hemos optado por emplear pintura antigraffiti para decorar la fachada.
Otra de sus ventajas es que pueden cambiarse por zonas, por lo que si tenemos que realizar una reparación en la fachada con cambiar las partes afectadas será suficiente. Esto ocurre también con el ladrillo, pero la piedra no se puede cambiar con tanta facilidad. La pintura también presenta problemas, porque será necesario volver a pintar toda la fachada si se presentan imperfecciones, para evitar que se noten variaciones de color. Otra de sus ventajas estriba en que es muy sencillo realizar combinaciones de colores, aunque en esta zona de la vivienda no es muy recomendable ser atrevido.
