Consejos de uso del desatascador de manivela

Si se desmonta el desagüe, se debe comprobar que las gomas de las juntas estén limpias
Por EROSKI Consumer 12 de octubre de 2004

El desatascador de manivela es un tipo especial de desatascador que, por su forma, permite ser introducido en las tuberías para lograr desalojar de su interior elementos que impiden la normal circulación del agua hacia el desagüe.

Este aparato suele tener un sencillo diseño. Está compuesto de una pieza larga metálica, que permitirá llegar hasta la zona afectada, tras haber soltado las diferentes piezas del conducto de desagüe, para darle vueltas a través de una manivela manual hasta conseguir limpiar la suciedad.

Esta herramienta puede ser empleada a través de los orificios de desagüe del fregadero o bien, desmontándolo. Si ya se ha probado con un desatascador de ventosa y no se ha conseguido solucionar el problema, éste puede ser el siguiente paso antes de llamar a un fontanero.

Si se decanta por la opción de desmontar las tuberías y el sifón, situados bajo el lavabo o fregadero, habrá que tener mucho cuidado a la hora de volverlos a montar. La primera premisa consiste en fijarse bien en la ubicación de las diferentes piezas mientras se van desmontando, para poderlas ensamblar sin problemas una vez terminada la tarea. Asimismo se deberá comprobar que las gomas de las juntas estén limpias y bien colocadas, con el objetivo de evitar fugas y que el aire se introduzca en las canalizaciones. Generalmente los diferentes componentes del sifón están enroscados entre sí.

Si se emplea el desatascador desde los agujeros del desagüe, hay que introducirlo hasta que haga tope con el sifón y girar lentamente la manivela, para que también atraviese los agujeros del desagüe el tornillo que une ambas partes del desatascador (manivela y pieza metálica alargada) y poder retirar la sustancia que produce el atasco.

Con un poco de suerte, el mencionado tornillo puede engancharse a las materias que originan el atasco y si se tira de la manivela puede que suban hacia el exterior o se rompan en varios trozos que el agua sea capaz de arrastrar.

Siempre es más recomendable el empleo de herramientas frente a productos químicos que puedan dañar las tuberías, aunque es cierto que si el proceso no se realiza con cuidado también se podría llegar a agujerearlas con la parte metálica del desatascador.

Además, los productos específicos para realizar este tipo de procesos son extremadamente nocivos para la piel, por lo que es necesario emplear guantes al manipularlos y proteger los ojos. Tampoco resulta conveniente realizar mezclas caseras de líquidos cáusticos, porque pueden resultar combinaciones altamente tóxicas.

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