Las habitaciones de los más pequeños son las que más juego dan a la hora de decorarlas, porque es posible utilizar una gama cromática mucho más amplia e incluso aplicar técnicas decorativas que extrañaría ver en otras estancias.
Por ejemplo, si alguien de la familia es aficionado a la pintura, en lugar de utilizar un lienzo para plasmar sus ideas puede dibujar sobre la propia pared un motivo que sea adecuado tanto a la edad de los pequeños como a sus gustos. En cualquier caso, antes de proceder a pintar las paredes de la habitación deberemos cerciorarnos de que éstas se encuentran en perfecto estado, sin imperfecciones y de que no presentan humedades.
Otras opciones pasan por decorar la habitación con papeles para niños, cenefas o pintarlas de blanco y estampar las huellas de manos y pies sobre ellas, pintar un arco iris…, cualquier idea puede ser viable.
También se pueden colocar posters con masilla adhesiva, un producto que nos permite fijarlos a las paredes sin tener utilizar chinchetas. Asimismo se puede consentir que sean los propios niños los que colaboren en la decoración de su habitación con dibujos, que podrán ir reemplazando según vayan haciendo nuevos o se cansen de los primeros. Además es factible ir integrando en la habitación sus tareas de manualidades.
Lo más recomendable es acordar con los niños el tipo de decoración atendiendo en la medida de lo posible a sus deseos. La edad es un elemento determinante a la hora de elegir un ambiente, no sólo porque los gustos y aficiones variarán a lo largo del tiempo, sino porque es posible que si son muy pequeños corran riesgos con objetos pequeños o deterioren elementos frágiles.
