Las piedras de esmeril, también llamadas afiladoras y, en el caso de que sean herramientas de mano, amoladoras, necesitan un mantenimiento periódico. Con casi cualquier trabajo, pero sobre todo cuando se utilizan para desbastar materiales blandos como el aluminio, a las piedras se les quedan adheridas partículas, que hay que eliminar.
Otro de los problemas que aparece habitualmente es que su desgaste muchas veces no se produce de forma uniforme en toda la piedra, dando lugar a que desaparezcan los ángulos y las partes planas. Ante estos dos casos conviene utilizar piedras limpiadoras compuestas por materiales muy duros como el carborundo o el diamante. Éstas efectúan una labor de lijado sobre la piedra de esmeril, manteniendo la superficie de trabajo como nueva y, sobre todo, uniforme.