Cuidado de la madera blanca

Cómo limpiar nuestros muebles más delicados
Por EROSKI Consumer 12 de julio de 2002

Si con todos los muebles de madera hay que tener un trato especial en su mantenimiento, serán sin duda a los de madera blanca o sin tratar a los que habrá que dedicar una atención especial. Estos muebles no están recubiertos de cera, barniz o pintura por lo que se estropearan con mucha mayor facilidad al tener los poros abiertos y se impregnan de polvo o de cualquier otro líquido que se derrame sobre ellos.

Por ello, antes de limpiarlos, será necesario eliminar el polvo de la superficie con el aspirador. Después ya se podrá empezar con lo que es propiamente la labor de limpieza, y para ello, lo más conveniente será utilizar un trapo humedecido en agua. Si por el contrario lo que se desea es aclarar el color de la madera, habrá que frotar suavemente la superficie con un paño empapado en lejía y repetir la operación una vez se haya secado la madera.

Otro de los problemas frecuentes en los muebles de madera son las manchas y marcas que producen las sustancias que se derraman sobre ellos. Lo mejor que se puede hacer para limpiar este tipo de mancha será reaccionar con rapidez, a fin de evitar que la sustancia caída impregne la superficie.

Dado que existen muchos tipos diferentes de manchas aquí están algunas recomendaciones para enfrentarse a cada una de ellas:

Si se trata de manchas de grasa, se recomienda espolvorear polvos de talco, que gracias a su poder absorbente, serán capaces de acabar con cualquier rastro de grasa.

En el caso de que se trate de una mancha de alcohol, la solución será aún más sencilla: bastará con lavarla rápidamente con un cepillo y agua jabonosa y esperar a que se seque.

La cosa se complicará un poco en caso de que la mancha esté producida por cera. Lo más recomendable en estos casos será rascar cuidadosamente las manchas con un cuchillo y pulir después la zona con un papel de lija fino, o bien recubrir las manchas con sal fina y frotarlas con un corcho ligeramente húmedo y después eliminar la sal con agua limpia.

La madera blanca hará que la casa luzca más, pero también acarreará numerosos quebraderos de cabeza que con un barnizado no se producirían.

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