Pintura al vinagre

Esta mezcla permite crear vistosas texturas acuosas en paredes y muebles
Por EROSKI Consumer 18 de febrero de 2004
Img vinagre textura

La pintura al vinagre es una antigua técnica decorativa, muy sencilla de aplicar y que permite olvidar los típicos acabados planos que se obtienen al decorar las superficies de manera uniforme. Esta mezcla crea vistosas texturas acuosas tanto en paredes como en muebles.

Cómo obtener unos veteados acuosos

La pintura al vinagre se consigue tras mezclar varios ingredientes. En un recipiente se vierten 110 centímetros cúbicos de vinagre, cinco g de azúcar y una pequeña cantidad de lavavajillas. Estas medidas se pueden incrementar de forma proporcional.

Se agita la mezcla, se separa una cuarta parte de la combinación resultante y se añade a ésta un pigmento en polvo del color con el que se desee decorar la superficie.

Tras remover para que no queden grumos y que el color obtenido sea uniforme, se añade esta segunda mezcla al preparado anterior.

Para un buen resultado, se debe pasar la brocha en un solo sentido

Antes de empezar a pintar, se aplican sobre la superficie tres o cuatro manos de esmalte sintético satinado en tono claro. Una vez seca, se pule y se alisa con una lija de número 400 y se frota toda la zona con vinagre puro.

Por último, se pinta el mueble o pared con el preparado de vinagre y pintura. Para un buen resultado, se debe pasar la brocha en un solo sentido: de derecha a izquierda y de arriba abajo, o viceversa.

Para obtener texturas variadas y relieves, mientras la pintura está fresca, se pueden emplear llanas o pinceles de distinto grosor para crear estos efectos. Cuando la superficie esté seca, se aplican dos manos de barniz sintético en formato de aerosol.

Acabado envejecido

Para dotar de un aspecto envejecido a un mueble u objeto nuevo, primero se debe aplicar una capa de pintura. Una vez seca, se extiende otra capa de cera de color y, tras dejar secar, se frota la superficie con un trapo.

Después se pinta con una mezcla de pintura y vinagre. Mientras la pintura está húmeda, se pasa una esponja o un trapo para obtener un efecto “patinado”, un acabado que dota de un aspecto envejecido y gastado a cualquier objeto de madera.

Cuando está seco, se aplica de nuevo una capa de cera y se vuelve a frotar.

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