Reciclaje de un mueble en desuso

La idea básica consiste en reutilizar la pieza desaprovechada en un práctico zapatero
Por EROSKI Consumer 12 de mayo de 2003

A medida que pasa el tiempo es normal que la decoración de la casa se vaya renovando, bien cambiando piezas del mobiliario o bien restaurándolas. También puede darse el caso de que se vaya a retirar un mueble en desuso, pero en perfecto estado. Sin embargo hay que pararse a pensar que dichos muebles pueden reciclarse y reubicarse en otra estancia de la casa, y con otra funcionalidad distinta al que tenía originariamente. El ejemplo reside en reconvertirlos en prácticos zapateros.

Para empezar, es aconsejable buscar un lugar en el pasillo o en alguna habitación, y colocar ordenadamente los zapatos sus cajas originales. Además, es recomendable forrar dichas cajas con papel, indicando en la parte exterior frontal el tipo de zapato qué es y quién es el dueño del par. Así el orden y la organización será más completa, y resultará más fácil la búsqueda de los pares de zapatos.

La última estantería se puede utilizar como lugar donde dejar la correspondencia, las llaves o para cualquier otra posibilidad ocurrente.

Siguiendo estos pasos, el resultado será: zapatos ordenados y reciclaje de un mueble en desuso.

Aplicación de la técnica de la veladura

A la hora de restaurar o dar una nueva mano de pintura a los muebles antiguos se corre el riesgo de perder o enmascarar, bajo una gruesa capa de pintura, los finos trabajos de talla que pueden tener.

Para evitarlo, es recomendable utilizar una técnica decorativa denominada veladura. La técnica consiste básicamente en aplicar la mínima cantidad de pintura posible consiguiendo que la pieza quede cubierta. Para empezar se untará un pincel fino y seco en un poco de pintura. Luego se retirará el exceso con un trapo. Se aplicará suavemente y de una manera superficial, ya que en esta técnica es tan importante tanto un buen acabado como que se trasluzcan las tallas y el ribeteado de la pieza de madera.

Hay que tener en cuenta que para obtener un buen acabado lo más recomendable es que la tonalidad de la pieza que se vaya a restaurar sea uniforme.

Pautas para lograr buenos acabados

El primer problema al que hay que enfrentarse cuando se desea pintar cualquier tipo de superficie reside en que la pintura puede ser excesivamente pastosa o difícil de extender para conseguir un acabado homogéneo. Para lograr que la pintura sea más ligera es recomendable rebajarla con agua y remover a fondo para que se mezclen los dos líquidos.

También es conveniente asegurarse de mantener en perfecto estado las brochas, que siempre hay que limpiar nada más terminar de pintar. Esta pauta resulta muy importante sobre todo en las brochas de espuma, porque las pinturas con disolvente destruyen la esponja, por lo que es aconsejable emplearlas únicamente con pinturas plásticas o acrílicas.

Si se emplea algún tipo de plantilla o cenefa de cartulina o similar para realizar un dibujo, y no se limpia tras su uso, se puede retirar la pintura ya reseca, frotándola con un trozo de algodón empapado en alcohol.

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