A la hora de elegir el mobiliario de la cocina no resulta determinante el tamaño de ésta, aunque resulte recomendable adquirir o realizar muebles a medida para aprovechar al máximo el espacio disponible.
Es también muy importante seleccionar un mobiliario adecuado a la luminosidad de la estancia; si la misma es luminosa y sus paredes claras puede optarse por instalar muebles oscuros. Si la estancia no es luminosa será mejor emplear tonalidades claras en los muebles y revestimientos de la pared, donde es recomendable el uso de materiales cerámicos, más sencillos de limpiar. No obstante, tampoco es infrecuente la presencia de pinturas plásticas o la combinación de ambos materiales, con los azulejos siempre hasta media altura.
El diseño
Para diseñar la cocina hay que contemplar todas las necesidades. Así, hay que contar con si vamos a colocar horno y lavaplatos o si tenemos sitio para colocar el lavadero aparte, con lo que no tendríamos que ubicar la lavadora en la cocina. Además, teniendo en cuenta la iluminación de la cocina, debemos elegir el color final que deseamos que tengan nuestros muebles y su estilo, rústico o moderno.
En las cocinas de estilo rústico suelen emplearse muebles de madera, que otorgan al recinto un aspecto acogedor. Aunque es un material sensible al calor y la humedad, con los debidos cuidados puede durar mucho tiempo. Simplemente precisa un barniz de calidad para proteger su superficie frente a los mencionados factores. También pueden adquirirse muebles de madera de menor calidad, que se laca para protegerla frente a la humedad y otorgarle un acabado satinado.
Los materiales
La melamina también es una material muy empleado para construir los muebles, debido a que soporta bien la humedad imperante en las cocinas. El mobiliario forrado de este material es el más sencillo de limpiar y el más económico.
El acero inoxidable está muy presente en las cocinas de moderno aspecto y es empleado también para fabricar electrodomésticos. Incluso pueden combinarse con decoraciones rústicas. Es un material muy resistente, higiénico y que apenas necesita mantenimiento. El principal inconveniente de éste material es que es muy caro.
Para aprovechar al máximo el espacio disponible existe la posibilidad de colocar una hilera de cajones camuflados a ras del suelo, como si se tratara de un friso. Asimismo conviene que dispongan de diversas divisiones para ayudarnos a mantener el orden en la cocina y poder encontrar los objetos en ellos guardados con mayor rapidez.
En alguno de los muebles cercanos al fregadero se puede colocar un módulo de limpieza, en el que se encuentren diversas cubetas fabricadas en acero inoxidable que nos ayudarán a separar los diferentes tipos de basura, con el objetivo de poder reciclarla con mayor comodidad.
A la hora de establecer la altura de la encimera debemos tener en cuenta la altura media de las personas que vayan a utilizarla, para que no tengan que trabajar doblando en exceso la espalda. La altura estándar que más se coloca es la que rebasa ligeramente los electrodomésticos, que normalmente alcanzan 85 centímetros, pero tienen patas regulables. En cualquier caso, la meseta suele quedar a una altura ligeramente inferior a un metro.
Como la cocina es una estancia en la que se genera mucha suciedad hay que evitar la presencia innecesaria de excesivas molduras. Es preferible decantarse por muebles de líneas rectas y fabricados en materiales fáciles de limpiar como la melamina o el acero inoxidable.
Para la encimera se aconsejan materiales de gran calidad, como el mármol o el granito, para que no se deteriore debido a golpes y a las abrasiones que pueden producirle los productos de limpieza. Sobre las encimeras en acabado mate se notan mucho menos los arañazos que en las brillantes. En cuanto al tono, es conveniente que contraste con el color de los muebles, si son oscuros optar por una clara y viceversa. Se puede colocar también una mesa con su superficie a juego con la encimera.
