Suelos rústicos, elección y mantenimiento

Las baldosas hidráulicas destacan por su colorido y originalidad en los dibujos, aunque exigen un cuidado periódico
Por EROSKI Consumer 26 de septiembre de 2005
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Imagen: David Kinney

En el diseño de pavimentos, recuperar la tradición es apostar por piezas decorativas fabricadas de manera artesanal con materiales como el cemento. Es dotar de colorido a paredes y suelos, vestirlos con diseños geométricos que simulan alfombras o revestimientos únicos, sólo posibles a base de paciencia. Por todo ello, las baldosas hidráulicas han recuperado protagonismo, sobre todo, en ambientes rústicos. Su originalidad y resistencia las ha devuelto al escenario doméstico, aunque el mantenimiento, conviene saberlo, es más exigente que el de la cerámica tradicional.

Los suelos con dibujos o baldosas decoradas son un clásico. Su origen se remonta al siglo XIX, aunque el gusto por lo antiguo, aderezado con nuevos y modernos diseños, los ha recuperado. Se conocen como baldosas hidráulicas. Están fabricadas en cemento, a partir de tres capas de mortero comprimidas. En la última, se aprovecha para trazar con colorantes minerales los dibujos que las caracterizan.

Son trabajos artesanales a los que se da forma con plantillas metálicas. Destacan por un gran colorido y variedad en los dibujos. En su mayoría se fabrican a mano, cada pieza de manera individual, lo que permite personalizarlas. Se pueden crear diseños originales o imitar y restaurar piezas antiguas.

Se pueden crear diseños originales o imitar y restaurar piezas antiguas

Este tipo de baldosas es típico de regiones mediterráneas, con temperaturas cálidas. Su forma es, en general, cuadrada o hexagonal. En la fabricación se emplean moldes para asegurar la homogeneidad en el formato. En cuanto a la textura, el resultado es agradable al tacto con un acabado, en general, brillante.

Hay que tener cuidado al colocarlas. Aunque el sistema es parecido al tradicional -hay que dejar juntas entre las piezas y emplear cemento cola para pegarlas-, es importante la ubicación para apreciar el dibujo correctamente y eliminar con prontitud los restos de cemento que queden sobre las baldosas, ya que podrían estropearse.

Reproducciones perfectas

Las baldosas hidráulicas que se fabrican mediante el sistema tradicional recurren a moldes que se rellenan manualmente con los colores adecuados (cemento pigmentado). Es así como se obtiene el dibujo en cada pieza, que puede ser original o imitar viejas composiciones.

Las técnicas actuales logran piezas que aguantan mejor el desgaste

Por su parte, las nuevas técnicas de fabricación reproducen piezas antiguas con igual forma y dibujo que las originales. Incluso, emplean los mismos materiales y pigmentos para que la copia sea prácticamente exacta.

En ambos procesos, se obtienen piezas para rodapiés y escaleras, así como estampados geométricos que simulan alfombras y tapices. Por otro lado, una ventaja de las nuevas baldosas con respecto a las primigenias es su resistencia, ya que las técnicas actuales logran piezas que aguantan mejor el desgaste y ganan en solidez.

Cuidados

Las baldosas hidráulicas tradicionales se caracterizan por una gran porosidad que dificulta la limpieza en caso de manchas. Es necesario impermeabilizarlas con tratamientos especiales para proteger el color, cubrir los poros e impedir la entrada de suciedad.

Por sus dibujos, son especialmente reclamadas en ambientes rústicos y espacios de interior como salones. También se encuentran en cocinas y baños, aunque el riesgo de manchas obliga a extremar el cuidado: hay que encerarlas periódicamente, una o dos veces al mes, y mezclar el producto con un sellador de poros.

Otra opción es adquirir baldosas sometidas a tratamientos previos de impermeabilización o acabados cristalizados, lo que permite utilizarlas tanto en suelos como en paredes. En este caso, no es necesario encerar la superficie. Basta lavarla con agua y jabón neutro.

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