A lo largo del verano las tareas a realizar en nuestro jardín se multiplican debido a que nuestros ejemplares necesitan, como norma general, un aporte extra de riego para que no se resientan ante las altas temperaturas.
En esta época podemos comenzar a plantar ejemplares de floración otoñal para asegurarnos de que el jardín mantenga su esplendor una vez haya terminado la primavera. Podemos sembrar ejemplares de alhelíes, lobularias, dragonarias, crisantemos o gallardias.
En las zonas en pendiente en lugar de cubrirlas con césped o tepes, que puede provocarnos problemas a la hora de segarlo, podemos plantar jazmines, evónimos, forsitias e incluso hiedras. Asimismo, deberemos podar ejemplares de arbustos que ya hayan florecido como la bola de nieve, el celindo, la espirea o la retama y despuntar setos altos como el ciprés.