Conseguir pareja a través de una agencia matrimonial cuesta entre 400 y 600 euros

Crece la demanda del servicio pese al auge de los nuevos métodos para relacionarse
Por EROSKI Consumer 7 de septiembre de 2002

Las agencias matrimoniales han incrementado en los últimos años su clientela, sobre todo entre los jóvenes, a pesar de la proliferación de nuevas formas de contacto a través de las nuevas tecnologías. Este insospechado auge se debe, en opinión del sociólogo y catedrático Javier Elzo, a «la falta de comunicación que impera en la sociedad».

El sociólogo añade que el motivo por el que la juventud actual recurre a estas agencias reside en que los jóvenes son cada vez más individualistas y buscan de forma acuciante relaciones «en la intimidad», sobre todo las chicas.

Para Elzo, al tiempo que aumenta la comunicación virtual entre los jóvenes – «cada vez están más en contacto entre ellos a través de los `chats’ o de los mensajes a móviles», señala -, se constata un déficit en las relaciones directas. «Es difícil encontrar a la gente paseando o hablando, a pesar de ser un deseo generalizado».

Aurelia, una psicóloga alicantina con más de 40 años de experiencia en una agencia matrimonial, mantiene que «los `chats’ son simplemente un entretenimiento. La gente acude a las agencias porque busca algo más serio», subraya.

Por otro lado, la dificultad de entablar una conversación en una discoteca en la que el volumen de la música es muy alto, la falta de tiempo, la frustración que surge cuando los demás miembros de un grupo de amigos van encontrando pareja o el temor a la soledad son algunas de las causas que conducen a recurrir a estos servicios.

Las empresas mantienen sus servicios a pesar de resultar mucho más caras que los contactos a través de las nuevas tecnologías. Sus tarifas pueden ser fijas o pueden diferir en función del perfil físico y psicológico del cliente y sus circunstancias personales: si es soltero o divorciado, si tiene hijos, edad o sexo.

En algunas de estas agencias, una joven de 25 años pagaría 180 euros anuales, mientras que un hombre de 33 años divorciado y con un hijo abonaría 540, debido a la mayor dificultad que puede tener para encontrar pareja. Entre las que tienen una tarifa fija, hay algunas en las que se paga desde unos 420 euros por el servicio, sin que se establezcan límites de tiempo ni número de presentaciones, hasta el caso de la agencia de Aurelia, en la que el cliente llega a pagar 1.155 euros, también como tarifa única.

A los responsables de los negocios no les gusta hablar de dinero «porque entre la agencia y los clientes se establece una auténtica relación de amistad, más que comercial», como indica una de las responsables de la agencia Géminis de Valencia. Además, en la mayoría de ellas se insiste en que el precio «es módico y asequible para cualquier persona». Pese a que estos servicios vienen a costar unos 600 euros, en la mayoría de las agencias matrimoniales consultadas se ofrece al cliente o «socio», como se considera en ocasiones, todo tipo de facilidades a la hora de pagar.

Ninguno de los centros garantiza el éxito de la gestión, aunque suelen alcanzar unos niveles del 75%, llegando al 85%.

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