Ahorro fiscal en las inversiones: estrategias

Uno de los productos más ventajosos son los fondos de inversión, ya que se pueden realizar traspasos entre ellos sin que se les aplique retención fiscal alguna
Por José Ignacio Recio 18 de junio de 2013
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Imagen: Horia Varlan

No hay una receta mágica para aligerar los gastos fiscales que afectan a nuestras inversiones, pero se pueden aplicar pequeños trucos. En este sentido, como se desgrana en el artículo que sigue, uno de los productos más ventajosos son los fondos de inversión, ya que permiten realizar traspasos entre ellos sin que se les aplique retención fiscal. Pero hay más estrategias para mejorar la fiscalidad, como se explica a continuación.

Pequeños trucos para aligerar la carga fiscal

Una de las principales quejas de los pequeños y medianos ahorradores sobre los productos de inversión que contratan es el excesivo dinero que tienen que dedicar para cumplir con su tratamiento fiscal, que está establecido en el 21% (por cada 100 euros ganados, Hacienda se lleva 21 euros).

Las aportaciones a planes de pensiones también dan derecho a una reducción en la base imponible del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas

Aunque no hay recetas mágicas para aligerar estos gastos, sí se pueden realizar unos pequeños trucos para evitar el pago de la actual imposición fiscal. Uno de los productos financieros más ventajosos para sus titulares son los fondos de inversión en cualquiera de sus variantes (renta fija, variable, mixtos, monetarios…), ya que permiten ejecutar traspasos entre ellos sin que se les haga retención fiscal alguna, siempre y cuando mantengan su capital invertido en otro fondo a través de una operación de traspaso. Pero conviene tener cuidado con formalizar cualquier tipo de venta con ellos (sean parciales o totales), porque en este caso sí que se les aplicarán en el momento de finiquitar la operación.

Desde este punto de vista, es preferible mantenerse en los fondos de inversión antes que cerrar sus posiciones (venderlos), como si fuera una cuenta de ahorro, y esperar a que su saldo se incremente con el paso de los días.

Esta estrategia tan beneficiosa no es factible con otros productos de ahorro y de inversión (depósitos, pagarés bancarios, Bolsa, warrants…) que no permiten el cambio directo hacia otro modelo del mismo producto sin que se les aplique este impuesto. O bien se venden con el descuento de sus correspondientes impuestos, o cuando llegan a su vencimiento se formaliza la misma operación sin ninguna posibilidad de obtener un beneficio fiscal.

Estrategias para mejorar la fiscalidad

El tratamiento fiscal para los productos financieros no se puede variar hasta un nuevo cambio en la normativa. Pero, a través de pequeños trucos, se puede atenuar su efecto en la economía del inversor, aunque solo en algunos productos:

  1. Fondos de inversión. En ellos se pueden mantener las participaciones o bien realizar traspasos hacia otros fondos (incluso de diferentes gestoras) para esperar que se rebaje el tipo impositivo de estos productos. Ahora están surgiendo más voces de renombrado prestigio profesional que demandan esta bajada en los impuestos hasta el 18%, como estaban establecidos antes. Si se mantuviese el dinero invertido en los fondos de inversión hasta ese momento, los usuarios podrían ahorrarse un 3% en impuestos.

  2. Con respecto a otros productos, tanto de la renta fija como la variable, sería más complicado llevar a buen término esta estrategia. En todo caso, pasaría por suscribir fondos a medio o largo plazo, entre dos y cinco años, esperando que llegase la tan esperada bajada de impuestos. De igual manera habría que hacer en el caso de los pagarés bancarios u otros productos similares (contratarlos a varios años), mientras que en la renta variable este objetivo sería posible también al destinar nuestra inversión a largo plazo, o cuando se produjese una relajación fiscal.

  3. Dividendos. La rentabilidad de los dividendos será más beneficiosa desde el punto de vista fiscal para los usuarios que la de otros modelos de inversión. Si bien quedan sujetos a una retención en origen del 21%, se establece una exención de gravamen de hasta 1.500 euros anuales, por el conjunto de dividendos o en participaciones en beneficios percibidos en el ejercicio.

    Aunque siempre que se den las siguientes situaciones: si las acciones que devengan los dividendos se han mantenido más de dos meses en cartera antes del cobro, o si se conservan más de dos meses después del cobro. A ello hay que añadir que en la actualidad la renta variable española genera una rentabilidad por dividendo de entre el 5% y 8%, incluso más por parte de las empresas más generosas del índice bursátil.

  4. Plan de pensiones. Las aportaciones a estos productos dan derecho a una reducción en la base imponible del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, con el permiso a sus titulares de diferir la tributación y obtener un ahorro fiscal. Todas las aportaciones que el partícipe realice a su plan durante el año se reducirán de la base imponible del IRPF, con unos máximos establecidos por ley.

Ahorro en las operaciones de Bolsa

Con un tratamiento más racional en cada una de las operaciones de compra y venta de acciones, se puede ahorrar también algo de dinero. Para ello hay que ser flexibles y desarrollar unas pautas de comportamiento que vayan en función de las necesidades de cada inversor.

  • En primer lugar, es muy útil no fraccionar la operación al invertir en Bolsa, ya que de esta manera el coste fijo que es el canon de Bolsa se podrá distribuir mejor e influirá en que la compra de acciones sea más rentable.

  • Otra fuente de ahorro para estas operaciones consiste en buscar las comisiones más bajas del mercado, ya que la actual oferta de los bancos está incidiendo en que el ahorro por este concepto pueda llegar al 50%. Ojo con la tarifa que se contrate. Si se es un inversor habitual y reiterativo en las operaciones, suscribir una tarifa plana es una estrategia muy rentable que puede ahorrar muchos euros al año. Pero si tan solo se realizarán algunas operaciones, no es una medida inteligente, ya que se pagará mucho más.

  • En mercados alcistas es preferible no cobrar el dividendo en efectivo sino en acciones, ya que su revalorización puede ser mayor y, por tanto, suponer más ganancias.

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