Cuentas a la vista

Su mayor ventaja es que el dinero está siempre a disposición del titular, aunque suelen tener un crédito limitado
Por Miguel Moreno 9 de julio de 2008
Img tarjetas
Imagen: Steve Woods

Es el producto financiero más sencillo que se puede contratar en una entidad bancaria. La cuenta a la vista es aquélla que permite rescatar el dinero en su totalidad y sin plazos en el momento en que lo desee el titular, aunque dispone de un crédito limitado. Estas cuentas, además, son las que menos intereses ofrecen por el capital depositado en ellas, por lo que no se pueden considerar como la mejor forma de ahorro. Se utilizan, en realidad, como depósitos para realizar operaciones habituales como los ingresos de la nómina y para facilitar pagos como las domiciliaciones.

¿Qué se considera una cuenta a la vista?

Algunas entidades denominan cuentas a la vista a todas las que no obligan a que el dinero permanezca en ellas. Así, una cuenta ahorro vivienda puede considerarse una cuenta a la vista (aunque recuperar el dinero, en este caso, significa perder los beneficios fiscales de que se disfrutan por tenerla abierta). Las cuentas corrientes que tiene la gran mayoría de clientes se incluyen también dentro de las denominadas cuentas a la vista, que son un producto práctico y necesario, ya que resulta de gran utilidad contar con un depósito bancario al que remitir las domiciliaciones del gas, la luz o el teléfono, por ejemplo.

Este tipo de cuentas pueden ser personales o pluripersonales, y estar a nombre de personas físicas o jurídicas. Además, su apertura no precisa muchos requisitos, y el cliente no tiene que demostrar que posee ingresos elevados. En realidad, no tiene por qué demostrar ninguno ya que la propia entidad, si comprueba que los ingresos que se reciben en esa cuenta son escasos, limitará sus posibilidades y no le permitirá, por ejemplo, domiciliar pagos. De este modo, el banco no arriesga en exceso porque establece barreras a que una cuenta quede en descubierto.

La apertura de una cuenta a la vista no requiere muchos requisitos, pero el banco impone limitaciones si hay pocos ingresos

El límite del crédito de una cuenta a la vista depende de la política del banco, pero lo habitual es que al cliente sólo le ofrezcan la posibilidad de endeudarse por un importe similar al dinero que mantiene en la cuenta (aunque tenga la nómina domiciliada), o que se le permita exclusivamente una cierta capacidad, que suele ser realmente limitada. Una política generalizada entre las entidades es permitir que el titular de una cuenta se endeude, como máximo, por el valor de una sus nóminas. Cuando un cliente que tiene contratada una cuenta a la vista desea disponer, además, de tarjeta de crédito, la entidad le suele pedir más garantías para expedirla, como la domiciliación de la nómina o de la pensión.

Algunas cuentas a la vista incluyen servicios como seguros de accidentes, seguros de hogar, de viajes… En otras ocasiones, lo que se ofrece son anticipos de la nómina sin cobrar intereses por ello.

Comisiones y escaso rendimiento

Entre sus desventajas cabe destacar el hecho de que los bancos pueden cobrar comisiones por su apertura y mantenimiento. La comisión de mantenimiento supone una cantidad fija, que conviene conocer, porque puede ser de hasta 40 euros anuales. Las condiciones y el cobro de estas cuotas varían -como en casi todos los productos bancarios- en función de quién sea el titular de la cuenta. Así, la mayor parte de entidades anuncia ofertas especiales para jóvenes, a quienes que cobran menos. La consideración especial hacia estos clientes es parte de una estrategia bancaria sabiamente calculada, ya que los bancos son conscientes de la importancia de la fidelidad a largo plazo, y de ahí la búsqueda de ofertas especiales para estos segmentos de la población que, una vez hayan contratado varios productos con una entidad, difícilmente la abandonarán para pasarse a otra.

Las cuentas a la vista tienen un rendimiento muy bajo y no se pueden considerar como una inversión

Las cuentas a la vista son también las que menos intereses dan, y en ningún caso uno de estos depósitos puede considerarse como una inversión. Cualquier otro depósito ofrece un interés superior y no acarrea los costes de mantenimiento de estas cuentas, cuya rentabilidad se ven más reducida aún con la inflación. El pago de intereses puede realizarse a partir del primer euro que se ingrese en la imposición, desde un saldo determinado, o por tramos, lo que supone que el tipo de interés que se aplica aumenta proporcionalmente con el saldo existente en la cuenta.

Si se quiere contar con un mayor rendimiento del dinero depositado en una cuenta de este tipo, se puede optar por la contratación de una cuenta ahorro vivienda. Los bancos suelen ofrecer mejores condiciones por el dinero que se deposita en ellas, ya que, al ser productos de ahorro, confían en que sus fondos vayan aumentando. Pero lo cierto es que ese dinero se puede recuperar en cualquier momento. La única contrapartida de retirar el dinero si se ha escogido una cuenta vivienda es que se pierde la oportunidad de beneficiarse de la rebaja fiscal que contempla Hacienda para estos productos.

La oferta actual

La oferta de cuentas a la vista del mercado financiero español es muy extensa, puesto que es una de las operaciones más sencillas y extendidas.

  • La cuenta a la vista del Banco Popular, por ejemplo, promete realizar todas las gestiones para domiciliar la nómina en la cuenta corriente, ofrece anticipar el importe de la nómina en caso de necesidad, e incluye un seguro de accidentes gratuito.

  • BBVA ofrece una «cuenta ordinaria», un simple depósito para introducir dinero que permite la domiciliación de recibos. Las «cuentas claras» de esta entidad (una forma de cuentas a la vista que se ofrece si se domicilia la nómina), en cambio, se responsabilizan de un descubierto de hasta 1.000 euros. También ofrece tarjetas de débito y de crédito, pero con coste anual.

  • Desde SCH se comprometen a no cobrar comisiones a los clientes que abran una cuenta a la vista. La domiciliación de la nómina, una vez más, es la llave que permite acceder a prestaciones más amplias. En este caso, a un préstamo de anticipo de nómina. Este banco aclara que las cuentas corrientes y de ahorro son muy similares, y su única diferencia es el soporte en se anotan los movimientos, que en el caso de las cuentas corrientes consiste en una libreta. Ambas modalidades permiten contar con cheques y con tarjetas de crédito.

  • En Caja Laboral es posible contratar la Supercuenta y la Superlibreta, esta última con una libreta para la anotación de los movimientos. La Supercuenta, por su parte, ofrece un seguro de accidentes y la posibilidad de optar a préstamos personales en condiciones especiales. Para los mayores de 55 años existe la Super 55, que ofrece, además de los intereses de la cuenta, puntos que se pueden canjear por regalos.

  • Cajamar especifica los intereses que ofrece a los titulares de cuentas a la vista. Así, la Cuenta.i ofrece un 3,82% T.A.E. hasta los 75.000 euros, y un 4,07% a partir de esa cantidad. No tiene comisiones de mantenimiento o de administración.

LIBRETAS DE AHORRO

Las actuales cuentas corrientes comenzaron siendo, en algunas entidades, libretas de ahorro. Pero los depósitos a la vista bajo la modalidad de cuentas de ahorro no son exactamente iguales a éstas. En las libretas, por ejemplo, no se permite al cliente quedarse en números rojos, ni la utilización de cheques. Las libretas son el producto que se ofrece como primera forma de entrar en contacto con el banco -es el medio que utilizan las personas con menor cultura financiera- y permite realizar muchas de las operaciones necesarias para el día a día.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube