La reciente decisión del Banco Central Europeo (BCE) de rebajar los tipos de interés del 0,25% al 0,15%, y marcar un nuevo mínimo histórico, tendrá unas consecuencias desalentadoras para los ahorradores españoles: verán que en los próximos meses sus principales instrumentos de ahorro, con preferencia los depósitos, perderán aún más competitividad y se situarán por debajo del umbral del 1%. Si ya de por sí estos productos bancarios no gozaban del atractivo de su remuneración, a partir de ahora, y tras la decisión de banco emisor europeo, será menor. Pero, como se indica en este reportaje, se puede hacer algo para mejorar la rentabilidad, aunque habrá que asumir más riesgos, optar por otros productos bancarios alternativos o echar un poco de imaginación para incrementar los márgenes de las imposiciones.
¿Qué puede hacerse?
Pueden aplicarse pequeños trucos para que la rentabilidad de los depósitos sea mayor a través de ciertas estrategias en su contrataciónLas opciones para los ahorradores tradicionales se seguirán estrechando y puede que, sin recurrir al viejo sistema de guardar los ahorros debajo del colchón, se limiten a contratar las cuentas más rentables del mercado bancario, que no contemplen ningún tipo de comisión y que pueda devolverles un pequeño porcentaje de los gastos derivados de sus facturas domésticas. Quienes quieran más rentabilidad volverán la vista a otros productos, en especial los derivados de la renta variable, aunque en ellos no se garantiza la rentabilidad y cabe el riesgo de perder parte de los ahorros, si la evolución de los mercados financieros no es la esperada.
No obstante, pueden encontrarse otras opciones menos formales, y pueden aplicarse pequeños trucos para que la rentabilidad de los depósitos sea mayor a través de ciertas estrategias en su contratación.
1. Si se aprovecha la menor duración de los depósitos, se pueden rotar los ahorros de una entidad a otra, sacando partido de las ofertas para nuevos clientes u ofertas de bienvenida que contemplan los bancos, y que tienen un plazo de permanencia de entre tres y seis meses.
2. Combinar el depósito, con una parte integrada en renta variable (estructurados o referenciados). Esto puede incidir en la mejora de su rentabilidad, y en muchos casos tiene un mínimo garantizado.
3. Elegir fondos de inversión monetarios que puedan mejorar el margen actual de las imposiciones y que puedan proporcionar a los clientes un 2% anual a través de un producto seguro y asequibles a cualquier perfil de los usuarios.
4. Contratar un seguro de ahorro, que comercializan las principales aseguradoras o bancos del país y cuya rentabilidad fluctúa entre el 2% y 3% anual.
5. Si se dispone de una importante cantidad económica, puede que se pueda negociar directamente en la sucursal una mejora de los márgenes de estos productos.
6. Se puede sacar rendimiento a la oferta de productos bancarios que amplían los beneficios a los depositantes. Aunque cada vez son más difíciles de detectar, siempre se puede encontrar alguna oportunidad en las propuestas bancarias.
7. Rentabilizar las divisas a través de una imposición que puedan generar una buena rentabilidad.
8. Si no importa asumir riesgos, se puede acudir a los muchos productos que genera la renta variable, desde la compra de acciones en los mercados bursátiles a otros productos más sofisticados e innovadores.
Aprovechando la buena evolución de los mercados bursátiles, una excelente alternativa a los depósitos es posicionarse en Bolsa a través de un valor que genere unos atractivos dividendos. No en vano, en la española, la mayoría de los integrantes del IBEX 35 cuenta con esta remuneración al accionista, con una rentabilidad anual que oscila desde el 3% al 10%.
El riesgo que se asume es mayor, pero, a través de estos pagos, se puede generar un modelo de renta fija dentro de la variable, como fórmula alternativa para mejorar los débiles pagos de las imposiciones en estos momentos. De todas maneras, es un dinero con el que puede contarse durante todo el año (con pagos anuales, bimestrales o trimestrales), y con el valor añadido que puede verse potenciado si hay una importante revalorización de las acciones compradas.
Está muy indicado para los ahorradores a medio y largo plazo, que no necesitan de una liquidación inmediata de sus posiciones en la renta variable.