Las tarjetas de crédito permiten elegir la forma de pago para las compras que se hacen con ellas, tanto si se quiere abonarlas en su totalidad a comienzos del mes siguiente como si se prefiere hacerlo a través de una cuota mensual. Pero no seleccionar bien el modo de pago con la tarjeta de crédito puede resultar catastrófico para la economía personal. Por suerte, conocer qué cuota escoger y optar por la mejor manera de devolución según el perfil del usuario es muy fácil y ayudará a evitar intereses de más. En este artículo se trata cada una de ellas.
Para elegir la mejor cuota en las tarjetas de crédito, lo primero que se debe hacer es analizar los tipos de gastos que se realizan con ellas y adaptar para cada momento la forma de abono que estos «plásticos» ofrecen a las necesidades personales. Además, hay que tener en cuenta el tiempo que se estará pagando, cuáles son los intereses y qué cuota mensual se puede afrontar. Según estas variables, hay tres clases de cuotas para financiar las compras hechas con las tarjetas de crédito.
1. Tarjetas de crédito: ¿cómo comprar más barato?
El pago total para compras pequeñas y sin endeudarse es el modo más barato de adquirir con tarjetas de crédito. Se trata de reembolsar todo el dinero utilizado durante un mes al comienzo del siguiente en una única cuota y sin que cobren intereses.
Este tipo de abono es perfecto para un perfil de consumidor que no usa demasiado esos «plásticos» y que tan solo emplea el crédito disponible para pagar más adelante (una vez haya cobrado) alguna compra puntual cuyo importe sea más alto de lo normal. También es útil para disfrutar de otras ventajas que ofrecen estas tarjetas, como los seguros de viaje al adquirir billetes de avión o los descuentos en ciertos establecimientos.
Esta forma es la más recomendable para evitar pagar intereses, aunque dependerá de la capacidad de reembolso y de la cantidad que crédito que se emplee.
2. Tarjetas de crédito: cuotas fijas
La cuota fija es el pago aplazado para cubrir poco a poco grandes compras sin que la deuda se alargue eternamente. Este modo de reembolso significa que se abona cada mes una cuota de una cantidad especificada con anterioridad, sin tener en cuenta el capital a crédito que se utilice con las tarjetas. Así, si se elige una cuota de 150 euros, siempre se hará frente a esa mensualidad sin importar si se han hecho compras por un valor de 500 euros o de 1.000 euros.
Esta forma de pago está diseñada para un perfil de consumidor que realiza grandes compras con la tarjeta y que no puede reembolsar en un único pago, por lo que decide devolverlo sabiendo cuánto abonará cada mes sin sorpresas. Si se necesita pagar a plazos una adquisición en concreto, es la manera de hacerlo conociendo cuánto tiempo se tardará en reembolsarlo.
Imagen: CafeCredit
3. Tarjetas de crédito: pago en cuotas variables
Por último, las tarjetas de crédito ofrecen el pago aplazado porcentual, es decir, pagar cada mes un porcentaje, que oscila entre el 3% y el 50%, del dinero pedido en el crédito. Esta opción no es demasiado recomendable, ya que la cuota mensual que se deberá abonar variará según el capital pendiente.
Además, el porcentaje que se paga se calcula cada mes sobre el dinero que queda por hacer frente. De esta manera, para una compra de 1.000 euros con cuota porcentual del 50%, con la primera cuota se deberían reembolsar 500 euros, pero la segunda sería de 250 euros (el 50% del capital pendiente) y así de forma sucesiva. Esto hará que el tiempo de reembolso se alargue y se acabará pagando de más.