El frenazo del sector de la construcción está afectando profundamente al empleo inmigrante, el colectivo más vulnerable ante la desaceleración económica que vive el país. En el primer trimestre del año el paro entre los inmigrantes ha crecido cerca de un 24%.
Según datos que publica hoy el diario El País, de los 246.600 desempleados que se inscribieron en las oficinas de empleo hasta marzo, 97.000 eran inmigrantes, tanto comunitarios y extracomunitarios. En total son 504.700 parados extranjeros, con una tasa del 14,65%, dos puntos por encima de la registrada en el trimestre anterior, frente a la del 8,73% de los españoles.
Y la situación no da síntomas de mejorar, al menos a corto plazo. Según el Servicio de Estudios del BBVA, durante este año y el próximo se destruirán en España en torno a 400.000 puestos de trabajo.
Capitalizar el paro
Ante este desalentador panorama, el Ministerio de Trabajo e Inmigración está estudiando la posibilidad de que los inmigrantes puedan capitalizar el paro para volver a su país, según anunció recientemente el titular de esta cartera, Celestino Cobarcho, quien ha reconocido que existe una crisis en el sector de la construcción, ya que el parón en la industria ha rebajado hasta un 50% la producción de vivienda libre y esto «está destruyendo empleo».
Con dicha medida -que sería siempre de carácter voluntario-, los extranjeros podrían retornar a sus países de origen habiendo cobrado de una sola vez todas las prestaciones por desempleo que les corresponderían para poder empezar allí una nueva actividad. Corbacho apuntó también que su departamento está elaborando una guía para facilitar este proceso de regreso.
Desempleo, el gran problema
El desempleo es, junto a la situación económica, la principal preocupación de los españoles, según el último barómetro elaborado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), cuyo contenido ha sido publicado esta semana por el Gobierno.
Casi la mitad de los españoles sitúa al paro y a los problemas de índole económico como las grandes asignaturas pendientes de 2008, opinión que mantienen desde enero y que no tiene visos de mejorar, al menos a corto y medio plazo.
Para uno de cada tres españoles (el 37%), la situación económica del país es “mala” o “muy mala”, mientras que cerca de la mitad (el 44,7%) la considera regular y sólo una quinta parte (20%) la juzga como buena o muy buena.
En 2009, tres de cada cuatro entrevistados consideran que las cosas marcharán igual (40,8%) o incluso peor (34,4%), y sólo el 12% piensa que ira mejor. Entre los encuestados por el CIS, sólo la mitad (51,3%) tenía trabajo en ese momento.
