Maneras de refrigerar nuestra casa

Con la llegada del calor la utilización de sistemas para refrigerar nuestro hogar se convierte en algo necesario, sobre todo en aquellas zonas donde la temperatura alcanza las cotas más altas. De todas maneras, antes de decidirnos por uno u otro tendremos en cuenta sus ventajas y el coste energético que nos pueden suponer.
Por EROSKI Consumer 17 de julio de 2003

Fundamentalmente nos vamos a referir a los dos sistemas que habitualmente se emplean en los hogares, la instalación de un aparato de aire acondicionado y el uso de ventiladores. Cualquiera de estos dos métodos puede ofrecer buenos resultados, pero sería conveniente que tuviésemos en cuenta sus características para decidirnos por uno u otro.

En primer lugar se trata de dos formas de refrigeración de un espacio distintas. El aire acondicionado es un sistema que se emplea para variar las condiciones ambientales de una estancia respecto al exterior. A través de un conjunto de aparatos logra controlar la temperatura y grado de humedad del aire. Básicamente consta de lo que se denominan difusores de entrada, a través de los cuales el aire del ambiente se conduce a una unidad de refrigeración que enfría el aire con agua fría (a una temperatura que suele oscilar entre los 5 ºC y los 8 ºC). Después este aire enfriado regresa a la estancia mediante los llamados difusores de salida, consiguiéndose una refrigeración del ambiente.

Como vemos se trata de un proceso que consiste en el enfriamiento del aire del ambiente mediante agua. Principalmente existen dos tipos de aparatos de aire acondicionado, dependiendo de la fuente energética que emplean para enfriar el agua, los eléctricos y los que usan gas natural. Estos últimos consumen menos energía.

Debemos tener claro que el objetivo del sistema de aire acondicionado es mantener a una temperatura y humedad constantes un recinto aislado, por lo que para que su efecto sea plausible tendremos que mantener cerrados los accesos a este recinto, lo que se traduce en que si abrimos las puertas o ventanas de nuestra casa estaremos reduciendo la eficacia del aire acondicionado.

Su máximo inconveniente es que consume bastante energía. Por el contrario logra mantener estable la temperatura de un recinto.

Los ventiladores, en cambio, son mucho más baratos y permiten un mayor ahorro energético pero no enfrían el aire, lo que hacen es provocar una corriente refrescante, mediante el giro de sus aspas. No se trata de que enfríen el ambiente, sino que mueven el aire generando una corriente.

Con estos aparatos si es recomendable abrir las ventanas, para permitir que la corriente de aire sea más potente. De todas maneras para ampliar sus efectos conviene tomar medidas, tales como colocar persianas y cortinas de colores claros para que reflejen el calor hacia el exterior, colocarlos debajo de ventanas para así aprovechar la corriente de la calle, no dejarlos encendidos innecesariamente (cuando salgamos de casa o no estemos en la habitación en la que está instalado) o limpiar periódicamente sus aspas.

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