Asesores personales de imagen

Los "personal-shoppers", cada vez más demandados por los hombres, brindan servicios al alcance del ciudadano medio preocupado por su imagen
Por Miriam Lerose 10 de mayo de 2007

Img estilistaImagen: Dominik Golenia

No sólo puede ser un compañero de compras, sino que además puede aconsejar desde la elección de un ramo de flores hasta lo que una persona debe lucir en una entrevista laboral o en su propia boda. Son los asesores de imagen o «personal-shopper», profesionales que han dejado de ofrecer exclusivamente sus servicios a las personas de alto poder adquisitivo para ponerse a disposición del ciudadano medio que en un momento determinado precise de su ayuda.

La elección del atuendo adecuado puede ser un verdadero problema para todos los que no dispongan del tiempo, del empeño o del gusto necesario para encontrarlo. Los servicios que estos profesionales prestan consisten en encontrar el ‘look’ conveniente para una boda, asesorar en la ropa más apropiada para las reuniones de trabajo y organización de eventos, además de aconsejar en cuestiones de belleza, arte, decoración y ocio.

Hay que tener en cuenta, no obstante, que el coste del servicio de un «personal shopper» varía según la cantidad a disposición del cliente y de la empresa que se contrate como intermediaria. Si lo que se requiere es un asesor por una hora, el precio se acerca a los 70 euros y 90 euros, mientras que la media jornada oscila entre los 170 y los 300 euros. Un presupuesto más caro supone disponer de los servicios de este asistente durante un día, entre 500 y 700 euros.

Cuando el cliente no dispone de tiempo libre, el asesor se ocupa de hacer las compras por encargo. En este caso, el servicio cuesta 45 euros la hora y el tiempo mínimo de contratación es de dos horas. Ahora bien, llegado el caso de requerir los servicios de personal con vehículo, los precios se elevan desde un mínimo de 390 euros a 470 euros por cuatro horas, con la aclaración de que la hora extra se paga 100 euros.

Los asesores personales se encuentran en las empresas dedicadas a satisfacer este tipo de demandas o bien en tiendas multimarcas que han incorporado el servicio en respuesta a la necesidad de sus clientes.

Los hombres, clientes potenciales

El mito de que las mujeres son las más influenciadas por la opinión de un asesor de imagen se desmorona al comprobar que, en los últimos años, los hombres se han hecho más dependientes de la imagen que transmiten y, en consecuencia, importantes consumidores de estos servicios, tal y como aseguran algunos asesores de imagen y comerciantes.

Sin embargo, los hombres utilizan este tipo de ofertas para lograr una buena imagen en los ámbitos laborales o para realizar obsequios, mientras que las mujeres incorporaron el rol del «personal shopper» a su vida cotidiana: lo buscan para organizar un evento, salir de compras o actualizar el armario, prácticas que muchas españolas ya no realizan solas. En líneas generales, el terreno a explotar por las empresas es el de mujeres y hombres en la franja de los 25 a 45 años.

Los motivos por los cuales estos servicios cuentan con una creciente aceptación pasan fundamentalmente por la falta de tiempo, sumado a las dudas sobre el propio gusto y estilo. Los usuarios consideran que, delegando ciertas tareas de la vida cotidiana, pueden ganar tiempo y ahorrarse dinero, incluso. Muchos aseguran que por desconocimiento de los comercios, en cuanto calidad y precio, han terminado comprando prendas que jamás han usado a precios excesivamente altos.

Contratar un asesor

Si lo que se necesita es un asesor de imagen integral que efectúe un cambio radical de imagen, todo comienza con una entrevista de 90 minutos, en los que se busca determinar qué le sienta bien al cliente y qué pretende, seguida de una prueba de colores y telas.

Entendidas las características físicas, la personalidad, el estilo de vida y el presupuesto que dedica el cliente a su imagen, se comienza con el trabajo en cuestión. Hay que tener en cuenta que el primer paso radica en confiar plenamente en el criterio y buen gusto del especialista. La ‘radiografía’ del cliente a veces está incluida en el presupuesto, aunque en otras tiene un coste de aproximadamente 190 euros.

Organizar el armario

Estos asesores consideran que antes de ir de compras es necesaria la organización y clasificación del guardarropa para maximizar sus posibilidades en las diferentes ocasiones y épocas del año: eliminar las prendas pasadas de moda o las que no se ajustan a la imagen que se desea proyectar, así como crear nuevas combinaciones con el vestuario vigente.

Suelen coincidir los profesionales en que no siempre es necesario gastar enormes sumas de dinero en nuevas prendas, sino adquirir un buen «capital de vestuario» y renovar los complementos cada temporada. Un ‘análisis del armario’ cuesta aproximadamente 90 euros la hora.

Pero la oferta va más allá del vestuario de cada día o para una ocasión especial: si se tiene pensado realizar un viaje, estas empresas ofrecen asesoramiento acerca del tipo de indumentaria y los accesorios convenientes, atendiendo al clima y la cultura del lugar de destino.

La primera impresión es la que cuenta

En la primera entrevista laboral es fundamental transmitir una buena impresión, pero resulta que no siempre se sabe qué vestimenta es la adecuada. Para solucionar un problema de esta envergadura, una posibilidad es recurrir a un asesor de imagen, que tiene como finalidad potenciar y armonizar la imagen personal. Su objetivo es que el cliente transmita aquellas cualidades que desea proyectar, y para poder ofrecer un servicio integral cuenta con el soporte de esteticistas, peluqueros y maquilladores, entre otros profesionales.

Si más que un compañero de compras, lo que necesita es aprender y optimizar los gustos, algunas empresas dedicadas al cuidado de la imagen ofrecen seminarios y capacitaciones para aprender a vestirse según la ocasión. Un curso “express” de dos horas cuesta 50 euros y puede contratarse bajo la modalidad “a domicilio” con un mínimo de cinco personas, mientras que un seminario con una carga horaria de 100 horas supone cerca de 2.000 euros.

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