Pagar por todo

Cobrar por servicios antes gratuitos perjudica aún más la ya tocada economía doméstica de los españoles
Por Blanca Álvarez Barco 6 de noviembre de 2013
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Imagen: Svilen Milev

Pagar por ir al baño en la estación de tren de Atocha, en Madrid, es la última ocurrencia, y parece que la antesala de pagar hasta por respirar. Y no se trata tan solo de las comisiones bancarias, ni de impuestos como el IVA, sino que cualquier acto de la vida cotidiana está ya sujeto a cobro: es gravoso conducir (las autovías podrían ser de peaje), aparcar, tomar medicación, ponerse enfermo y pasar unos días ingresado… y ¡hasta pedir unos cubitos de hielo para un refresco o un café! En el siguiente artículo se detallan algunos de los servicios por los que se cobra o se pretende cobrar, y si es posible evitar abonarlos.

Pagamos cada vez por más servicios

Son numerosos los economistas que basan la salida de la crisis en el aumento del consumo. Pero, con sueldos cada vez menores y una tasa de paro superior al 25%, es difícil que los españoles puedan consumir. Además, no solo no se facilita la vida al ciudadano, sino que cada vez hay que pagar por más servicios, hasta ahora gratuitos, comprometiendo la economía doméstica de millones de españoles.

La política de pagar por todo comenzó hace menos de dos décadas, pero en la actualidad llega a límites insospechados. Tanto gestores públicos como la empresa privada ven los beneficios claros de ganar unos céntimos más cobrando por servicios que siempre habían sido gratuitos para los ciudadanos.

Parquímetros, copago de medicamentos, duplicados de documentos… cada vez se cobra por más servicios hasta ahora gratuitos

Hace ya unos años, se pasó de poder recibir información telefónica gratuita para numerosos servicios (solicitar la hora, consultar el estado del tiempo…) a abonar cada llamada. La política de cobrar por todo continuó con pagar por aparcar en la calle, con zonas establecidas, parquímetros, horarios…, cuando en teoría ya se paga ese concepto al abonar el impuesto de circulación. Y sigue, imparable, con el copago de fármacos, el previsible abono por el uso de las autovías… y ¡hasta por ir al baño! La última noticia es que en la estación de Puerta de Atocha de Madrid, habrá que pagar 0,60 céntimos si se desea hacer uso del baño, hasta ahora público.

Algunos de los servicios por los que se cobra o se pretende cobrar son los siguientes. ¿Se puede evitar abonarlos en todos los casos?

  • Autovías:

    Aún no son de pago, pero puede que lleguen a serlo. La Asociación de Concesionarias de Autopistas de Peaje (ASETA) ha instado al Gobierno a que aborde la implantación del cobro de un peaje por el uso de las autovías, ahora gratuitas. Con esta medida se conseguirían 10.000 millones de euros anuales, según indica el presidente de la asociación, José Luis Feito, quien considera que no es viable que España siga pagando el mantenimiento de una red de autovías de gran capacidad de 12.000 kilómetros de longitud, con cargo a los presupuestos. En caso de implantarse, será una de las medidas cuyo pago no podrá evitarse, a no ser que se escoja circular por carreteras secundarias, que harán los viajes más largos y pesados.

  • Copago de medicinas o por el sillón de acompañante en el hospital:

    Desde hace unos años ver la televisión en el hospital no es gratis, pero pagar por acompañar a un familiar enfermo (como sucede en algunos centros catalanes) o tener que sufragarse los gastos de una enfermedad rompe el acceso universal en condiciones de equidad a los servicios públicos sanitarios. Sin embargo, es uno de los gastos inevitables, ya que, o se paga, o no se recibirá el servicio.

  • Parquímetros:

    En esta tasa se apela a la idea de ser más cuidadosos con el medio ambiente. Y, así, aparcar en la vía pública pasó, de la noche a la mañana, a ser gravoso para el ciudadano. Si no se posee un garaje (por el que también abona la persona sus impuestos) y se aparca en la calle, hay que pagar, salvo si se hace en la zona de residencia (reservada previo abono de una cuota anual).

  • Pagar por ser rescatado:

    Más alla de los casos de clara negligencia en alpinismo, es difícil estar de acuerdo con que se privaticen y facturen como servicios de pago el rescate en montaña. En marzo de 2012, el salvamento de una persona que practicaba escalada, actividad que la normativa considera como deporte de riesgo, fue gravado con una cuantía total de 2.417 euros en Euskadi.

  • Duplicado de tarjeta sanitaria:

    En Madrid hay que prestar atención a no perder la tarjeta sanitaria, ya que quien la extravíe deberá abonar 10,10 euros, en concepto de tasa de emisión sucesiva por causa no imputable a la Administración.

  • Baños:

    Adif, la empresa pública que administra la infraestructura ferroviaria en España, ha asignado la gestión de los aseos de la estación de tren de Atocha a 2theloo, empresa especializada en este tipo de servicios. Cuando empiecen a estar operativas las nuevas instalaciones, habrá que tener calderilla siempre a mano, pues utilizarlos costará 0,60 céntimos de euros. Se puede evitar este gasto si se tiene billete, ya que los baños de las zonas de embarque seguirán, de momento, siendo gratuitos.

  • Cuota por instalar placas solares en casa:

    El Gobierno cobrará una cuota anual a quienes instalen placas solares fotovoltaicas en su vivienda, como medida de apoyo al consumo eléctrico tradicional. Si se desea tener un hogar eficiente y «verde», habrá que pagar este plus.

  • Hielo de las bebidas y la jarra de agua:

    Son gastos menores, pero que, al final, suman. Cobrar aparte el hielo en las bebidas o el café (que con hielo cuesta 15 céntimos más que solo), o una jarra de agua (del grifo), es casi una afrenta para el consumidor. La manera de evitar pagar esto es dejar a un lado la vergüenza y preguntar por qué conceptos se cobra o, al ver que hay que abonar los citados productos, no volver a ese lugar.

  • Cobrar por inflar las ruedas en la gasolinera:

    El servicio de comprobar la presión del aire de los neumáticos e inflarlos ha sido por costumbre gratuito. Pero ya hay gasolineras que empiezan a solicitar una cantidad (mínima) por utilizarlo. En este caso, como en el anterior, lo más conveniente es irse de esa gasolinera, no volver, y buscar otra, ya que es un servicio muy extendido.

El fracasado impuesto ecológico en Baleares

Fue introducido en 2002 como un impuesto sobre las estancias en empresas turísticas de alojamiento con una cantidad diaria entre 0,26 euros y 2,05 euros por persona, dependiendo de la categoría del establecimiento elegido. El pago era efectuado por el turista en el mismo establecimiento y quedaban exentos los niños menores de 12 años y las estancias subvencionadas por programas sociales.

La tasa tuvo un impacto muy negativo en el sector turístico, algo que condujo a su supresión en octubre del 2003, poco más de un año después de su implantación.

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