Programas de readaptación profesional

Algunas mutuas ofrecen cursos de formación y ayudas económicas para los discapacitados por accidentes de trabajo
Por Carlos Astorelli 2 de abril de 2008
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Imagen: Leonard Low

Aprender de nuevo

Caídas en altura, atropellos de maquinaria, errores en la cadena de producción y fallos de las medidas de seguridad son algunas de las causas de accidentes más comunes en el mundo laboral. En el último período 2006-2007, se produjeron más de 8.800 accidentes graves, con los sectores de la construcción y la industria a la cabeza de las estadísticas del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Frente a estas contingencias, además de la atención médica, la rehabilitación y las pensiones por incapacidad total o parcial a que tienen derecho los trabajadores y que sufraga la Seguridad Social, las mutuas ofrecen entre sus servicios los denominados Programas de Readaptación e Inserción, que buscan dotar a los afectados de nuevas aptitudes productivas.

Gracias a esta política, cuando se produzcan accidentes de trabajo que tengan como consecuencia la incapacidad total o parcial, los trabajadores podrán acceder a programas especiales de readaptación y de reinserción laboral. Si bien la oferta, por el momento, se acota sólo a algunas mutuas, éstas cuentan con un amplio abanico de posibilidades en la enseñanza de oficios que se adaptan a las nuevas circunstancias físicas y psíquicas de los accidentados. Los planes educativos incluyen apoyo para la reinserción en el mercado de trabajo, asesoramiento para nuevos emprendedores, e incluso ayudas económicas para la adquisición de maquinaria e instalaciones para proyectos independientes.

Los programas incluyen apoyo para la reinserción laboral, asesoramiento y ayudas económicas para la adquisición de maquinaria e instalaciones

Se trata de políticas especiales que llevan a cabo las mutuas, no sufragadas por fondos públicos -como el resto de sus servicios-, y que se subvencionan con el 10% de los excedentes anuales de su actividad, administrados por la Comisión de Prestaciones Especiales de cada entidad. Actualmente, de las cerca de 20 mutuas que operan en el territorio español, son tres las que cuentan con este tipo de programas formativos a disposición de sus afiliados, como parte del proceso global de rehabilitación física tras el accidente.

Retorno a la actividad productiva

El principal objetivo de estos programas es dotar de nuevas herramientas para reemprender su actividad productiva al trabajador víctima de un accidente e incapacitado total o parcialmente para desempeñar su puesto laboral. Asimismo, persiguen favorecer el retorno al contexto social con la mayor calidad de vida posible.

La mutua pionera en prestaciones de carácter formativo profesional es FREMAP, cuyo “Programa de Integración Laboral de Personas con Discapacidad” se remonta al año 1972, y ofrece en sus instalaciones de Majadahonda, en Madrid, aulas y talleres de formación en diversas disciplinas. Se trata de cursos intensivos de más de 600 horas totales de carga horaria distribuidos en cuatro meses y ocho horas por jornada. Las áreas de conocimiento comprenden la Informática (Autocad 2007, Autoedición, Informática Administrativa), Calidad Industrial, Atención Telefónica, Contabilidad, u oficios clásicos como Electricidad, Jardinería, Restauración de muebles y Zapatería. Además de los 14 cursos y las 35 especialidades de dicho programa, se puede optar por realizar sólo la especialización en función del interés y necesidad de cada alumno, según explica José Antonio Zarzuela, director del Área de Readaptación del FREMAP.

Requisitos y acceso

El acceso a este tipo de programas se da en el marco de la rehabilitación. Normalmente son el médico rehabilitador, el fisoterapeuta o el servicio de enfermería quienes informan al paciente del inicio de programas. Los trámites de solicitud y el acceso a la formación son sencillos, según aclara Zarzuela, quien subraya la importancia de que el aprendizaje se dé en el ámbito hospitalario, muchas veces de forma paralela a la rehabilitación física.

El principal requisito para ser admitido es ser socio de la mutua y presentar el certificado de invalidez, que debe tramitarse en la Seguridad Social regional. En algunos casos se impone, además, un límite de edad, como ocurre con la mutua ASEPEYO, que admite en su programa a alumnos de hasta 50 años, “para destinar de la manera más productiva los recursos”, ya que, como aseguran desde dicha sociedad, superada esa edad y en una situación de discapacidad, lo más corriente es que el trabajador piense en el retiro.

El principal requisito para ser admitido es ser socio de la mutua y presentar el certificado de invalidez, aunque en algunos casos se impone la edad límite de 50 años

Fraternidad MUPRESPA, por su parte, ofrece soporte para la readaptación en forma de prestaciones económicas. La Comisión de Prestaciones Especiales de esta entidad otorga ayudas económicas para cursos u otras acciones encaminadas a la readaptación profesional y, a su vez, gestiona la utilización de los servicios de distintos centros específicos pertenecientes tanto a las administraciones públicas como a instituciones privadas, entre los que se encuentran el Centro de Recuperación de Minusválidos Físicos, Fundación ONCE, Asociación ALPE, etc.

Ayuda en la búsqueda de empleo

Tras finalizar el proceso de formación, las mutuas ayudan también en el proceso de acceso al nuevo mercado de trabajo. Hay que tener en cuenta que estas entidades no son una empresa de trabajo, aunque acompañan a los trabajadores en el proceso de búsqueda laboral y, además, incentivan e informan a las empresas asociadas en el cumplimiento de la LISMI (Ley de Integración Social de Minusválidos). Así, ASEPEYO acaba de incluir entre sus servicios el programa “Integra”, ya en funcionamiento desde hace cuatro años para sus propios empleados.

En concreto, “Integra” busca crear una herramienta de apoyo para las empresas que no sólo contribuya al mero cumplimiento de la normativa, sino que incentive la “asunción voluntaria” de un comportamiento socialmente responsable. Desde esta entidad, que ofrece formación en alrededor de 12 áreas, aseguran que su trabajo con los empleadores asociados ofrece amplias posibilidades de reinserción. De hecho, la propia mutua busca captar a los trabajadores que se forman en sus cursos.

Las mutuas cuentan con bolsas de trabajo propias conectadas con servicios de empleo, e incluso, contratan a algunos trabajadores que se forman en sus cursos

Algo semejante sucede con FREMAP, cuyo director del Área de Readaptación asegura que el índice de trabajadores que se reincorpora al mercado tras el proceso de readaptación es del 77%, según las cifras que se desprenden de su actividad. Esta mutua cuenta con una bolsa de trabajo propia, conectada con el Instituto Nacional de Empleo (INEM) regional, y la bolsa de la ONCE, a través de su fundación FUNDOSA, entre otras instituciones.

En algunos casos, los programas dedican parte de sus recursos a los alumnos recién salidos de los centros que deseen emprender un proyecto autónomo de trabajo en su nueva situación. Así, FREMAP, a través del “Fondo de prestaciones especiales”, financia proyectos de autoempleo para los alumnos que hayan diseñado un proyecto viable de puesta en marcha de una empresa. Estas ayudas se destinan a la compra de maquinaria, y se conceden con una parte a fondo perdido y el resto a devolución sin interés. De esta manera, hasta la fecha, se han abierto talleres de reparación de calzado, de carpintería de aluminio, de reparación de televisión y vídeo, de ebanistería… o empresas de diseño y maquetación.

También hay mutuas que cuentan con un plus añadido, un fondo de prestaciones especiales para ayudar a los accidentados económicamente a cubrir las necesidades extraordinarias que se originan como consecuencia de su nueva situación. Estos conceptos pueden incluir desde el pago de determinados préstamos y el colegio de los niños hasta las reformas de adaptación de cuartos de baño o del vehículo, entre otras prestaciones.

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