El Parque de las Ciencias de Granada acoge una exposición sobre el «Velociraptor», el eslabón perdido entre reptiles y aves

La muestra incluye una réplica tridimensional animada a escala real de este despiadado dinosaurio
Por EROSKI Consumer 22 de mayo de 2004

El «Velociraptor», uno de los dinosaurios carnívoros más despiadados, es el eslabón perdido entre los reptiles y las aves. Estaban recubiertos de plumas, cuestión que hasta hace una década se desconocía al creer que su capa era de escamas. Sin embargo, una vez que la comunidad científica internacional ha reconocido el hallazgo que se produjo en 1994 en el noreste de China, todas las teorías han dado un giro radical.

Tal es así, que algunos expertos consideran que las aves son descendientes directas de esta especie y, por extensión, de toda su familia conocida como «Dromaeosaurios». Con el objetivo de mostrar a la sociedad su verdadero aspecto, el Parque de las Ciencias de Granada expone, durante ocho meses y por primera vez en Europa, una réplica tridimensional animada a escala real de este espécimen.

El robot ha sido realizado por la empresa japonesa Kokoro, bajo el asesoramiento técnico y científico del Museo de Historia Natural de Londres. Junto a este modelo se expone además una ilustración de cómo se pensaba que era el «Velociraptor» hasta hace poco tiempo, y una secuencia del documental de la televisión pública británica BBC «Caminando entre dinosaurios».

Según Pascual Rivas, catedrático de Paleontología de la Universidad de Granada, el «Velociraptor» es el segundo dinosaurio más conocido e interesante, y se encontraba en los límites evolutivos en muchos aspectos: «Tenía velocidades del orden de 60 kilómetros por hora, unas garras cazadoras depredadoras y una dentición muy fuerte. Tal vez era el dinosaurio más inteligente, con el cerebro más grande y posiblemente tenía sangre caliente».

Todas estas particularidades constatan la importancia de este ejemplar, al estar en la frontera entre los reptiles y las aves. Además se demuestra que el paso de las escamas a las plumas son mutaciones relativamente fáciles.

El primer hallazgo que se produjo de un «Velociraptor» tuvo lugar en 1923, durante la expedición realizada por el Museo de Historia Natural de Nueva York al desierto de Gobi, en Mongolia. Entre la gran cantidad de fósiles encontrados había un cráneo de «Velociraptor» en excelente estado de conservación, con las mandíbulas intactas y fragmentos del resto del esqueleto.

Aunque el descubrimiento más impactante ocurrió en 1971. De nuevo en la misma zona, un grupo de científicos mongoles y polacos encontraron un esqueleto de «Velociraptor» agarrado a un «Protoceratops», un dinosaurio más grande, en plena lucha. Ambos murieron al caerles encima una duna durante una tormenta de arena.

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