Enfrentarse a un examen oral

Para superar con éxito este tipo de pruebas, el alumno requiere una preparación específica
Por Marta Vázquez-Reina 21 de octubre de 2009
Img charla
Imagen: Eduardo Arcos

Son temidos por la mayoría de los estudiantes. Sin embargo, los exámenes orales son una forma de evaluación que permite a los alumnos adquirir destrezas importantes para su posterior desarrollo en el entorno laboral. Enfrentarse a ellos con una adecuada preparación previa y mantener a raya los nervios es fundamental para que el resultado sea óptimo.

Imagen: Eduardo Arcos

Si se da a los estudiantes la posibilidad de elegir entre un examen oral o escrito, es probable que la mayoría se decante por el segundo. Las exposiciones y exámenes orales en España no son un recurso muy utilizado en las aulas. Por el contrario, en otros países son un procedimiento de evaluación muy común y valorado. Además de servir para comprobar la adquisición de conocimientos por parte de los alumnos, son una herramienta eficaz para valorar su capacidad de organización y síntesis, su habilidad lingüística y su oratoria, unas destrezas que les servirán en un futuro para desarrollar sus carreras profesionales.

Cómo prepararlos

Es conveniente recopilar toda la información relativa al modo en que se desarrollará la prueba

Antes de comenzar a preparar un examen oral es conveniente recopilar toda la información relativa al modo en que se desarrollará la prueba. Hay que saber si consistirá en la exposición de uno o varios temas elegidos por el docente o si habrá que responder a las preguntas formuladas por éste. También será de gran ayuda conocer el tiempo del que se dispondrá y la composición del tribunal examinador, en el caso de que la evaluación recaiga en más de un profesor.

La clave para aprobar un examen oral, igual que uno escrito, reside en estudiar. La diferencia estriba en que se deben reforzar determinadas técnicas de estudio para que la prueba sea evaluada de forma positiva:

  • Resumen y esquemas: son muy útiles para preparar una prueba oral. Permiten al estudiante tener una visión organizada de los temas y establecer el guión para la exposición. En su elaboración, se debe aplicar una estructura de mayor a menor importancia de los contenidos. Ayudará a que los aspectos más relevantes sean siempre mencionados y no queden fuera por falta de tiempo.
  • Repaso: es fundamental releer el temario antes de realizar la prueba. El repaso eficaz se hace en voz alta y, si es posible, delante de otra persona. Así se creará un ambiente similar al del examen y el oyente podrá dar pistas suficientes sobre los puntos débiles del expositor.
  • Memorizar: mientras que en un examen escrito es fundamental la memorización, en una prueba oral hay que prescindir de ella para retener los contenidos, aunque se debe usar para recordar los esquemas o los guiones de los temas.

    La exposición

    Cuando se olvida la respuesta no hay que recurrir a la improvisación, sino que se debe reconocer

    Los exámenes orales crean a menudo miedo e inseguridad. Uno de los principales temores es quedarse «en blanco». No es lo mismo dejar una pregunta sin responder en una prueba escrita que perder la respuesta frente a un tribunal o un profesor. Cuando esto sucede, no hay que recurrir a la improvisación, es recomendable admitirlo. Estas exposiciones crean una mayor empatía del docente con el alumno que, en ocasiones, permite abordar con mayor naturalidad los problemas que surgen en el transcurso de la evaluación.

    Si el examen consiste en la exposición de un tema, será de gran ayuda, tanto para el alumno como para el docente, realizar una breve introducción que recoja los aspectos que se expondrán. Hacer un buen comienzo que logre captar la atención y el interés del examinador es el preámbulo de una prueba correcta.

    Hay que pronunciar y vocalizar con claridad, mantener un ritmo constante, sin acelerar ni parar

    El cuidado del lenguaje y vocabulario es otro de los aspectos más valorados por un examinador. Durante la exposición hay que pronunciar y vocalizar con claridad, mantener un ritmo constante, sin acelerar ni parar, y utilizar un tono acomodado al lugar. Se deben evitar las muletillas, las expresiones complicadas, las repeticiones innecesarias y hacer un uso adecuado de la gramática.

    Qué se valora en un examen oral

    Cuando un alumno tiene que demostrar sus conocimientos mediante una prueba oral, aunque el dominio que tenga del tema será siempre el aspecto más valorado, los docentes evalúan en conjunto otras variables no académicas:

    Presentación: es importante que el examinado dé una imagen de pulcritud ante el tribunal que le evalúa, que se debe extender también al material que exponga.

    Tiempo y orden: el alumno debe ajustarse al tiempo de exposición recomendado por el profesor. Explayarse puede delatar falta de capacidad para sintetizar y aunar conocimientos. Ser breve revela falta de estudio. Los contenidos expuestos han de mantener un orden y un guión estructurado y coherente.

    Oratoria: la utilización de un lenguaje claro, fluido y conciso, de recursos oratorios o un tono de voz apropiado, ayudan a crear un clima favorable para una evaluación positiva. Cuidar este aspecto es imprescindible para desarrollar la exposición con éxito.

  • Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube