Enseñanza desde casa

En España es obligatorio llevar a los niños al colegio y el 'homeschooling' o educación en familia no se contempla como opción pedagógica
Por Clara Fraile 4 de enero de 2007

En numerosos países, como Estados Unidos, Australia, Francia o Canadá, la educación en casa, sin la necesidad de acudir al colegio, gana adeptos y sus partidarios alegan motivos ideológicos, pedagógicos y emocionales para decidir sobre la educación de sus hijos. En nuestro país, sin embargo, las enseñanzas Primaria y Secundaria constituyen la educación básica y tienen carácter obligatorio, según recoge la LOE. La formación en casa sólo es legal por razones justificadas ante la Administración educativa. Por tanto, las comunidades autónomas ejercen un control sobre los niños que tienen de seis a 16 años no escolarizados o desescolarizados. Por su parte, las familias interesadas -una pequeña minoría-, son muy activas reivindicando un derecho que consideran consagrado en el marco de libertades de la Constitución. Entretanto, para poder practicar el ‘homeschooling’ sin problemas, suelen matricular a sus hijos en centros que imparten educación a distancia, e incluso se encargan del papeleo para la obtención de los pertinentes títulos académicos.

Educación Primaria y Secundaria, obligatorias

La enseñanza reglada desde los seis hasta los 16 años es obligatoria en España. La normativa en vigor no contempla el ‘homeschooling’ o la educación en casa como una opción pedagógica, pese a que, durante el debate de elaboración de la Ley Orgánica de Educación (LOE), vigente en la actualidad, representantes de los padres que están en desacuerdo con el sistema educativo tradicional quisieron hacer valer su derecho a educar a sus hijos en el hogar.

Sin embargo las propuestas de estas familias “no fueron asumidas”. Por tanto, las ausencias a clase deben estar justificadas y es responsabilidad de la Administración hacer acatar la ley y “combatir el absentismo”,

“Las ausencias a clase deben estar justificadas y es responsabilidad de la Administración hacer acatar la ley y combatir el absentismo”

tal y como explica a CONSUMER EROSKI Juan López, subdirector general de Ordenación Académica del Ministerio de Educación y Ciencia (MEC), mientras pone un ejemplo para que quede más claro: es como la obligación de llevar el cinturón de seguridad; nos guste o no, hay que abrochárselo. Y para obtener un titulo hay que aprobar los exámenes. Por otra parte, en cumplimiento del programa contra el absentismo, mensualmente los colegios se ocupan de enviar las faltas a la consejería de Educación y al ayuntamiento correspondiente.

“Una de las principales características de la nueva Ley Orgánica de Educación, publicada en el BOE el pasado día 4 de mayo, es, precisamente, la atención a la diversidad”-sentencia López. “Hay que estudiar caso por caso para saber por qué a un alumno le va mal la escuela. Las familias sólo tienen que exponer su problema, bien sea psicológico, derivado de bulling, una enfermedad prolongada o una necesidad educativa especial, para conseguir una solución por parte de las autoridades de su comunidad autónoma, que pueden poner a su disposición uno o varios profesores titulados que acudirán a su casa si así se considera preciso”, añade mientras explica que, además, de esta forma el padre o la madre no tendrían que renunciar a un trabajo remunerado fuera de casa para atender las necesidades de educación de sus hijos, como sucede en la mayoría de los casos.

Una minoritaria inquieta

La enseñanza en el hogar es una alternativa no regulada en todos los países que cuenta con adeptos sobre todo en Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Canadá. En 1983 se creó en EE.UU. la Asociación de Defensa de la Escuela en el Hogar, una organización de abogados para defender desde el punto de vista legal a las familias ante los tribunales. Hoy el número de niños estadounidenses educados en familia podría alcanzar los dos millones. Su crecimiento se ha multiplicado desde que en 1993 este movimiento ganó su última batalla legal. El sistema funciona, ya que los niños que aprenden sin ir a la escuela superan las pruebas del sistema escolar público. Algunos obtienen resultados muy superiores a la media. Este dato, según algunas investigaciones, se debe a que los padres presentan a los chicos a los exámenes sólo cuando están seguros de que los superarán con éxito.

En el informe realizado en 2003 en EE.UU. por el Nacional Home Education Research Institute, Nacional Household Education Survey destacan dos motivos por los que los padres realizaron la elección del ‘homeschooling’: por la desaprobación al entorno y ambiente educativo de la educación pública y por el deseo de dar a sus hijos una educación religiosa y moral acorde a sus creencias.

En España, sin embargo, las razones que aducen as familias que deciden educar a sus hijos en su propia casa son “principalmente ético-pedagógicas”

Las familias españolas que deciden educar a sus hijos en su propia casa alegan razones ético-pedagógicas

a juicio de Juan Carlos Vila, presidente de la Asociación para la Libre Educación (ALE). Dudas sobre la calidad académica tradicional, predilección por una educación personalizada, la posibilidad de estrechar los lazos familiares o de evitar cierta influencia negativa de otros compañeros en la conducta de los niños podrían ser algunos argumentos.

Generalmente se plantean la enseñanza en familia las personas que gozan de un alto nivel económico y cultural o quienes desean llevar una vida “alternativa”. La psicóloga vizcaína Marta Eguidazu, experta en infancia y juventud, describe que se debe dar un perfil de familia con tiempo suficiente como para poder enseñar a sus hijos. “El modo en que se plantea el concepto de educación podría ser muy amplio: desde las familias que dejan de un lado los contenidos estrictamente escolares tradicionales, hasta las que apuestan por una educación menos reglada, basada en las experiencias de la vida diaria o interés e inquietudes de cada niño”.

Qué dice la ley

“El planteamiento de la educación en casa se debe a un malestar frente a la escuela tradicional y se orienta hacía el respeto de los tiempos, ritmos, intereses y necesidades del niño en concreto de un modo muy personal e individual. No es lo mismo enseñar a 25 niños diversos que a uno o dos en casa, lo segundo pierde en riqueza de experiencias y lo primero gana en atención personal”, concluye Eguidazu. En cualquier caso, veamos la situación legal en nuestro entorno más próximo, según informaciones de la asociación ALE, surgida a finales del 2002:

Portugal. La legislación portuguesa considera a los padres responsables primeros de la educación de sus hijos (Ley 9/79) y contempla tres maneras de llevar a cabo esta educación: pública, privada y en la familia (Decreto Ley nº 553/80). Para poder optar por la educación en casa se exige que los padres tengan una licenciatura o experiencia educativa. De ser así, la familia ha de comunicarlo a las autoridades y someter a los niños a pruebas de evaluación a los cuatro, seis y nueve años.

Reino Unido. Hay numerosos niños británicos que aprenden las materias básicas desde sus hogares. Allí la educación en casa es perfectamente legal. La Sección 7 de “The Education Act 1996” (England and Wales) reza: Los padres de los niños en “edad escolar” les darán una educación eficiente y a tiempo completo adecuada a su edad, habilidades y aptitudes y toda la educación especial que puedan necesitar, ya sea mediante la asistencia regular a una escuela o de otra manera.

Italia. El decreto legislativo de abril de 1994 nº 297 establece en el artículo 110 que los padres pueden asumir personalmente la enseñanza (obligatoria) de sus hijos. Las familias que eligen esta opción han de demostrar capacidad económica y técnica para asumir la enseñanza de sus hijos y comunicarlo cada año a las autoridades educativas correspondientes.

Francia. La no-escolarización es legal en el país vecino desde 1882. La educación es obligatoria pero podrá ser dispensada en una escuela pública, privada o por la familia, e incluso por una tercera persona libremente elegida por la familia. En caso de decantarse por el ‘homeschooling’ se ha de comunicar por escrito a la autoridad competente. La obtención de los títulos oficiales se realiza a través de convocatorias libres en las que no se establece la edad mínima para su obtención, sino que es el propio candidato o su familia quien valora su capacidad para presentarse a ellas.

El número de niños ‘homeschoolers’ podría oscilar entre los 200 y los 1.000 en España. Las estimaciones parten de la cantidad de socios pertenecientes a asociaciones como ALE -con un centenar de socios, la mayoría en Cataluña- o que se aglutinan en torno al boletín Crecer sin Escuela que desde 1997 pone en contacto a estas familias. No existen estadísticas, además la situación es cambiante en este colectivo. “Quienes lo prueban no siempre continúan por mucho tiempo”, asegura el responsable de Ordenación Académica del MEC.

Pero pese a que los partidarios de la enseñanza en casa en nuestro país sean una minoría muy pequeña en España existe un número reducido de familias que no escolarizan a sus hijos en centros educativos, convirtiendo el hogar familiar en escuela para sus hijos, declara Charo Pérez Molina, secretaria de Comunicación e Imagen de uno de los principales sindicatos de nuestro país. “Nuestra legislación no regula este tipo de enseñanza en casa, aunque los que la realizan suelen acogerse a centros que imparten educación a distancia”, informa.

Sus progenitores son seguidores de las doctrinas, entre otros, del historiador Ivan Illich, que en la década de los 60 y 70 comenzó a cuestionar la necesidad y los beneficios de la escuela obligatoria. Las teorías de este ideólogo austriaco arremeten contra los esfuerzos educativos llevados a cabo por casi todos los países. Estos grupos no pretenden suprimir las escuelas, consideran que han cumplido una función vital en los siglos XIX y XX, pero para sus hijos ahora exigen otra alternativa y reivindican:

  • La Constitución española dice en su artículo 27.3: “Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”. Amparándose en este punto de la Carta Magna, solicitan el reconocimiento legal de su derecho constitucional como familias a educar a sus hijos según sus valores éticos y creencias.
  • La regulación específica de la educación en el hogar como alternativa al sistema escolar.
  • El acceso mediante exámenes libres al título de Secundaria (ESO) a los 16 años y a los estudios universitarios a los 18 años.

Titulación y socialización

¿Quién protege la libertad y el derecho de los niños privados de la oportunidad de ir a la escuela? En España la responsabilidad de la educación es de la Administración educativa, recuerda el MEC. La no escolarización se persigue, incluso puede considerarse como un indicio de malos tratos. Por este motivo hay padres que han sido denunciados ante los departamentos de Asuntos Sociales o de Educación. Estas causas, en ocasiones, llegan a los tribunales para juzgar si existe delito. Pero ninguna familia ha perdido la custodia de sus hijos al comprobarse que no se producía desatención por educarlos en casa.

No obstante, la falta de regulación de la, muy minoritaria pero existente, educación en el hogar dificulta la obtención de certificados académicos a estos estudiantes

La falta de regulación de la, muy minoritaria pero existente, educación en el hogar dificulta la obtención de certificados académicos a estos estudiantes

y su incorporación al sistema de enseñanza presencial. Concurren sentencias condenatorias por absentismo y otras que aceptan que la formación educativa efectuada al margen de la enseñanza oficial entra dentro del marco de libertades planteado por la Constitución.

Así, algunos de estos niños están matriculados en colegios que brindan educación a distancia, como el estadounidense Clonlara School, que pone a su disposición un tutor. Su folleto informativo dice textualmente: “Los estudiantes en casa disfrutan de tranquilidad mental cuando están matriculados en Clonlara School. Los padres pueden concentrarse en la educación de sus hijos, y no en el papeleo”.

Si un estudiante no se integra al sistema reglado antes de los dieciséis años, como solución puede intentar acceder a un ciclo formativo de grado superior por examen a los veinte años y luego efectuar el ingreso en una carrera universitaria. “La educación de los niños no es una labor exclusiva del colegio, sino que los padres deben participar de forma activa”, insiste Silvia Álava, psicóloga de Álava Reyes Consultores. “Los responsables de la educción de los hijos son los padres, los profesores les ayudarán en dicha tarea, pero los padres tienen que trabajar con los niños no sólo en el apoyo extraescolar ‘de hacer los deberes’, si no que desde pequeños debemos satisfacer su curiosidad, para favorecer sus inquietudes de aprendizaje, ayudarles a desarrollar su razonamiento lógico, comprensión, creatividad, desarrollar un gusto por la lectura, dotarles de estrategias que le permitan superar los nuevos retos de su vida”, especifica.

El gabinete psicológico Álava Reyes Consultores sostiene que, a pesar de los buenos resultados académicos de los niños que aprenden en casa, los pequeños necesitan en los primeros años de su vida diversidad, y si se opta por este tipo de enseñanza es más difícil conseguirla. “En la niñez son necesarios los roles de padre y maestro, y es difícil conjugar ambos en la misma figura. No obstante, eso no exime a los padres de realizar labores educativas con sus hijos”. Además no todos los padres están preparados para enseñar de forma correcta a sus hijos, pues se necesita tener conocimientos en las diferentes áreas de aprendizaje, y puede que no estén en el nivel adecuado en todas ellas. “El niño necesita una educación global”, sentencia Silvia Álava.

La psicóloga madrileña añade que su experiencia le deja muy claro “que los niños necesitan la interacción con otros niños y niñas para aprender a socializarse”. “En familia la educación será más personalizada, y más acorde a lo que el niño necesita en cuanto a ritmo y atención. Pero dicha educación en casa priva al niño del grupo de iguales, de la socialización con estos, y de aprender a vivir, trabajar, enfadarse, querer, ser uno mas del grupo. El niño en casa es el eje central durante el aprendizaje y dicho planteamiento chocaría con su vida futura grupal. Dicha educación podría ser factible hasta los tres años, de ahí en adelante el niño requiere del grupo para aprender estrategias de interacción, de juego e incluso de aprendizaje. En casa aprenderá más conceptos, pero se perderá un aprendizaje clave: la vida en grupo”, corrobora Eguidazu.

Para poder realizar una enseñanza desde casa, lo primero que necesitan los padres, entre otras muchas cosas, es tiempo. “Los padres y madres tienen hoy por hoy una vida laboral que les quita mucho tiempo”, coincide Eguidazu. “La escuela cubre una serie de necesidades sociales, de ocio y aprendizaje que no es fácil suplantar”, continúa.

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