España, el único país de la OCDE en el que los universitarios no tienen más probabilidades de encontrar trabajo

Un informe de este organismo revela que cada vez se dedican más años de vida a estudiar
Por EROSKI Consumer 14 de septiembre de 2005

Cada vez más gente dedica más años de su vida a estudiar en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y las personas con mayor nivel de formación suelen tener mayores ingresos, revela el informe «Miradas sobre la Educación», publicado ayer por dicho organismo.

El grupo de población con edades comprendidas entre 25 y 64 años ha estudiado una media de 12 años, y el informe prevé que los niños que en 2003 tenían cinco años estudiarán durante más de 16 en todos los países de la OCDE, salvo en Luxemburgo, México, Eslovaquia y Turquía.

Uno de cada tres jóvenes tiene estudios universitarios -aunque la tasa varía mucho de unos países a otros- y, de continuar la tendencia actual, la OCDE estima que más de la mitad (53%) de la población joven actual irá a la Universidad o a centros similares.

Por géneros, las mujeres completan estudios tanto secundarios como superiores (universitarios o similares) a un ritmo mayor que los hombres. Actualmente, un 57% de los licenciados universitarios son mujeres, aunque éstas siguen ligadas a áreas relacionadas con las humanidades y las artes, mientras que las matemáticas o la informática continúan siendo terreno masculino.

Salarios

La diferencia salarial entre las personas con un nivel universitario y quienes no lo tienen también crece en la mayoría de los países. Esto no ocurre, sin embargo, en España, donde la masificación de las universidades hace que muchas personas con estudios superiores no encuentren un empleo adecuado a su nivel de conocimientos.

Se trata, según el informe, del único caso en toda la OCDE en el que las personas con estudios universitarios no tienen más probabilidades de encontrar trabajo, como sucede en el resto de países, donde los licenciados disfrutan además de mejores sueldos.

Respecto al gasto educativo, en Primaria y Secundaria creció cerca de un 30% entre 1995 y 2002 en Australia, Grecia, Irlanda, Holanda, Polonia, Portugal, España y Turquía, y menos de un 10% en el resto de países.

En cambio, el gasto en Educación Superior cayó más del 10% en la República Checa, Polonia, Eslovaquia, Australia y Suecia, mientras que creció más de un 30% en España, Grecia, Suiza y Turquía.

El sector público continúa siendo el mayor financiador de las instituciones académicas, y contribuye a más del 90% del gasto en educación Primaria y Secundaria, si bien en educación pre-escolar y universitaria ese porcentaje es bastante más reducido.

Formación continua

El estudio revela además que el mercado laboral actual obliga a la formación continua de los trabajadores, sobre todo de quienes ocupan posiciones de mayor responsabilidad. Así, los adultos con Educación Superior y en las esferas más altas del sector servicios tendrán más probabilidades de seguir cursos relacionados con su trabajo.

El porcentaje de trabajadores con cursos de formación continua también varía mucho de unos países a otros. España se sitúa en el nivel más bajo -menos de un 10%- junto a Grecia, Hungría y Portugal. En el lado opuesto se sitúan Dinamarca, Finlandia, Suecia, Suiza y EE.UU., donde más de un 40% sigue ese tipo de cursos de actualización de conocimientos o reciclaje profesional.

Fracaso escolar

Según este último informe, la tasa de fracaso escolar en nuestro país es una de las más elevadas. El 33% de los estudiantes españoles no superan el Bachillerato, frente al 21% que sí lo hace en el conjunto de los países de la OCDE. Sólo estamos por delante de la República Eslovaca, Turquía y Méjico. En el otro extremo se sitúan Francia, Alemania y Grecia.

La media de años que permanecen los alumnos en el sistema educativo español, 10 años y medio, es de las más bajas.

Otro punto débil, es el gasto educativo. Si la media anual por alumno en la OCDE es de 6.100 euros en España se rebaja hasta los 4.900 euros. En lo que sí coincidimos con el resto de países desarrollados es en la discriminación laboral por sexos. Aunque hay más mujeres universitarias que hombres, ellas siguen cobrando sueldos inferiores a los de sus compañeros.

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