
Trabajar juntos para conseguir un objetivo común. Ésta es la principal finalidad del aprendizaje cooperativo, una metodología pedagógica que contrasta con las tradicionales formas de aprender, basadas en la competitividad entre alumnos y el individualismo. “Es una superación del trabajo en grupo, va más allá”, apunta Joan Rué, profesor del departamento de Pedagogía Aplicada de la Facultad de Educación de la Universidad Autónoma de Barcelona. Rué, pionero en nuestro país en el estudio de esta forma de aprendizaje, afirma que esta metodología funciona en todos los niveles educativos y puntualiza que “es positiva con todos los estudiantes, con los de mayor y los de menor rendimiento”.
Es la forma de aprender en la que el resultado del aprendizaje depende tanto del trabajo que haga la persona, como de las aportaciones de los demás. Parte de la organización de la clase en pequeños grupos donde los estudiantes trabajan de forma conjunta y coordinada para resolver una tarea común. De este modo, en vez de competir entre ellos, los alumnos cooperan, en vez de desvincularse, se comprometen y, como resultado, se incrementa el aprendizaje general.
“En grupos mayores se desaconseja utilizar esta técnica”
La cooperación es una superación del trabajo en grupo, va más allá. Es una forma de trabajar más elaborada y exige una mayor orientación del docente. Por una parte, requiere que se le asigne al grupo una tarea con cierto nivel de complejidad, que no sea más fácil de resolver por cuenta propia y que necesite de todos los miembros para solucionarla. Otro aspecto que lo diferencia es la composición del grupo. No puede tener un tamaño cualquiera, debe ser pequeño, la cifra idónea sería tres estudiantes, en grupos mayores se desaconseja utilizar esta técnica porque son más difíciles de gestionar.
Los alumnos aprenden mejor y progresan, cada uno en su nivel. El hecho de contar con otros estudiantes que te apoyen y aporten otros puntos de vista reporta más seguridad y más probabilidades de no abandonar la tarea sin resolverla, por el compromiso que se adquiere con los demás integrantes del grupo.
“Lo imprescindible es evitar que sean grupos de estrecha amistad entre sí”
Un objetivo central de la enseñanza básica es que las personas aprendamos a convivir unas con otras, por tanto, en el aprendizaje cooperativo es fundamental la heterogeneidad. El nivel de ésta lo debe marcar el docente, que es quien conoce a sus alumnos y puede buscar los grupos que mejor funcionen. Lo imprescindible es evitar que sean grupos de estrecha amistad entre sí porque puede generar dependencia. En el aprendizaje cooperativo es esencial someter a revisión entre los miembros los distintos puntos de vista, si no se duda de los pensamientos de otro porque es un amigo, es muy difícil avanzar en la tarea.
Puede ser individual o en grupo, depende de la tarea asignada. La recomendación es usar la ponderación. Si un trabajo bien hecho vale 10 puntos, para motivar a los alumnos el docente puede poner la misma nota a todos. Si es una evaluación final, con un valor más certificatorio, el profesor puede evaluar en función del trabajo de cada uno, del esfuerzo relativo. En todo caso, no debe haber reglas fijas.
“La escuela debe recuperar este método de aprendizaje”
Esta metodología de trabajo es efectiva en todos los niveles, incluso con los niños más pequeños, aunque no se puede dar el mismo tratamiento en todas las etapas. El modo cooperativo es la forma más humana de aprender, mientras que no es humano el aprendizaje individual. Por eso, la escuela debe recuperar este método de aprendizaje.
En general, sí. La mayoría de los alumnos son capaces de apreciar las ventajas del trabajo cooperativo porque descubren que pueden llegar más lejos, comprender mejor y su trabajo es más interesante. La excepción puede estar en determinados alumnos que, por sus características particulares o las del centro en el que estudian, buscan más la excelencia individual y, por tanto, rechazan este tipo de aprendizaje.
“El aprendizaje cooperativo genera una relación más estrecha con los alumnos”
En el trabajo cooperativo el rol del profesor cambia. Deja de ser la figura que marca todos los pasos del aprendizaje y adquiere el papel de creador de las mejores condiciones para que éste ocurra. Se genera una relación más estrecha con los alumnos, en vez de impartir instrucciones al frente de la clase, su labor consiste más en atender a cada uno de los grupos de modo individual para permitir que la enseñanza se ajuste más a cada estudiante.
Es necesario que cambie de registro mental y se abra a la utilización de esta metodología, pero tiene que asumir que implica cierta complejidad y requiere de una formación previa. Si se forma, es posible que no vea como obstáculos algunos factores que generan reticencia hacia este tipo de aprendizaje, como la sensación del profesor de no controlar tanto el tiempo como en el trabajo individual y los problemas para evaluar.
“La cooperación introduce aspectos de la educación emocional sin formalismos”
La cooperación introduce aspectos de la educación emocional sin formalismos, por la propia interacción con los demás. El alumno es capaz de adquirir y trabajar con valores como la empatía, la integración, la solidaridad o la compresión, que en un aprendizaje convencional no son posibles de alcanzar.