Uno de los principales objetivos de la Asociación Española de Profesores e Investigadores en Didáctica de las Ciencias Experimentales es contribuir, mediante la investigación, a mejorar la calidad de la enseñanza científica en todos los niveles educativos. Su actual presidente, Roque Jiménez, hace balance de la situación de esta área de conocimiento en nuestro país y analiza los principales problemas de los docentes.
Doctor en Química Inorgánica y catedrático de la Universidad de Huelva del Área de Didáctica de las Ciencias Experimentales, Jiménez ejerce desde hace 34 años como profesor universitario. En la actualidad, dirige un máster oficial interuniversitario de Investigación en la Enseñanza y el Aprendizaje de las Ciencias Experimentales, Sociales y Matemáticas.
Las facultades de Ciencias Experimentales están cada vez más vacías. Es posible que las causas haya que buscarlas en la relación de mayor esfuerzo y probabilidad de puesto de trabajo. Antes, una carrera de ciencias era una patente para incorporarse más rápido a la vida laboral, pero hoy no es así. Por otra parte, enseñamos lo mismo y de la misma manera que años atrás. No advertimos que la sociedad demanda una ciencia más actualizada y atractiva.
Ésa es una de las cuestiones fundamentales que se debe tener presente en la enseñanza de las ciencias: la aplicación a nuestra vida. No hay que tener muchos conocimientos, sino saberlos movilizar para hacerlos útiles. La competencia, un término acuñado en el nuevo Espacio Europeo de Educación Superior, conjuga bien estas acciones e intenta dar sentido a la ciencia en la vida diaria. Muchos de los problemas actuales de nuestro entorno -cambio climático, pandemias o alimentos transgénicos- requieren un conocimiento científico para hacerlos más cercanos, comprender cómo nos afecta a todos y aprender a participar en las soluciones.
“Es probable que los docentes no seamos capaces de mantener viva esa necesidad de saber y apreciar la ciencia”
La pregunta que deberíamos formularnos es: ¿por qué en educación primaria la actitud de los estudiantes es muy positiva hacia el conocimiento del medio y a medida que avanzamos en niveles de ESO y bachillerato la ciencia se convierte en una materia “dura”? Es probable que los docentes no seamos capaces de mantener viva esa necesidad de saber y apreciar la ciencia para conocer mejor el mundo, de desarrollar un pensamiento científico acorde con un modelo más atractivo y cercano. En vez de esto, se despliegan una gran cantidad de contenidos que son olvidados pronto por su falta de utilidad.
Uno de los problemas fundamentales es que la sociedad cambia y a los docentes nos cuesta mucho adaptarnos a esos cambios. Las metodologías utilizadas en la enseñanza deben estar acordes con las nuevas necesidades educativas. No podemos culpar siempre a los alumnos de la falta de aprendizaje o de esfuerzo. Para ser un profesor competente, además de saber los contenidos, es necesario reflexionar sobre la práctica para desarrollarse como profesional.
Esta profesión carece de un modelo. Cada profesor tiene que fraguarse el suyo y reestructurarlo en función del análisis de su propia práctica. La investigación educativa en la didáctica de esta área nos dice que las concepciones de los docentes son claves en la confección de su modelo de enseñanza y, a la vez, son obstáculos para el cambio. Una herramienta muy útil para mejorar es la reflexión conjunta del profesorado sobre la actuación en el aula.
“Es evidente que en una licenciatura no se adquiere una formación para enseñar”
Es evidente que en una licenciatura no se adquiere una formación para enseñar. Además de aprender el contenido, para ejercer como docente es tan importante o más el conocimiento didáctico, sobre todo en ciencias experimentales, por la propia complejidad de los conceptos. Hay que conocer dónde está la dificultad de su aprendizaje, la necesidad de una secuencia apropiada, la utilidad de recursos o para qué enseñamos ciencia. Todo esto requiere una formación adicional importante.
Es cierto que el antiguo curso de aptitud pedagógica (CAP) no ha dado respuesta a esa formación. Su diseño desde la Ley General de Educación de 1970 no estaba en consonancia con las necesidades actuales, entre otras cosas, porque ya hay un cuerpo de conocimiento suficiente en el ámbito de la Didáctica de las Ciencias que nos permite mejorar la preparación inicial de los profesores. El nuevo máster debe transmitir esta inquietud y un aprendizaje más profesionalizado. Ayudará, al menos por su amplitud temporal, a concebir la enseñanza de estas materias de una forma más especializada y con claves formativas que, sin duda, permitirán concebir ese modelo personal y más efectivo en la docencia.
“El aprendizaje durante toda la vida es una de las competencias profesionales más importantes”
Si se utiliza bien, es fundamental. El aprendizaje durante toda la vida es una de las competencias profesionales más importantes. La práctica debe servir para reflexionar y evaluar el proceso, mejorar con base en ese conocimiento profesional necesario y deseable que promueve también un desarrollo de la formación didáctica.
Son un recurso necesario. Suponen una ayuda imprescindible para la comunicación, la puesta al día y, sobre todo, como medio de plataformas virtuales que son fundamentales en la participación de grupos y el intercambio del conocimiento.
Ha pasado de buscar metodologías de aprendizaje y analizar los efectos en los alumnos a tratar de conocer los modelos de profesor para facilitar el desarrollo profesional. Otra de las líneas prioritarias es el desarrollo curricular, buscar obstáculos en la enseñanza y obtener resultados a través de propuestas de secuencias idóneas y de la utilización de nuevos recursos como las TIC. Pero el reto real radica en una vinculación de ambas líneas, saber cómo evolucionan los profesores, unido al conocimiento de las dificultades que tienen los alumnos.
“Avanzamos rápido y somos el referente de Latinoamérica con una difusión e intercambio de la investigación muy extensa”
Los países anglosajones, sobre todo, nos llevan cierta ventaja. La consideración científica de esta didáctica está arraigada desde hace tiempo por una concienciación más profunda de una buena formación en ciencias. Las revistas de prestigio internacional se editan en lengua inglesa. Por otra parte, avanzamos rápido y somos el referente de Latinoamérica, con una difusión e intercambio de la investigación muy extensa.
Si partimos de la concepción de que no son ni más ni menos inteligentes que los españoles, italianos o portugueses, podríamos mirar al profesorado con una mejor preparación. También pueden intervenir otros parámetros relacionados con aspectos culturales, que sería necesario desmenuzar y analizar para tener una conclusión. Creo que las metodologías no son trasladables. Eso sí, ha sido una llamada de atención para cambiar las variables que nos lleven a hacer una ciencia menos académica y más útil.