El satélite de investigación UARS (Upper Atmosphere Satellite), de 6,5 toneladas, impactará contra la Tierra el viernes 23 de septiembre, casi seis años después de que se diera por terminada su vida científica, según informa la NASA, que no precisa dónde podría ocurrir.
La agencia espacial estadounidense, que sigue de cerca la trayectoria del satélite, cree que el equipo estallará al entrar en la atmósfera terrestre, pero advierte de que, aunque pequeño, existe el riesgo de que algunas de sus piezas no se desintegren y caigan contra la superficie de la Tierra. El lugar geográfico todavía no se ha precisado.
El satélite UARS se lanzó en 1991 desde el transbordador Discovery para medir los cambios atmosféricos y los efectos de la polución sobre la capa de ozono. La misión, con 10 instrumentos abordo, se prolongó durante 15 años, pero en 2005 se dio por concluida y el satélite comenzó, lentamente, a precipitarse a la Tierra. Estaba previsto que el UARS impactará a finales de septiembre o principios de octubre pero, según han explicado los científicos, su llegada se ha adelantado debido a un fuerte aumento en la actividad solar esta semana.
Sin embargo, la NASA indica que el riesgo para la población es «extremadamente pequeño». En este sentido, la agencia recuerda que la probabilidad de que un objeto espacial hiera a una persona durante su reingreso es menos de una entre 10.000. De hecho, asegura que desde el principio de la era espacial no se ha confirmado ningún caso en el que haya resultado herida una persona por un objeto espacial durante la maniobra de reingreso.
La NASA sigue la trayectoria del satélite junto con otras agencias espaciales e informará sobre el movimiento del objeto espacial a medida que se acerque a la Tierra. Hace unos días, lanzaba a la población un mensaje inquietante en caso de que algún componente se empotrara contra el suelo. «Si encuentra algo que crea pueda ser una pieza del UARS, no lo toque. Contacte con una autoridad local para recibir ayuda», decía este mensaje.