Adoptar un gato con un perro ya en casa

Una feliz convivencia entre un gato adoptado y un perro que ya reside en el hogar es posible, si se les presenta de manera adecuada y se les delimita los espacios para ambos
Por Carolina Pinedo 13 de octubre de 2014
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Imagen: jinterwas

¿Puedo adoptar un gato si tengo un perro? Los expertos en comportamiento animal no ponen pegas y hasta lo recomiendan para lograr que tanto canes como felinos no estén solos y tengan más actividad física. En definitiva, gatos y perros pueden convivir juntos, pero conviene tener en cuenta ciertas recomendaciones cuando el felino adoptado llega a casa con el fin de evitar los roces derivados de la convivencia: presentarles de manera adecuada, minimizar el impacto de la llegada y delimitar los espacios para ambos animales.

La adopción de un gato que convivirá con un perro

Gatos y perros pueden ser grandes amigos, ya que juntos están menos solos y tienen una menor tendencia a padecer obesidad
La amistad entre un can y un felino puede resultar muy sólida, sobre todo si se consolida desde que ambos son cachorros y comparten juegos, espacio y experiencias. «La convivencia entre un perro y un gato es viable y hay casos en los que, desde el principio, se produce una buena conexión entre ambos animales», comenta Miguel Ibáñez, veterinario, experto en comportamiento animal y profesor de la Universidad Complutense de Madrid.

Hay personas a las que les gustan tanto los canes como los felinos y, si ya tienen un perro en casa y quieren ampliar la familia, lo pueden hacer con la adopción de un gato. Cada vez son más los españoles que deciden tener varios animales en casa. Una razón para ello es garantizar que se hagan compañía mientras sus amos están ausentes varias horas por su horario laboral. De hecho, un can o un felino acompañado por otro congénere, o por cualquier animal con el que pueda interactuar, supone un acicate para realizar una actividad física que reducirá las probabilidades de que presente ansiedad por la separación de sus dueños o de que padezca obesidad.

Pero para que el gato adoptado entable buena relación con el perro de la casa, hay que seguir una serie de pautas que se recomiendan a continuación.

Seguir los consejos del centro de adopción

En general, cualquier felino adoptado es susceptible de adaptarse a la convivencia con un can, pero los hay más capacitados para hacerlo y quienes mejor lo pueden determinar son los cuidadores del albergue donde ha vivido el gato.

Los felinos que ya han convivido con otros animales se pueden adaptar con más facilidad a un nuevo hogar con circunstancias similares que otros gatos que, por su carácter y experiencias vitales, precisarán para ser felices una familia con pocos miembros y que no conviva con otros animales.

Llevar a cabo la presentación de manera adecuada

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Imagen: Austin White

Un factor que influye en la relación entre el felino adoptado con el perro de la casa es el carácter de ambos. Si ambos animales son sociables, la adaptación a las nuevas circunstancias será más rápida. En caso de que uno de los dos, can o gato, esté más predispuesto a conocer a otros compañeros de hogar, será en él sobre quien recaerá la labor de tener paciencia para que la amistad entre ambos animales se fragüe.

Conviene que el felino adoptado se sienta protegido cuando conoce por primera vez al que será su compañero. «La manera de conseguirlo es cuando el gato está en su transportín, de forma que el perro se acerque a olisquear al recién llegado y el felino pueda familiarizarse de modo paulatino al olor y la presencia del can», explica Gregorio Sánchez, educador de animales. La supervisión cuando los dos animales están juntos conviene mantenerla durante la primera semana hasta que se toleren del todo.

Minimizar el impacto para el gato

El gato adoptado y el perro buscarán, de manera gradual, sus momentos y espacios compartidos
Hay que tener en cuenta que la parte más difícil de la adaptación la debe realizar el gato adoptado, que es el recién llegado al hogar. El felino debe adaptarse a un territorio desconocido y a una nueva familia con un perro. «Son animales que se estresan con facilidad si se les cambia su rutina. Esto hay que tenerlo en cuenta cuando se les adopta y llegan a casa», comenta Pilar Portugués, presidenta de la asociación dedicada a la adopción y protección de gatos, Progat Cornellá.

Un ambiente tranquilo para el felino será aquel sin ruidos, con pocas personas y el can sujeto por los dueños con un collar para evitar que asuste al animal recién llegado.

Ofrecer al gato adoptado y al perro espacios separados

Gatos y perros tienen necesidades diferentes: alimento, horas de sueño y forma de hacer sus necesidades son algunos de los aspectos que los distinguen. Para evitar problemas de convivencia, es aconsejable ofrecer a cada uno su propio espacio: cama, cuencos de comida o, en el caso de los felinos, su bandeja higiénica para las deposiciones.

El gato adoptado y el can buscarán, de manera gradual, sus momentos y espacios compartidos, «de forma que pueden llegar a dormir juntos en el sofá o a compartir juguetes, pero conviene que, de entrada, cada uno tenga sus propios accesorios y lugares donde desarrollar su rutina diaria», aconseja Sánchez.

Dónde adoptar un gato

En general, se adoptan más perros y gatos en España, según datos de la Fundación Affinity. Y en los últimos años, han entrado en los hogares de nuestro país el doble de felinos a través de la adopción. Como afirma un estudio de la Feria Profesional del Animal de Compañía, Propet, uno de cada diez hogares españoles vive al menos con una mascota y cuatro millones de ellas son gatos.

Existen asociaciones dedicadas a la protección y adopción de felinos por todo el país. Algunas de ellas son:

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