La araña como mascota: así es este fascinante animal

Aunque comúnmente se les confunde con insectos, las arañas son arácnidos, como los escorpiones, los alacranes, las garrapatas y los ácaros. Estas son algunas de las características más llamativas que distinguen a estos invertebrados artrópodos:

• Tienen el cuerpo dividido en dos segmentos: la cabeza-tórax y el abdomen. 
• Poseen ocho patas, carecen de antenas y alas, aunque son excelentes saltadoras. 
• La mayoría presenta ocho ojos dispuestos en dos filas, cada uno con una función específica: algunos detectan la luz, otros la sombra y otros se especializan en percibir el movimiento. A diferencia de los humanos, las arañas tienen una visión en dos dimensiones.
• No tienen mandíbulas, sino quelíceros, unos apéndices bucales que les permiten sujetar la comida, desempeñan funciones defensivas y, además, inoculan veneno a sus presas.  
• Son ovíparas. La cantidad de huevos en cada puesta varía entre las distintas especies, oscilando desde 10 hasta 300 huevos.
• Previo al acto reproductivo, el macho realiza un cortejo en el que emite señales químicas y provoca vibraciones en las hebras de la tela de araña. Este ritual busca estimular a la hembra para el apareamiento y, al mismo tiempo, tranquilizarla, puesto que algunas especies son bastante agresivas —incluso devoran al macho después de la fecundación—.
• Producen un hilo de seda excepcionalmente fuerte que utilizan para tejer telas pegajosas con las que capturan insectos e invertebrados pequeños con los que se alimentan. 
• Son muy longevas, algunas especies superan las tres décadas. Las hembras llegan a triplicar a los machos en esperanza de vida.

Las arañas, por su naturaleza, pueden generar aversión o miedo en muchas personas, por lo que la elección de tener uno de estos invertebrados debe ser considerada con calma, en especial si se comparte casa con otras personas. Si en la familia hay niños pequeños, es posible que no sean la mejor opción como mascota, ya que estas criaturas necesitan un entorno sereno y silencioso para ser felices.

Es esencial investigar con detenimiento y comprender las necesidades específicas de la especie que estamos considerando adoptar, ya que algunas pueden tener requisitos alimenticios o ambientales muy particulares. En caso de decidirnos, las arañas ofrecen una experiencia fascinante de observación, son fáciles de cuidar, limpias y requieren poca atención. A diferencia de otros animales, no quieren —ni disfrutan— de la interacción directa con los humanos. Tampoco son sociables, no buscan afecto ni lo ofrecen.

Las arañas necesitan un terrario cerrado y con buena ventilación. En cuanto al tamaño, si bien depende de la especie, se sugiere que, al menos, sea tres veces más grande que la araña, tanto en longitud como en anchura.

En el fondo del terrario hay que colocar como sustrato una mezcla de tierra con vermiculita, con un espesor de aproximadamente 7 cm para permitir que la araña cree su madriguera y mantenga unos niveles adecuados de humedad. También es recomendable incluir algún tipo de escondite, como piedras o troncos huecos.

En cuanto a la alimentación, dependerá de la especie a la que pertenezca la araña. Por lo general, comen insectos como grillos, gusanos de la harina, moscas o, en el caso de especies más grandes, pequeños lagartos o ranas. Algunos insectos se pueden comprar en tiendas especializadas en mascotas.

Es importante tener en cuenta que suelen comer animales vivos y que suelen tener un apetito moderado, por lo que no es necesario alimentarlas a diario.

Además, hay que proporcionarles agua limpia y fresca en un recipiente no muy profundo para evitar que se ahoguen.

Aunque hay muchas variedades de tarántulas, la gran mayoría carece de veneno peligroso, lo que las convierte en mascotas seguras. Las tarántulas son arañas robustas, con llamativos patrones cromáticos sobre el cuerpo. Para vivir en cautividad necesitan un terrario de tamaño medio, de unos 20 litros. Su dieta principal se compone de grillos. 

Las tarántulas son territoriales y agresivas, por lo que no se recomienda que cohabiten con otro individuo de su especie. Además, manipularlas no es aconsejable. Si se intenta acariciarlas, debe ser por unos segundos y el movimiento ha de ser realizado a favor del pelo y con precaución, ya que la tarántula podría interpretarlo como una amenaza en lugar de un gesto afectivo.

Las arañas saltarinas son un tipo de araña más pequeña que las tarántulas y las viudas negras. Aunque su aspecto puede generar cierta aprensión, resultan inofensivas para los seres humanos. Sin embargo, hay que evitar tocarlas, ya que son delicadas y propensas a lesiones.

Esta especie se distingue por ser muy activa y rápida, por lo que observar a estas arañas resulta muy entretenido. Poseen la habilidad única de realizar saltos impresionantes gracias a sus patas traseras, notablemente más largas que las delanteras.

Para mantener en cautiverio a las arañas saltarinas, es preciso colocarlas en un terrario espacioso con altura suficiente a fin de que puedan trepar y saltar con libertad. Además, y dado que son originarias de hábitats cálidos, es imprescindible instalar una lámpara generadora de calor para reptiles en el interior.