Bull terrier: todo lo que debes saber sobre esta raza

El bull terrier tiene una apariencia peculiar, con una serie de características únicas que no posee ninguna otra raza.

Tiene un cuerpo compacto y musculoso de tamaño medio, con patas fuertes. Su cráneo es casi plano en la parte superior y su cabeza larga, vista de frente, es ovoide, con una nariz negra y una mandíbula poderosa. Estas características físicas son las que hacen que se le considere un perro potencialmente peligroso (ppp) en algunos países.

Los bull terriers no tienen un estándar definido en cuanto a peso y medidas. Aproximadamente, suelen medir de 45 a 55 cm y tienen un peso que puede oscilar entre los 20 y los 40 kg.

Sus ojos son pequeños con relación a la cabeza, almendrados y hundidos. De color marrón oscuro, casi negros, les confieren una mirada intensa y viva.

Las orejas son triangulares, puntiagudas y erectas. La cola es fina, corta y la lleva levantada.

La esperanza de vida de un bull terrier inglés ronda los 10-12 años.

La raza tiene un pelaje corto, denso, áspero y brillante.

En cuanto a los colores, pueden ser variados, pero el más frecuente es el blanco puro o con manchas de otros colores.

También hay ejemplares atigrados, leonados, rojos, negros y tricolor (combinación de blanco, negro y marrón o tono rojizo, con manchas en la cabeza o las patas).

El bull terrier es originario de Gran Bretaña. Proviene de cruces selectivos entre varias razas que se utilizaban como perros de pelea, entre las que se encontraban el antiguo bulldog (criado para el bull baiting u hostigamiento de toros) y los terriers.

El objetivo que se perseguía con los cruces era desarrollar un perro más ágil y fuerte, que participara y fuera más resistente en las populares peleas de perros a principios del siglo XIX. En ellas los canes luchaban hasta la muerte en fosos cubiertos.

El criador James Hinks desempeñó un papel fundamental en la creación del bull terrier moderno y estandarizó el tipo de la raza en 1850.

Hinks partió de un cruce entre bulldogs y terriers, llamado bull and terrier, enfocándose en mejorar y hacer más bella la apariencia y el temperamento de la raza. El resultado fue el característico aspecto del bull terrier inglés actual, con su cabeza ovalada y su pelaje blanco, si bien, a principios del siglo XX ya había ejemplares de otros colores.

Con el tiempo y la prohibición de las peleas de perros, los bull terriers evolucionaron para convertirse en perros guardianes y compañeros leales y valientes. La raza se fue refinando poco a poco hasta convertirse en el perro de compañía tan apreciado que es hoy en día.

Los bullies son una raza con muchas cualidades y de gran personalidad.

Son perros decididos, valerosos, seguros de sí mismos, intrépidos y siempre dispuestos a enfrentar desafíos.

En los bullies destaca su inteligencia y su curiosidad. Les encanta aprender y participar en actividades que estimulen sus mentes. Son perros graciosos, activos, sociables, amantes de la diversión y los juegos.

A pesar de su imagen imponente, ruda y algo temible, no son perros de naturaleza agresiva. Son extremadamente leales y afectuosos con sus dueños. Establecen vínculos fuertes con su familia y disfrutan pasando tiempo de calidad con ellos.

Protectores y de temperamento equilibrado, como buenos terriers son también tercos e inquietos. Es necesario adiestrarles en obediencia desde cachorros, de manera firme, paciente y cariñosa.

Sus erguidas orejas les permiten estar atentos y alerta. Tienen un oído muy fino y son muy buenos perros guardianes.

La valentía y seguridad que caracteriza la raza también hace que destaquen como perros de protección.

Socializar a un bull terrier desde una edad temprana es muy importante. Deben aprender a llevarse bien con las personas y otros animales, aunque con algunos la convivencia resulte más delicada. Esto dependerá de cada perro.

Son sobreprotectores y juguetones. Pero, por su fortaleza y su desbordante entusiasmo, cuando están con niños, hay que estar presente y supervisar como interactúan. Es fundamental enseñar a ambas partes a compartir momentos respetándose.

Convivir con gatos y otras mascotas en casa puede ser algo problemático si no está acostumbrado desde pequeño. Por su instinto cazador de terrier puede verles como presas y tener tendencia a perseguirles.

Los bullies no necesitan muchos cuidados para estar saludables y en buen estado.

Su pelaje corto y brillante es fácil de mantener. Como mudan el pelo de manera constante, aunque no lo pierdan en exceso, es recomendable cepillarles al menos una vez a la semana.

No es necesario bañarlos muy a menudo, salvo que estén especialmente sucios o huelan mal. El exceso de baños puede dañar su sensible piel y causarle sequedad, por lo que se debe usar un champú específico para perros que no la irrite.

Por la forma que tienen sus orejas, son una parte de su cuerpo a la que hay que prestar más atención. Es conveniente examinarlas y limpiar sus oídos frecuentemente para evitar posibles infecciones.

Los ojos deben limpiarse de manera regular, eliminando cualquier acumulación de suciedad. La higiene oral también es importante para prevenir problemas bucales y las uñas tienen que mantenerse cortas porque pueden provocarle molestias o daños.

El bull terrier es un perro muy activo y tiene una gran cantidad de energía que debe liberar a diario.

Le encanta dar paseos largos y correr al aire libre. El ejercicio regular moderado es fundamental para que se mantenga feliz y saludable.

Son excelentes candidatos para entrenar y participar en deportes para perros como el agility, la obediencia, el flyball y el rastreo.

Disfrutan mucho jugando y les mueve la curiosidad. Se recomienda facilitarles juguetes y rompecabezas que eviten que se aburra y estimulen su inteligencia.

Al bullie le gusta comer. Aunque es un perro muy activo que quemará mucho de lo que ingiera, se deben controlar las cantidades y el tipo de dieta, atendiendo a su edad y al ejercicio que haga.

Por su fuerza y potencia es una raza a la que hay que suministrarle más alimentos ricos en grasas e hidratos. Pueden ser, tanto alimentos comerciales de alta calidad, como recetas caseras. Como medida preventiva de un posible sobrepeso, es mejor limitar lo máximo posible las golosinas y los snacks.

Para fijar la dieta perfecta es conveniente revisar las indicaciones de los fabricantes y consultar con el veterinario. Una opinión profesional servirá para establecer adecuadamente las porciones y la frecuencia de las comidas. También orientará sobre los cambios que deban producirse según las necesidades de cada perro.

Los bull terriers son propensos a desarrollar diversas enfermedades.

• Dermatitis atópica y otras patologías de la piel: la dermatitis atópica es una afección de la piel que puede ser causada por alergias a sustancias como el polen, los ácaros del polvo y algunos alimentos. Los síntomas incluyen picazón, enrojecimiento de la piel y pérdida de pelo. Además de la dermatitis atópica, los bullies pueden padecer otros problemas en la piel, como infecciones por levaduras y alergias a las picaduras de pulgas u otros insectos.
• Problemas cardíacos: algunos ejemplares son susceptibles de sufrir  problemas cardíacos. La estenosis aórtica por ejemplo, es un problema que afecta a la válvula aórtica y puede provocar insuficiencia cardíaca.
• Luxación rotuliana: afecta la articulación de la rodilla y puede ser dolorosa y provocarles cojera.
• Sordera: los bull terriers, sobre todo blancos, son propensos a nacer con sordera hereditaria. Es importante realizar pruebas auditivas en cachorros, a partir de las cinco semanas de vida.
• Displasia de cadera: al igual que muchas otras razas, el bullie puede desarrollar displasia, una malformación dolorosa de las articulaciones de la cadera.

El poderoso hocico y las potentes mandíbulas hacen que la fuerza de la mordida de un bullie sea impresionante. Estudios recogen que puede llegar a alcanzar los 320 PSI (Pounds per Square Inch o libras por pulgada cuadrada).

Aunque en otros países se le considera un perro potencialmente peligroso (ppp) en España no está catalogado como tal en la lista general de las razas peligrosas. Sin embargo, hay comunidades autónomas que han ampliado el listado y sí contemplan a los bullies. Se recomienda consultar en cada ayuntamiento la ordenanza municipal al respecto.

El bull terrier miniatura es una variante de la raza que surgió  a la vez que el bull terrier inglés. En España es más común que su “hermano mayor” y no está considerada potencialmente peligrosa.

El temperamento, las necesidades y características físicas son las mismas, se diferencia únicamente por su pequeño tamaño. Un bullie mini mide entre 30-35 cm y no pesa más de 20 kg.

Es un perro que puede vivir sin problemas en un piso, siempre y cuando pueda realizar todo el ejercicio que necesita. No es apto para familias o personas sedentarias.

La tranquilidad no es un rasgo de su carácter, y por eso no son recomendables como primeros perros porque pueden ser complicados de manejar y su socialización puede ser un verdadero desafío. Hay que invertir tiempo en adiestrarlos y es mejor tener una experiencia previa.

Son cariñosos y les gusta la compañía humana. No es una raza adecuada si no se les puede dar la atención de calidad que demandan. Si se les deja tiempo solos y se estresan, pueden utilizar su potente mandíbula para ser destructivos y generar desperfectos en casa.

Si los posibles dueños comprenden y pueden satisfacer las necesidades específicas del bullie, será un perro equilibrado, afectuoso y feliz. Un miembro más de la familia, perfectamente adaptado, que dará muchas alegrías.