El síndrome de Horner: una enfermedad del sistema nervioso del perro

El síndrome de Horner se desarrolla cuando los músculos de la cara del perro no reciben los impulsos nerviosos que necesitan
Por Eva San Martín 9 de marzo de 2012
Img veterinario
Imagen: Tobyotter

Se conoce como síndrome de Horner a un conjunto de anomalías que afectan a determinados músculos de la cara del perro. Cuando estos músculos faciales están dañados, no son capaces de contraerse de forma adecuada. Esto explica que una de las señales que advierten con frecuencia de que nuestra mascota padece el síndrome de Horner es una caída anómala del párpado del can. Algunas razas, como es el caso del Golden retriever, son especialmente propensas a padecer esta enfermedad.

El síndrome de Horner está provocado por una lesión o funcionamiento anómalo del sistema nervioso de nuestro perro.

El síndrome de Horner afecta a los músculos de la cara del perro

La lesión afecta a las fibras encargadas de transmitir los impulsos nerviosos a los músculos de la cara del perro. Por este motivo, algunas alertas que avisan de que nuestro perro padece el síndrome de Horner coinciden con una caída anómala del párpado.

El síndrome de Horner: una lesión nerviosa

Cuando las células que se encargan de hacer llegar las diferentes señales nerviosas hasta la cara de nuestro amigo están dañadas, los músculos faciales del perro no funcionan de forma adecuada y las pupilas se contraen de un modo excesivo, ya que son incapaces de responder a los estímulos que manda el resto de su cuerpo.

El síndrome de Horner afecta a los músculos de la cara, pero el daño puede haber ocurrido relativamente lejos de esta zona. En ocasiones, la lesión se desarrolla en el cerebro, aunque en otras la región afectada es la parte superior de la médula espinal.

Una infección grave de oído es motivo de alerta

Diferentes situaciones pueden provocar el síndrome de Horner en nuestra mascota. En ocasiones, una grave infección de oído puede ser suficiente para atacar a las fibras encargadas de transmitir los impulsos nerviosos a los músculos de la cara. Esto explica que tanto los cuidados como respetar una estricta rutina de higiene de la zona de los oídos de nuestra mascota sea tan importante.

El momento del aseo de los oídos del perro es idóneo para comprobar si hay alguna dolencia o infección en esta zona. La entrada del conducto auditivo debe tener un color rosado pálido: esto es síntoma de buena salud. Un oído sano, además, no huele mal.

La presencia anómala de cera en esta zona del pabellón, por el contrario, puede avisar de una dolencia. Un hedor desagradable e intenso procedente de la zona del oído del perro es un posible aviso de una infección (otitis). La inflamación auditiva a menudo ocasiona picor y molestia: el perro se rasca con insistencia y sacude sus orejas de un modo anormal.

Una infección de oído, en cualquier caso, debe ser motivo suficiente para realizar una pronta visita al veterinario.

Otras causas frecuentes del síndrome de Horner

Un grave accidente que afecte a las zonas de la cabeza o del cuello, e incluso las lesiones en el pecho, pueden derivar, en ocasiones, en un daño nervioso característico del síndrome de Horner. Conviene tener cuidado también con los posibles enfrentamientos indeseados entre perros: una mordedura más intensa de lo habitual puede causar una lesión nerviosa.

Pasar por una situación traumática profunda para el perro, como atravesar un abandono doloroso, puede provocar la enfermedad. En otras ocasiones, la lesión es causa de una dolencia mayor, tal vez un cáncer.

Golden retriever: una raza que padece con frecuencia el síndrome de Horner

Algunos perros son más propensos que otros a padecer la lesión nerviosa que caracteriza al síndrome de Horner. Los perros de la raza Golden retriever son especialmente propensos a contar con un funcionamiento anormal de sus nervios faciales. Al menos, padecen esta enfermedad con una frecuencia superior a la media en otras razas.

Una grave infección de oído puede ser suficiente para atacar a las fibras nerviosas de nuestra mascota

No todos los tipos de síndrome de Horner precisan tratamiento, ya que la afección puede no resultar dolorosa para nuestra mascota. No obstante, ante cualquiera de los síntomas citados, conviene hacer una visita al veterinario, que aconsejará el mejor tratamiento en cada caso.

Consejos
  • Una caída anómala del párpado del perro puede avisar de que nuestra mascota padece el síndrome de Horner.

  • Las pupilas de un can con síndrome de Horner se contraen de un modo excesivo, ya que son incapaces de responder a los estímulos que manda el resto de su cuerpo.

  • Una grave infección de oído puede ser suficiente para atacar a las fibras nerviosas del perro: se ha de respetar una estricta rutina de higiene de esta zona.

  • Aprovechar el aseo de los oídos del perro para revisar si hay alguna dolencia o infección: la entrada del conducto auditivo debe tener un color rosado pálido. Esto es síntoma de buena salud. Un oído sano, además, no huele mal.

  • Un accidente grave que afecte a las zonas de la cabeza o del cuello puede derivar en un daño nervioso característico del síndrome de Horner.

  • Alejar a la mascota de enfrentamientos entre perros: una mordedura más intensa de lo habitual es capaz de causar una lesión nerviosa.

  • Cualquiera de los síntomas característicos del síndrome de Horner son motivo suficiente para hacer una visita al veterinario.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube