Peleas de perros: ilegales y crueles

Las peleas de perros resultan un negocio millonario para quienes las organizan y se caracterizan por su extrema crueldad con los animales
Por Carolina Pinedo 30 de enero de 2012
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Imagen: holisticmonkey

Las peleas de perros son ilegales en España y se contemplan como delito en el artículo 337 del Código Penal español. Así que, quien las practica, puede enfrentarse a penas de hasta un año de cárcel. Las peleas de perros generan sufrimiento de animales dentro y fuera del ring. Para que dos perros peleen, antes han tenido que entrenarse con otros de menor fuerza y tamaño. Con ellos desarrollan su agresividad y potencia, lo que genera una red de robos de perros para usarlos como sparrings.

Las peleas de perros suponen uno de los casos de maltrato y crueldad más extrema con los animales. El abandono no se queda a la zaga, y también es una de las situaciones más traumáticas para un perro. Pero en el caso de las peleas de perros, los animales se consideran como meros números a los que explotar. Una vez que mueren o acaban demasiado heridos para continuar en el ring, son sacrificados y se les repone por otros, como si se tratara de repuestos para usar y tirar.

Adiestramiento duro y cruel

El entrenamiento de un perro que va a combatir en un ring con otro congénere comienza a los tres meses de edad. Ya de cachorro se le hostiga de manera continua contra otro perro, pero sin llegar a soltarle.

Los perros que son víctimas de estas crueles peleas dependen de la responsabilidad de los ciudadanos que son testigos de estas prácticas
De esta manera, se pretende desarrollar su agresividad lo más posible. El entrenamiento de estos perros se centra mucho en sus mandíbulas, que se intentan fortalecer lo más posible. Para conseguirlo, uno de los métodos que se emplean es colgarle por la boca a una goma o trapo, que está a dos metros de altura.

Una vez que el perro tiene año y medio de edad, se le obliga a pelear con otros perros más pequeños que él. Se pretende que los pueda matar o vencer con facilidad para conseguir que aumente su autoestima y agresividad. A medida que el perro crece, se le enfrenta a perros de mayor tamaño. Por ejemplo, si se trata de un Pit Bull (una de las razas más utilizadas para peleas) se le enfrenta a un Rottweiler o a un Pastor Alemán, que sirven como sparrings. A los dos años, y tras este duro entrenamiento, se considera que el perro ya está preparado para destrozar a otro en un ring.

Las peleas de perros se organizan en lugares recónditos y se rigen por unas normas muy estrictas que se escribieron hace 100 años. Se denominan las normas de «Cajún» y Consisten en seguir un ritual que consiste en: Pesar a los perros, lavarlos con agua y enjuagar su cuerpo con leche, para así neutralizar cualquier sustancia tóxica con la que se haya podido impregnar la piel del perro, para que el contrincante caiga abatido con más facilidad. Por último, en este macabro ritual, se examina si los perros han ingerido somníferos o alguna sustancia excitante.

Los perros combaten en un ring, que es un cruadrilátero de tres por tres metros de ancho, donde se les hostiga para que peleen entre ellos. Es entonces, cuando comienza el espectáculo bárbaro y cruel en el que los perros luchan por sobrevivir. Es tal la agresividad que les obligan a desarrollar a estos perros, que sólo les pueden separar con una cuña de madera que introducen entre los dientes y que se gira.

Pit Bulls, los preferidos para pelear

Los perros de raza Pit Bull son los más utilizados para esta práctica cruel. Se trata de un animal con mucho carácter, coraje y valor. El Pit Bull es un perro de carácter equilibrado que no es un asesino en potencia. Su forma de ser dependerá de cómo sea educado por sus dueños. Si se fomenta su agresividad, el perro acabará siendo «una máquina de matar», pero si se le trata con cariño y respeto, será un excelente animal de compañía.

Desenfreno de violencia

Los Pit Bulls no suelen morir por las heridas que se producen en el combate, que son profundas y tardan tiempo en cicatrizar, sino por el colapso que se produce al mantener un esfuerzo prolongado y excesivo. Hasta tal punto llega la falta de escrúpulos de los organizadores de estas peleas de perros, que cuando el perro está malherido en el ring y no puede continuar con la pelea, no le retiran. La finalidad es desechar al perro que ya no podrá volver a pelear por las heridas sufridas y dejarle morir en el ring lentamente.

Las leyes de protección animal de las distintas comunidades autónomas recogen como falta muy grave la organización de peleas de perros. Por ejemplo, en el caso de la Comunidad de Madrid, se sancionan con multas de más de 12.000 euros y se especifica: «la utilización de animales en espectáculos, peleas, fiestas populares y otras actividades que impliquen crueldad o maltrato, puedan ocasionarles sufrimientos o hacerles objeto de tratamientos antinaturales».

La importancia de denunciar

Los perros que son víctimas de estas crueles peleas dependen de la responsabilidad de los ciudadanos que son testigos de estas prácticas. Es importante denunciar este tipo de prácticas.

Las leyes de protección animal de las distintas comunidades autónomas recogen como falta muy grave la organización de peleas de perros
Lo que nos puede hacer sospechar, de que en un lugar se celebran este tipo de peleas es, por ejemplo, detectar demasiado trasiego de personas, que se reúnen con perros, sobre todo si son de razas como Pit Bull o Bull Terrier.

En este caso, se puede dar aviso al Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil, Seprona, en el teléfono gratuito 062. Frente a lo que se pueda creer, estas peleas las organizan personas con un alto nivel de vida y no por parte de reductos marginales de la población.

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