Un grupo de científicos ha estudiado las características sacudidas del perro mojado, con ayuda de imágenes ultrarrápidas. Este artículo explica por qué estos vaivenes son tan efectivos (y vitales) para los animales y cómo la característica piel suelta del can le ayuda a secarse. Además, el perro es capaz de modular el número de temblores por segundo, en función de su tamaño. Los investigadores del Instituto Tecnológico de Georgia, en Estados Unidos, han colgado el vídeo con las impactantes imágenes en movimiento en YouTube.
Científicos estudian la sacudida del perro mojado
La escena siguiente no extrañará a los dueños de perros: tras bañar al animal, y sin haber tenido tiempo de alcanzar la toalla, el peludo amigo comienza a sacudirse con energía. Los movimientos son tan fuertes, que apenas hay tiempo de reaccionar: en cuestión de segundos el animal está prácticamente seco y nosotros, totalmente mojados.Al sacudirse, el perro genera una fuerza hasta 70 veces más intensa que la fuerza de la gravedad, que le ayuda a secarse
Resulta que estos veloces zarandeos del perro mojado no son casuales ni tampoco, por supuesto, una forma de molestarnos o reírse de nosotros. Es más bien un eficaz mecanismo de secado que ha llamado la atención del biólogo e investigador David Hu, del Instituto Tecnológico de Georgia, una de las universidades punteras de Estados Unidos. Sus resultados han sido recogidos por la publicación científica ‘Nature‘ y antes en el ‘Journal of the Royal Society Interface‘.
El estudio de Hu revela que un perro mojado, gracias a estos temblores, es capaz de retirar el 70% de la humedad de su cuerpo en apenas cuatro segundos. Los famosos zarandeos del can generan una fuerza entre 10 y 70 veces más intensa que la fuerza de la gravedad, una potencia suficiente para que las gotas de agua de su piel salgan, literalmente, disparadas hacia fuera.
¿Por qué sacudirse es tan efectivo para un perro mojado?
Hu quiso conocer con mayor detalle cómo funcionan las sacudidas de un perro mojado. Para ello, junto con sus colegas Andrew Dickerson y Zachary Mills, estudió los zarandeos de un total de 33 animales empapados y de todos los tamaños: desde ratones hasta cerdos, canguros, tigres y osos pardos. Entre ellos había cinco razas de canes distintas. Con unas cámaras ultrarrápidas, captaron los movimientos de los animales, pero también la salida del agua.
Sin estas sacudidas, un perro mojado con frío sufriría hipotermia y podría morir
«En un entorno frío y húmedo, los mamíferos correrían el riesgo de padecer hipotermia y morir, si no tuvieran la capacidad de secarse a sí mismos«, explica Hu. Las sacudidas que permiten al perro liberarse de la humedad son similares a las de un temblor. «Gracias a la rápida oscilación de su cuerpo, un animal mojado es capaz de secarse en cuestión de segundos», añaden los investigadores.
Una vez secos, la capa de aire creada entre la piel y el pelaje del can funciona como un extraordinario aislante, que mantiene caliente a nuestro amigo de cuatro patas. Pero este proceso quedaría anulado con el agua.
La piel suelta del can le ayuda a secarse
La columna vertebral del perro, sin embargo, no es capaz de girarse tanto (ni a la velocidad suficiente) como para eliminar toda la humedad del can mojado. El eficaz mecanismo está potenciado por la característica piel del perro, más floja, por lo que admite grandes vaivenes. «Hemos observado que la piel del animal tiene un papel relevante en este proceso: el hecho de que pueda batirse a lo largo de todo su cuerpo aumenta la velocidad de salida de las gotas de agua», asegura Hu. Por ello el animal se seca mucho antes.Pero, ¿qué ocurriría si el perro no tuviera la posibilidad de sacudirse para secarse? Sin sol y sin poder usar ese mecanismo, sería el calor del cuerpo el encargado de eliminar la humedad (por evaporación). Esto implicaría un enorme gasto energético para el can, que no podría asumir. Un perro de 27 kilos, explican los investigadores, necesitaría invertir el 20% de las calorías diarias ingeridas para secarse medio litro de agua en su piel.
Número de sacudidas por segundo: una cuestión de tamaño
Otro de los llamativos hallazgos que ha destapado el experimento de Hu y sus colegas es que el perro mojado es capaz de modular (o variar) la velocidad de sus sacudidas. Cuanto más pequeño es el can, mayor número de temblores precisa para secarse.De esta forma, un animal grande, de unos 20 kilos de peso, se agita con una frecuencia de cuatro sacudidas por segundo, mientras que un cachorro de alaskan malamuten necesita seis. Más ejemplos revelados por el estudio de Hu: cada segundo, un canguro mojado tiembla cinco veces; un pequeño cerdito peludo, ocho; un ratón, 18; mientras que la diminuta musaraña precisa 27 sacudidas por segundo para librarse de la humedad.
Tras conocer estas conclusiones, ya no vale enfadarse cuando un perro mojado nos empape: sabremos que es cuestión de vida o muerte, como destapa el estudio de Hu. Al menos, en la naturaleza.
El estudio de Hu, Dickerson y Mills no se ha quedado en el laboratorio, encerrado solo disponible para sus colegas universitarios. Las espectaculares imágenes en movimiento de la investigación han sido recogidas en este vídeo, que puede verse en YouTube. Dura poco más de dos minutos.
En él, los científicos han resumido algunas de las principales conclusiones del estudio, pero sobre todo, es posible observar cómo reaccionan los animales estudiados, captados por una máquina ultrarrápida. Perros, canguros, ratones, e incluso simpáticos cerditos, se regocijan ante la cámara mientras se sacuden de forma muy vistosa la humedad de encima. Y todo sucede ante nuestros ojos.