¿Pasa algo si me como la comida del perro?

Probar la comida del perro no es una buena idea. Los piensos para mascotas son productos que no se ajustan a los estándares establecidos para los alimentos destinados al consumo humano
Por Sonia Recio 1 de agosto de 2023
puedo comer pienso de animales
Imagen: iStock
Comer la comida del perro conlleva un riesgo para la salud, aunque sea un pienso premium casi tan caro como 10 gramos de caviar de beluga. Estos productos pueden tener una apariencia atractiva y hasta un olor aceptable, pero su composición y transformación no cumple con los estándares sanitarios establecidos para el consumo humano. Para su elaboración se utilizan ingredientes animales de baja calidad, como huesos triturados, piel, vísceras y despojos, escogidos para satisfacer las necesidades nutricionales de los canes, como vemos a continuación.

Quizá con la descripción anterior la tentación de darle un mordisquito a la croqueta perruna haya desaparecido. Pero, como suele ocurrir, siempre hay alguien dispuesto a hacer historia.

Recientemente, el tiktoker y culturista Henry Clarisey, más conocido como Henry Fit, causó un gran revuelo al publicar una serie de videos en TikTok consumiendo comida destinada a perros y gatos. Clarisey justificó esta elección tan poco convencional argumentando el alto contenido proteico de estos alimentos. A pesar de la expectación generada en la red social, la experiencia no fue satisfactoria para el influencer, quien terminó advirtiendo a sus seguidores que embarcarse en este exótico experimento gastronómico no valía la pena. 

Comer comida de perro, un reto en las redes sociales 

Clarisey se planteó probar la comida de perros tras ver un vídeo de TikTok en el que otro compañero de gimnasio afirmaba que era un alimento rico en proteínas, si bien no lo recomendada para consumo humano. El tiktoker, ilusionado con ganar mucho más músculo, preguntó a sus seguidores si querían que pusiese una ración de pienso canino en su plato. La respuesta, como era de esperar, fue abrumadoramente positiva: más de 2,5 millones de personas dieron al botón «me gusta».

La suerte estaba echada. El culturista comenzó su hazaña culinaria con las croquetas secas para perros porque, según decía en el vídeo, «200 gramos de pienso canino contienen 666 gramos de proteína». Por cierto, el cálculo estaba equivocado. Después, se aventuró a probar el pienso para gatos. Como colofón, y a petición de un seguidor, habló de las virtudes de las heces de caballo como una fuente de proteínas aún más concentrada. «Un solo excremento de caballo contiene 10 billones de gramos de proteínas», explicó Clarisey. Por fortunaamente, no se atrevió a probar las cacas equinas.

A pesar de los teóricos beneficios nutricionales de todos estos alimentos, Clarisey confesó que el esfuerzo no mereció la pena y que tampoco volvería a catar la dieta canina y felina. «Probé las croquetas de comida seca para perros, y (sabían) como pequeños trozos de piedras», declaró al diario New York Post. «No era nada agradable de comer y era muy difícil de morder», añadió el tiktoker.

¿Por qué no debemos comer comida de mascotas?

Comer o, mejor dicho, probar una pequeña cantidad de comida para perros o gatos no conlleva un peligro inmediato para la salud. A pesar de que la gran mayoría de estos alimentos contienen subproductos animales, como restos de carne, huesos triturados, piel, órganos y otros desechos animales, si estos han sido almacenados y manipulados de modo correcto, en principio, no deberían representar un riesgo para la salud.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que los alimentos para mascotas no están sujetos a las mismas regulaciones de producción que los destinados a consumo humano. La Asociación de Oficiales de Control de Alimentos (AAFCO), integrada por agencias estatales y federales de los Estados Unidos, Canadá y Costa Rica y encargada de regular la venta y distribución de piensos y medicamentos para animales, insiste en este aspecto y advierte de los posibles riesgos para la salud de las personas.

comer la comida del perro
Imagen: Mat Coulton

En Europa, aunque la legislación establece que los piensos deben ser seguros para los animales y cumplir con ciertos estándares de higiene, las regulaciones de fabricación para alimentos destinados al consumo animal son menos rigurosas en comparación con las que se aplican a los productos diseñados para el consumo humano. Esto implica un mayor riesgo debido a la posible presencia de bacterias en estos productos, en la cadena de producción o durante la manipulación, muchas de las cuales podrían desencadenar enfermedades graves en los seres humanos.

Además, algunos de estos alimentos pueden estar crudos y, por lo tanto, potencialmente contaminados con microorganismos perjudiciales como Listeria o Salmonella. Una conservación inadecuada también incrementa la posibilidad de que proliferen poblaciones de mohos que produzcan micotoxinas patógenas para los seres humanos y para los animales.

Necesidades nutricionales diferentes

La formulación de los alimentos para animales está diseñada para satisfacer las necesidades nutricionales de cada especie, que difieren de forma significativa de las que tienen los seres humanos.

La proporción de proteínas, grasas e hidratos de carbono es desigual. Por ejemplo, los perros requieren un mayor porcentaje de proteínas en su alimentación que las personas. Además, existen diferencias en los tipos de vitaminas y minerales necesarios.

  • Los canes precisan de un mayor aporte de vitamina A en comparación con los humanos
  • Los perros no necesitan añadir vitamina C a su dieta, porque tienen la capacidad de sintetizarla internamente. Mientras, los seres humanos dependemos de obtener vitamina C de nuestra alimentación, ya que es esencial para nuestro organismo.
  • Y es importante tener en cuenta que las vitaminas añadidas a los alimentos para canes pueden plantear problemas para la salud humana. Algunos productos para perros contienen una forma sintética de vitamina K llamada menadiona o vitamina K3. Aunque es inofensiva para los canes, hay investigaciones que indican que en dosis elevadas puede resultar tóxica para las personas.
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