Residencias caninas en vacaciones: cómo elegir la más adecuada

Una residencia canina debe tener condiciones higiénico-sanitarias adecuadas y servicio de atención veterinario
Por Carolina Pinedo 7 de febrero de 2012
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Imagen: erenemre

Semana Santa o verano son las épocas del año en las que las residencias de animales tienen más demanda. Estos centros son una buena opción cuando en el alojamiento que hemos elegido no se admiten animales o si se decide no llevar al perro en el viaje, por diversas circunstancias. Sin embargo, hay que elegir una residencia donde el bienestar del animal esté garantizado en nuestra ausencia.

La oferta de alojamientos y opciones para viajar con mascotas se ha ampliado en los últimos años en España, pero aún no alcanzamos el nivel de tolerancia y disponibilidad de oferta de otros países europeos. Por este motivo, contratar los servicios de una residencia es una buena solución, si bien para elegir la más adecuada hay que buscarla con tiempo, visitar y comparar. Una pista bastante fiable para elegir centro es tener en cuenta las referencias positivas de personas de confianza que hayan tenido su animal en esa residencia.

Residencias caninas y tarifas

Una opción para tener al animal más cerca es elegir una residencia en el lugar de destino de nuestras vacaciones

Los precios de las residencias de animales en España varían en cada comunidad autónoma. Según Miguel Velasco, adiestrador canino, «las tarifas, que dependen de los servicios que se ofrezcan, oscilan entre 10 y 22 euros diarios«. Hay residencias con hilo musical y actividades recreativas, como una pista para hacer ejercicio. Otras tienen piscina, aire acondicionado y calefacción. Incluso, algunas cuentan con circuitos de televisión para que los dueños puedan ver a su animal a través de Internet.

Elegir la residencia más adecuada para el perro

La separación de los dueños resulta traumática para el perro, por eso hay que intentar que esté bien atendido y se sienta lo más cómodo posible. Para encontrar una residencia, donde el principal objetivo sea el bienestar de los animales que alberga, es recomendable visitar varias y fijarse en cuestiones como:

  • Las condiciones higiénico-sanitarias de las instalaciones, es decir, si están limpias y cuidadas y las jaulas de los animales son amplias.
  • Si los perros están contentos, aseados y tienen agua limpia a su disposición.
  • Si cuenta con servicio de atención veterinaria.
  • Si el centro tiene licencia como establecimiento autorizado para desarrollar su actividad.

Residencias caninas e información sobre el animal

Una buena residencia, explica el veterinario Carlos Rodríguez, «debe exigir que el perro esté vacunado, desparasitado e identificado, así como pedirnos información sobre el tipo de alimento que consume o su carácter». De no ser así, añade el veterinario, sería una situación frente a la que habría que desconfiar.

Los responsables de la residencia necesitan conocer la mayor cantidad de datos posibles sobre el perro que atenderán, para así poder cubrir sus necesidades de una manera más eficaz. También es aconsejable que sepan si el perro tiene necesidades especiales, padece alguna enfermedad o es alérgico a algún medicamento o alimento. Cuando se visita la residencia, una manera bastante fiable de comprobar si el centro funciona bien es observar las condiciones en las que se encuentran los animales que están allí en ese momento. Si están contentos, limpios o tienen buen aspecto será una buena señal.

Visita previa a la residencia

Si hay posibilidad, se puede hacer una visita previa con el perro para que el lugar le resulte más familiar al animal cuando tenga que quedarse. Incluso, lo más recomendable es que el perro permanezca unas horas solo en la residencia para que se familiarice con las instalaciones y el entorno, antes de permanecer varios días.

La separación de los dueños resulta traumática para el perro, por eso hay que intentar que esté bien atendido y se sienta lo más cómodo posible

Si el perro visita el centro antes de quedarse, puede tener la ocasión de tomar un primer contacto con los cuidadores de la residencia. No hay que olvidar dejar un teléfono de contacto, por si surge algún imprevisto. También se puede llamar a la residencia para preguntar por el animal.

Una opción para tener al animal más cerca es elegir una residencia en el lugar de destino de nuestras vacaciones. De esta manera, podemos visitar cuando queramos al perro, que lo agradecerá, y lo más importante, hacer actividades con él: paseos, viajes o excursiones.

La maleta del perro en la residencia

«El perro no se sentirá como en casa cuando esté en la residencia, aunque esté perfectamente atendido y cuidado», afirma Carlos Rodríguez, veterinario. Pero podemos colaborar a que se sienta más cómodo si guardamos en su maleta su cama y su juguete preferido y nos aseguramos de que consumirá su alimento habitual. En el caso de que ingresen dos perros que conviven bajo el mismo techo, es aconsejable que estén juntos para que se sientan menos desprotegidos y más acompañados, casi como en casa.

Reclamación contra una residencia canina

No tienen por qué ocurrir irregularidades con el trato del perro en la residencia, pero es aconsejable firmar un contrato de depósito. En él se puede recoger el precio estipulado por día de alojamiento, así como las condiciones en las que residirá el perro y los compromisos que asume la residencia para su cuidado. De esta manera, en caso de que suceda alguna irregularidad, será más sencillo reclamar.

Consejos
  • Con quien más a gusto está el perro es con sus dueños. Si se le puede llevar de vacaciones, el animal lo agradecerá y disfrutará del tiempo libre con sus dueños.

  • Buscar con tiempo la residencia para poder seleccionar la más adecuada.

  • Si está permitido, llevar el juguete o la manta preferida del perro para que se sienta más cerca de casa.

  • Tener en cuenta las referencias de personas conocidas que han llevado a sus perros a la residencia.

  • Informar a los responsables del centro sobre el carácter del perro, peculiaridades, así como tratamientos médicos o alergias.

  • Llevar el pienso que el perro toma habitualmente, para evitar que los cambios de alimentación le provoquen problemas gastrointestinales.

  • Dejar un teléfono de contacto, por si surge algún imprevisto, y llamar para preguntar por el perro.

  • Firmar un contrato de depósito donde se especifique: precio, condiciones de alojamiento y compromisos que asume la residencia.

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