Los delegados presentes en la Cumbre de la Tierra llegaron anoche a un acuerdo en el ámbito ministerial para la promoción de las energías renovables, asunto que bloqueaba la adopción del Plan de Acción, según informó un miembro de la delegación danesa, Thomas Becker. Según Becker, el Plan de Acción, marco de actuación para los próximos años, prevé «aumentar sustancialmente» el porcentaje de fuentes de este tipo de energías.
La propuesta de las metas de energía, defendida por la Unión Europea (UE) y por los países en vías de desarrollo (G-77), chocaba con la oposición de Estados Unidos y los productores de petróleo. La UE deseaba que en 2010, un 15% de la energía provenga de fuentes renovables, algo que no interesaba a los países petroleros ni a EE.UU.
En un clima de buena voluntad, los líderes mundiales reconocieron ayer en la Cumbre de Johannesburgo su responsabilidad por las calamidades que asolan a la Humanidad. El hambre, las sequías, las inundaciones y el calentamiento del planeta fueron los desastres más recordados por los ponentes. Sin embargo, los llamamientos para ratificar el acuerdo de Kioto centraron los discursos de los líderes europeos en la reunión sobre el Desarrollo Sostenible.
La primera jornada de fase final de las negociaciones en la capital sudafricana, que acaban mañana, conjugó la problemática de la contaminación con el fomento del progreso económico benévolo para el entorno medioambiental. Los gestos de buena voluntad comenzaron con las palabras pronunciadas por el canciller alemán, Gerhard Schröder, y por el primer ministro canadiense, Jean Chrètien. Ambos mandatarios insistieron sobre la necesidad de ratificar el Protocolo de Kioto, ya que eso «llevaría a la reducción de los gases de efecto invernadero». «En las últimas semanas ha habido un aumento espectacular de los acontecimientos meteorológicos extremos. Esto demuestra que el cambio climático es una realidad», manifestó Schröder.
Por su parte, el primer ministro británico, Tony Blair, dijo que «Kioto es justo y debe ser ratificado por todos», en clara alusión a los países hostiles al texto, especialmente Estados Unidos. «El protocolo -prosiguió- tan sólo ralentiza el ritmo actual de los daños al medio ambiente. Para pararlo, hará falta reducir nuestro ritmo de polución».
La sombra de EE.UU. y Australia planeaba ayer en todo momento sobre la sala de conferencias de la Cumbre. Estos dos países, que consideran Kioto demasiado restrictivo, representan, junto a Rusia, el principal escollo para la aprobación del protocolo. «La Tierra y la Humanidad están en peligro. Todos somos responsables de ello y no podemos decir que no lo sabíamos», manifestó el presidente francés, Jacques Chirac.
Ayuda al desarrollo
Mientras los países industrializados centraban sus discursos en la defensa medioambiental, los países en vías de desarrollo insistían sobre un aumento de la cooperación internacional para combatir la pobreza. «El desarrollo no es sostenible si es injusto. En nuestra lucha contra la pobreza es esencial el fin del proteccionismo del mundo desarrollado, de los subsidios agrícolas y de todas las barreras arancelarias», declaró el presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso.
«La ayuda al Tercer Mundo no debe entenderse como caridad, sino como una inversión de futuro», aseguró Tony Blair. «Los países desarrollados debemos abrir el comercio y los mercados, especialmente los agrícolas», manifestó al referirse a la petición formulada por los países latinoamericanos que solicitaban una mayor apertura de los mercados. Chirac abogó, en cambio, por la creación de una tasa mundial para financiar el desarrollo que incluya «una detracción previa de solidaridad sobre las riquezas engendradas por la globalización».