Los datos que ofrece Shale Gas España, la asociación de empresas para el uso del “fracking” en España, son “parciales o claramente tergiversados”. Así lo señala Aitor Urresti, ingeniero industrial y profesor de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Este experto se basa en las investigaciones científicas y en los datos sobre accidentes en Estados Unidos (EE.UU.), para criticar el uso de la fracturación hidráulica como forma de extraer el gas no convencional del subsuelo español. Urresti señala que ni se podría sacar todo el gas que se dice y los puestos de trabajo vendrían del extranjero. En su opinión, los riesgos de accidentes, contaminación, terremotos, etc. para el medio ambiente y la salud no merecen la pena, y defiende como alternativa la generalización de las energías renovables.
Porque son parciales o claramente tergiversados. Resulta curioso que quien critica por desinformar a la ciudadanía se dedique a usar la información de esta forma.
“Las noticias sobre accidentes por ‘fracking’ se dan casi todas las semanas en EE.UU.”La portavoz de Shale Gas España menciona “rigurosos estudios sobre la fracturación hidráulica” de la Comisión Europea, pero no dice las conclusiones. Este informe cataloga la mayoría de las actividades asociadas al “fracking” como de alto riesgo e identifica vacíos legales. Destaca más de veinte artículos y directivas que se han de revisar antes de dar vía libre a esta técnica. Mónica V. Cristina indica también como criterio de garantía que los aditivos deben estar regulados y aparecer en el REACH. Este registro recoge los productos químicos admitidos en territorio europeo, pero no quiere decir que sean inocuos. En él se encuentran muchos productos tóxicos, cancerígenos, corrosivos o con riesgos importantes para la salud humana.
Pongamos como ejemplo uno de los productos que han declarado que emplearán como biocida: puede causar irritación y quemaduras por contacto e inhalación, e incluso depresión del sistema nervioso central. Se define como muy tóxico para los organismos acuáticos, y es por tanto una sustancia que hay que manejar con sumo cuidado. Mónica V. Cristina cita un estudio para restar credibilidad a la aparición de gas en los pozos de agua, tal y como se ve en el documental ‘GasLand‘. En este informe se estudian cinco casos, de los que dos se relacionan de manera directa con pozos de gas y petróleo en la zona. En el segundo de los casos critica la mala práctica de la empresa EnCana, que cementó de forma defectuosa parte del pozo y dejó sin entubar un área por la que se filtró el gas. O no se lo ha leído, o nos quiere mentir al decir que no hay pruebas.
“El sentir general de la comunidad científica es que los riesgos existen, y hay que tenerlos en cuenta”Este tipo de afirmaciones maximalistas es bastante habitual en parte de la industria. Me recuerda a las de la industria nuclear, negadas luego por la realidad. No hay ningún proceso en la naturaleza 100% seguro. La cuestión es determinar su nivel de riesgo y sus consecuencias en caso de accidente, para evaluar si como sociedad queremos aceptarla o no. En cuanto a informar a la ciudadanía, hay que ver esta técnica donde se utiliza desde hace tiempo. La ONG EarthJustice recopila información de todos los accidentes en EE.UU., y ha hecho un mapa con los más importantes: explosiones de pozos, contaminación de agua, derrames de fluidos de fracturación de camiones, etc. También se citan varios casos de muerte de ganado. En varios estados recopilan información de los accidentes. Por ejemplo en Pensilvania han registrado casi 1.400 denuncias.
La situación de las formaciones que se pretenden explotar es muy similar a la de Estados Unidos.
La propia Shale Gas España identifica en su web los siguientes problemas asociados: contaminación de aguas subterráneas y superficiales, alto consumo de agua, escape de gases al ambiente, ocupación de terreno, riesgo a la biodiversidad, aumento del ruido, impacto visual, aumento de terremotos y aumento del tráfico. Todos ellos evaluados como de riesgo moderado a alto, excepto en el caso de los terremotos. Dicho informe es previo al último estudio del servicio geológico estadounidense, que alerta de un incremento notable del número de terremotos y su intensidad en zonas donde se aplica “fracking”. Por tanto, cada vez son más peligrosos.
No solo estudios científicos, sino la propia realidad de más de una década de uso en Estados Unidos. Las noticias sobre accidentes relacionados con el “fracking” se dan prácticamente todas las semanas. El diario ‘The New York Times’ incluso mantuvo durante al menos un año una sección específica.
La aprobación de la “Energy Policy Act”, en 2005, eximió a la industria del petróleo y el gas de cumplir con gran parte de las leyes ambientales en EE.UU., de manera que llevar a cabo un control resulta muy complicado. No obstante, se han realizado varios estudios por parte del Instituto Tyndall, la Universidad de Duke o la Universidad de Cornell entre otros, basados en el análisis de los accidentes de la última década. El sentir general de la comunidad científica es que los riesgos existen, y hay que tenerlos en cuenta.
“La alternativa más inteligente al ‘fracking’ son las energías renovables”Sobre esto también hay mucho que contar. Mónica V. Cristina menciona reservas en España para 70 años de consumo. Sin embargo, los últimos datos de la Agencia de Información de EE.UU. informan de unas reservas posibles de 15 Tcf (trillones de pulgadas cúbicas). Si se compara con el consumo total de energía en España, unos 3.8 Tcf, apenas cubriría cuatro años.
Los datos parecen claramente sobrevalorados. Las estadísticas de EE.UU. incluyen puestos de trabajo tan dudosos como la prostitución. En España, al carecer de trabajadores cualificados, la mayoría vendrá del extranjero. ¿Merece la pena asumir todos los riesgos citados para obtener unos dudosos beneficios económicos para unas empresas extranjeras? No es un camino de futuro para nuestra economía.
Desde el Ministerio de Industria, Energía y Turismo parece que se apostará fuerte por los combustibles fósiles, con el “fracking” como punta de lanza, en detrimento de las energías renovables. Como ejemplo, se ha querido incluir dentro de la ley de hidrocarburos como una “práctica habitual”. Para ello se ha aprovechado una disposición final en una ley que no tiene nada que ver con el tema, ya que regula el sistema eléctrico de las islas. Aun así algunos gobiernos autonómicos han hecho movimientos interesantes. Cantabria ha sido el primero en prohibir la técnica en su suelo, le ha seguido La Rioja y parece que Andalucía se sumará después del verano. Habrá que ver si el Gobierno central intenta o no dejar sin valor estas iniciativas.
Por cercanía conozco más la de la cuenca vasco-cantábrica. Gracias a la información y participación de la ciudadanía se ha conseguido que la gran mayoría de municipios de Álava se declare libre de “fracking”, y que se paralice la perforación de dos pozos en Vitoria-Gasteiz, propuestos en un principio para 2012. En la actualidad se prepara una Iniciativa Legislativa Popular para prohibir el “fracking” en toda la Comunidad Autónoma Vasca (CAV).
La apuesta más inteligente son las renovables. España tiene una gran riqueza, en especial de energías solar y eólica, todavía no del todo explotadas. Además, es urgente acometer medidas de ahorro y eficiencia, como la rehabilitación energética de edificios, o medidas de movilidad sostenible. En su lugar, el Gobierno quiere lanzarnos en una loca carrera por aprovechar con una técnica agresiva unos recursos que no son conocidos, y que por las reservas estimadas tampoco solucionarán ningún problema. Las últimas decisiones del Ejecutivo han paralizado un sector que se había convertido en referente mundial, y que podría generar cientos de miles de puestos de trabajo en los próximos años y convertirse en un tractor importante de nuestra economía.