Biomasa, una energía renovable de gran futuro

Los consumidores pueden aprovecharla para climatizar sus hogares o para lograr electricidad
Por Alex Fernández Muerza 25 de diciembre de 2005
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Imagen: Image After

La materia viva, o biomasa, contiene una energía renovable y ecológica con múltiples aplicaciones. Los consumidores pueden utilizarla para climatizar sus viviendas y se pueden abastecer de la electricidad creada en instalaciones específicas. Además, resuelve el problema del tratamiento de los residuos desaprovechados del campo y el monte, reduce el riesgo de incendios forestales, ofrece otras posibilidades, como su uso como fertilizante en la agricultura, genera gran cantidad de empleo en zonas rurales y combate el cambio climático. Por ello, se han aprobado diversos planes para promover su uso en los próximos años.

Ventajas de la biomasa

La biomasa es el conjunto de la materia orgánica, de origen vegetal o animal, y los materiales que proceden de su transformación natural o artificial. En este amplio conjunto se incluyen los residuos y subproductos procedentes de las actividades agrícolas, ganaderas, forestales, agroalimentarias y de transformación de la madera.

Los consumidores pueden aprovechar la biomasa, sobre todo, por su energía calorífica (calefacción, agua caliente, cocina) al sustituir los combustibles fósiles por suministros derivados de la madera (pellets, aglomerados, etc.). La producción de electricidad mediante biomasa podría aumentar si los consumidores exigen a los responsables públicos el apoyo de este tipo de materia prima energética.

La biomasa genera una energía renovable y ecológica, puesto que no aumenta el efecto invernadero, causante del cambio climático, ni contamina con lluvias ácidas o gases tóxicos. Fue la principal fuente energética hasta la revolución industrial, cuando se sustituyó por los combustibles fósiles.

La biomasa genera una energía renovable y ecológica, puesto que no aumenta el efecto invernadero ni contamina con lluvias ácidas o gases tóxicos
La biomasa se puede aprovechar por partida doble, ya que sus residuos pueden servir como fertilizantes, aditivos para cementos o incluso contra las mareas negras.

Según la Asociación para el Aprovechamiento de la Biomasa (AAB), sus ventajas son diversas:

  • La limpieza de los montes, realizada de forma controlada, evita posibles daños ambientales y mejora la calidad del arbolado, disminuye las plagas e incendios y favorece la regeneración natural.

  • El sector agrario español, que perderá 4.000 millones de euros en el período 2007-2013, podría lograr nuevos beneficios económicos. El desarrollo de la generación eléctrica con biomasa podría proporcionar a los agricultores en 2011 un ingreso anual de 4.867 millones de euros. Otras ventajas asociadas serían la creación de empleo, en especial en áreas rurales y locales, la potenciación del desarrollo tecnológico, el ahorro de costes relacionados con prevención y extinción de incendios, y la lucha contra la degradación del suelo cuando se implantan cultivos energéticos en tierras abandonadas.

  • La biomasa eléctrica es la energía renovable que más contribuye a la estabilidad de la red de distribución, porque garantiza el suministro a cualquier hora del día y con diferentes condiciones atmosféricas (viento, sol, etc.). No obstante, para ello, hay que disponer de una fuente cercana a precios razonables y tener unos consumos energéticos suficientes para que la instalación sea rentable.

Según un informe de la Asociación Europea de la Industria de la Biomasa y la organización WWF, la biomasa reduciría las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en cerca de mil millones de toneladas anuales y podría satisfacer, dentro de una década, el 15% de la demanda eléctrica de los países industrializados.

Biomasa en España y en el mundo

Img biomasa forestal001La biomasa en España, tanto en generación eléctrica como en producción térmica, es la «mayor renovable» en el balance de eficiencia y renovables 2009 del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE): un 3,9%, seguida de la eólica, con una contribución del 2,4%, y de la energía hidráulica, con un 1,7%.

Según este organismo público, la producción de pellets se ha multiplicado por diez en los últimos tres años, hasta alcanzar en 2009 las 600.000 toneladas. Despunta la tecnología española, sobre todo en gasificación, en instalaciones de cogeneración de menos de dos megavatios (MW). En cuanto a la co-combustión, hay numerosas centrales eléctricas con biomasa agro-forestal en pruebas.

La producción de pellets se ha multiplicado en España por diez en los últimos tres años
El Plan de Energías Renovables (PER) fijaba que para 2010 algo más del 6% de la electricidad en España proviniera de la biomasa en sus diferentes formas. El nuevo PER, que se solapará con el Plan de Acción Nacional en materia de Energías Renovables (PANER), exigido por la Unión Europea, se plantea para el periodo 2011-2020 un objetivo más ambicioso. La finalidad es lograr un parque eléctrico con una potencia instalada de 1.695 MW. Ahora bien, para promocionar este sector, según el IDAE, son fundamentales las empresas de servicios energéticos, en especial, las dirigidas al sector doméstico.

Andalucía es por su extensión y clima la comunidad autónoma con más potencial para la generación de energía a partir de la biomasa. Hay diversas plantas en provincias como Jaén o Málaga que ya utilizan orujo o residuos de aceituna para crear energía. Entre las empresas principales del sector se encuentran ENCE, Valoriza Energía, Oleíca el Tejar, Guascor, CGC Biomasa, Iberdrola y el sector celulósico y papelero español, representado por la Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón (ASPAPEL). Están localizadas, sobre todo, en Galicia, Andalucía y Asturias y generan alrededor de 4.000 puestos de trabajo directos.

En algunos países, la biomasa es el recurso económico más importante, como en Brasil, donde la caña de azúcar se transforma en etanol, o en la provincia de Sichuán, en China, donde se obtiene gas a partir de estiércol. En el caso de la Unión Europea (UE), con una gran dependencia energética del petróleo, se apuesta cada vez más por esta fuente de energía. Los países nórdicos o Alemania, donde se utilizan seis millones de toneladas de residuos de madera tanto para fabricar tableros aglomerados como para generar energía, son los países europeos que más biomasa consumen.

Desafíos de la biomasa

La tecnología que aprovecha la biomasa necesita un mayor avance. Su rendimiento es menor que el de los combustibles fósiles -por término medio, un litro de gasolina equivale a tres kilos de biomasa- y se necesitan más recursos y sistemas más complejos y costosos de almacenamiento y manejo. No obstante, se espera que con el debido apoyo estos sistemas mejoren en los próximos años.

Los canales de distribución de la biomasa no están tan desarrollados como los de los combustibles fósiles, pero sus defensores aseguran que las principales barreras no son de carácter tecnológico, sino de mentalidad y de capacidad organizativa.

Los responsables del sector aseguran que a pesar de los esfuerzos del Ministerio de Industria, se echa de menos una normativa que no sólo regule de forma adecuada a este sector, sino que lo promocione a todos los niveles, desde los generadores de estos residuos hasta las empresas eléctricas.

Diferentes tipos de biomasa

Los diversos tipos de biomasa dan pie a múltiples sistemas de obtención de energía:

  • Biomasa natural: se produce de manera espontánea en la naturaleza, como el material que se recoge en la poda de un bosque.
  • Biomasa residual seca: se compone de desechos derivados de la actividad agrícola, forestal o alimenticia, como la cáscara de almendra, el orujillo o el serrín. Este tipo de biomasa ofrece un mayor interés para el aprovechamiento industrial.
  • Biomasa residual húmeda: surge de los vertidos biodegradables, como las aguas residuales o los excrementos del ganado.
  • Cultivos energéticos: son plantas, como el cardo o el girasol, que se utilizan para obtener biomasa transformable en biocombustible.

En cuanto a los sistemas, por un lado se pueden utilizar métodos termoquímicos, como la combustión o la pirólisis, que utilizan calor, y se emplean con la biomasa seca. Por otro lado, los métodos biológicos utilizan diversas formas de fermentación para crear biocarburantes, como el etanol para la propulsión de vehículos, o para producción energética de las explotaciones agrícolas, al aprovechar los excrementos del ganado.

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